Retoñar

  Si algo hay que reconocer es que siempre hemos sido persistentes. Muy persistentes, sí. Hemos persistido hacia la autodestrucción. Fuimos abriendo un camino de flores que supuestamente nos llevaría al Edén. Sin embargo, al empezar el camino, muchos se dieron cuenta de que las flores se estaban marchitando y se detuvieron para atenderlas, pero…