El periplo de un bailarín soñador
“Voy bailando al son que me toque”, soltó con una risa minúscula Carlos Santos Rivera, de 21 años, y de entrada la respuesta aparenta cotidianidad. Como si lo cotidiano fuera danzar al compás de tiros entre los residenciales Berwin y Monte Hatillo, dejar tu casa a los 16 años por irte a bailar ballet, desertar…