La escritora Mayra Santos conversa con Desafío sobre cómo surgió la idea del Festival de la Palabra, a celebrarse en la Isla del 5 al 9 de mayo en el Cuartel de Ballajá en el Viejo San Juan. La ideóloga y organizadora habla de cómo un grupo de escritores contemporáneos decidieron dedicarle a sus lectores, y al público en general, un evento para valorar las distintas manifestaciones de la palabra. Cómo surgió la idea del Festival de la Palabra que se llevará a cabo el próximo mayo ¿alguna imagen en particular? No te lo puedo decir en imagen (risas) pero sí en historia. Me empecé a dar cuenta de que estaba surgiendo la tendencia de los festivales literarios en América Latina y me dije, Puerto Rico es un sitio idóneo. Porque es mentira que aquí la gente no lea. Se lee muchísimo: periódico, columnas de opinión y libros. Hay que ir a Borders y confirmarlo. Si la Isla es un destino turístico natural, ¿por qué no apoyar el turismo cultural e intelectual? Además de que las ferias del libro son una serie de escritores hablando con los lectores, más de tipo simposio, donde la gente especializada le hace preguntas muy estructurales. Los deponentes hacen críticas a los escritores. Los festivales de literatura es gente que ama la lectura hablando con el escritor. Tratando de conocer sus procesos, su información y su formación para poder leer el libro desde otro punto de vista, que no es académico sino de lectura. Igualmente intelectual pero no especializado. Qué sucedió luego Encontré aliados interesados en la idea. Sobre todo por el lugar extraño que ocupamos dentro de las comunidades latinas, iberoamericanas, americanas y caribeñas, todo a la misma vez. Lo han dicho mil veces y de distintas maneras pero esta Isla es un punto de encuentro natural. Con amigos del periódico El País de España, La Nación de Argentina que me dieron la mano. Fue mucho más fácil de lo que me había planteado. Me asombra todavía que una loca escritora y dos locos más pudimos hacer esto. ¿Quiénes son esos dos locos? José Manuel Fajardo, un escritor y periodista español y Luis Sepúlveda, ambos han organizado otros festivales como el de Salón Iberoamericano del Libro en Gijón, el Festival de San Maloux en Francia y el Festival de Poe en Portugal. También Fernando Iwasaki, que tiene una cabeza organizacional privilegiada y me ayudó a montar el muñeco, sin cobrarme un centavo. Jorge Volpi, Edmundo Paz Soldán y Cristina Rivera Garza, y el escritor de novelas históricas Fermín Goñi. ¿Cuántos escritores están confirmados al día de hoy? Tenemos 60 escritores, pero creo que la lista va a crecer. Alfredo Bryce Echenique, Rosa Montero, Gioconda Belli, Sergio Ramírez que me están ayudando a apadrinar este proyecto. Ezequiel Martínez, hijo del fenecido Tomás Eloy, quien le dijo a su hijo “bueno te toca ayudar a Mayra”. Esto lo supe en el último cumpleaños de Carlos Fuentes, que fui invitada. No me preguntes cómo caí en esa lista de invitados (Risas). Me apoyaron cien por cien. Son amigos de Puerto Rico. En las ferias de libros la obra es más importante que el escritor, ¿cómo varía esta premisa en el contexto de un festival literario? En el Festival el autor es la estrella. Las Ferias son más para expositores de libros. La nuestra va por la edición 12 y sinceramente sin el precedente de la Feria del Libro de Puerto Rico (FILPR) no hubiese podido pensar en este festival. Pero existe un límite y en un país con cuatro librerías y pocas distribuidoras, el mercado del libro no es grande. Un componente importante de nuestro festival es que el escritor estará ahí para contestar preguntas precisas sobre sus obras. El lector no tiene que estar deambulando por todos los kioscos sin saber qué va a comprar. Va, oye al autor y si le gusta lo tiene ahí frente para que le firme el libro. No se enfatizará la venta. Apoyo toda la publicación y venta de libros que se pueda hacer. Pero vas a una feria del libro y ves un montón de libros de cocina, de autoayuda y otros de cómo se enseña matemáticas. Está bien tener acceso a eso, pero beneficia a quienes no tienen una cultura letrada ni saben dónde conseguir libros, ver a nuevos autores, escucharlos y decidir. Cómo será esa oportunidad de apreciar a los autores en dos actividades aparentemente contradictorias como son la introspección y la exposición. No son contradictorias. La introspección es bien importante cuando estás escribiendo. Los escritores somos gente bien solitaria que tratamos de conseguir la mayor parte de tiempo en silencio y sin que nadie nos fastidie. Pero una vez se acaba el proyecto los escritores también somos, y cada vez más, gente que tiene que estar inserta en la esfera pública opinando, discutiendo, debatiendo y también presentando nuestra obra. ¿Crees que la esfera cultural haya cambiado? Está sucediendo una cosa interesante, de la que se puede hablar por siglos y siglos. Durante los años 80, las universidades empezaron a hacerse cada vez más especializadas y a estar mucho más interesadas en los estudios culturales de tipo post estructuralistas, deconstructivistas y todas estas teorías que son herramientas especializadas, pero que no convocan a una población general para la discusión de la cultura. Por otra parte, con la revolución de la Web 2.0 se abrieron unos espacios gigantescos de exposición literaria, los blogs, que puedes comprar libros por Internet, accesar a reseñas de gente que no necesariamente son letradas. De repente la cultura se metió en un espacio nuevo y mucha gente que no necesariamente estaba pasando por el proceso académico especializado les interesaron los libros, y les eran accesibles. Entonces hubo un desfase. Eso obligado a que los escritores tengamos que repensar nuestra posición como escritores y darnos cuenta de que hay todo un espacio virtual y público que podemos ocupar. Y muchos de nosotros hemos empezado a pensarnos no como escritores sino como gestores culturales. ¿El escritor tiene influencia (hoy todavía) sobre el discurso público? Hay escritores de todo tipo. Los hay que se dedican a escribir, a traducir y a editar pero que prefieren estar lejos de la esfera pública. A mí me encanta la esfera pública. Sostengo un blog, tengo un programa por t.v., escribo en la prensa, doy conferencias en escuelas en bibliotecas, en la cárcel, en lugares de mujeres maltratadas. A mí me fascina llevar la literatura a todos los espacios que pueda ocupar. Que sirva para lo que quiera la gente. Vía de expresión, de sanación, de autoayuda, de pasa tiempo. El amor por las letras a mí se me desborda y me gusta hacerlo. Pero no soy la única. Hay muchos escritores que más allá de sus adherencias ideológicas y políticas creen que el espacio de un escritor es un espacio público. En Puerto Rico están Magalis García Ramis, con los Apalabrados; lo que hace Mayra Montero con sus columnas. También hay personalidades como Ana Lydia Vega que escriben en el periódico pero no quiere presentarse en ningún lugar o como Luis Rafael Sánchez que escoge muy selectivamente dónde presentarse, cómo, cuándo y dónde. Y todo eso es válido. No creo que el escritor deba ser un gestor cultural, ahora, si lo quiere hacer que lo haga. Porque está ayudando a suplir una necesidad real de la gente de poder accesar a otro espacio que no es la academia o la especialización, o inclusive la reflexión sesuda. Lo que pasa es que a la gente le atrae más la cultura. Una parte fundamental de la logística detrás de los festivales de literatura es escoger la ciudad donde se va a realizar. Como un punto de encuentro entre el pasado y el presente, ¿cómo vislumbras que será la magia de Viejo San Juan? Viejo San Juan tiene una magia sine qua non. Primero porque es una ciudad absolutamente hermosa. Estamos tan acostumbrados a Viejo San Juan que lo olvidamos. La cantidad de ofertas de museos, restaurantes, barsitos y patios interiores para conversar. Estoy segura que cuando esa trulla de escritores venga y vea El Morro y ese Mar Atlántico perdiéndose en el horizonte va a decir ¿por qué esto no pasó antes? Al otro lado de las murallas está enterrado Pedro Salinas, ver ese mar y no pensar en el poema El Contemplado es que te falta una neurona o no tienes la información disponible. Más abajo tienes el Nuyorrican Café que también es un punto de entrada a las comunidades latinas y los trabajos de tradiciones poéticas literarias que ha creado nuestro exilio, que también estará presente. Es un lugar idóneo para el encuentro de la producción cultural que se ha hecho durante la segunda mitad del siglo XX, en Hispanoamérica y en el exilio de Hispanoamérica en EEUU. En la Isla debemos asumir la responsabilidad histórica y compartirla con el mundo. Las ferias son eventos costosos, y la economía sabemos que no está en su mejor momento, ¿cómo se está manejando el aspecto financiero? Los Festivales son tan o más costosos que las ferias. Porque tienes que producir el dinero para traer a toda esa gente. No te voy a negar que ha sido bastante frustrante conseguir esos auspicios, pero llegaron. Precisamente porque mucha gente ha creído en el proyecto. Nuestro mayor auspiciador en estos momentos es el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Después la Asociación de Maestros que ha puesto todos sus recursos, no sólo en dinero sino en cantidad de géneros. El Hospital del Maestro y el Municipio de San Juan nos van a pagar y a ofrecer la seguridad. Hemos hecho muchas alianzas. El Departamento de Educación no tan sólo llevará estudiantes, sino que coordinará visitas de los escritores a las escuelas que no puedan venir. ¿Cómo ha sido el apoyo de la Universidad de Puerto Rico? Hasta ahora ha sido muy malo, pero creo que ha sido porque no habíamos tenido un presidente. Muchas de las decisiones no se habían podido tomar. Pero ahora con un presidente que fue director del ICP y que ha apoyado tanto los desarrollos de otros escritores, esperamos recibir apoyo total. No obstante, hemos recibido ayudas departamentales, voluntarios dentro de la institución. Esto también hay que reconocerlo. Se dice que los festivales espectacularizan demasiado el asunto de la literatura frente a la obra, que hay algo poco genuino y quizás banal en el asunto… Es posible… (Silencio) Quizás los festivales utilicen una de las transformaciones sociales del último siglo: la espectacularización de casi todo. De la vida íntima, subjetividades, inclusive méritos académicos; pero eso está pasando en muchos renglones de nuestra vida. Se espectaculariza más la forma que el contenido. En el mejor de los casos, es un destaque a mucho trabajo silencioso que se hace sin que la gente se entere. Y en el peor, es un mal necesario para lograr que mucha más gente tenga acceso. A finales de los años 90 surgió una tendencia a la internacionalización de ‘marcas’ del sector cultural, incluyendo la exportación no solo de la ‘marca’ de prestigio, sino también la experiencia de gestión (el know-how) ¿Cómo fantaseas que será esta primera vez en Puerto Rico? Es un evento from the ground up. Tenemos apoyo de Plaza las Américas y Coca Cola, sí, pero sobre todo somos los escritores los que estamos gestándolo y se nota la diferencia. Me han dicho “yo tengo un contacto en el banco X lo voy a llamar”. Y así hemos obtenido mucha ayuda. Los escritores tienen accesos a blogs, a periódicos y están poniendo su grano. No queremos que nos quiten de la mano a los escritores, porque nuestra misión es fomentar la lectura a donde no llegan los libreros. Sheila Cremaschi, una de las directoras del HAY Festival de Madrid definió a cada festival como “animales únicos porque cada uno cobra su propia vida que es modificada por el lugar donde se celebra” ¿Te atreves a describir ese animal que cobrará vida en mayo? ¿Mi animal? (Risas) Aquí un evento que no incluya el componente festivo y que no incluya esa máxima expresión cultural de visión internacional que es la música, no sería un verdadero festival literario. Por eso es que se llama Festival de la Palabra y no festival del libro; por nuestra grandísima tradición oral de trovadores, raperos, soneros. Habrá un componente de fiesta para dejar saber que un libro no es una medicina ni un purgante que se toma para sentirse mejor, sino que es un deleite. Hablando de deleites: Saramago. Sabemos que no viene, pero ¿habrá oportunidad de que participe de algún modo? Sí, nos ofrecerá una videoconferencia durante esos días. ¡Qué alegría! Sí, gracias al contacto de mi querido amigo el fotógrafo argentino pelirrojo de descendencia polaca Daniel Morzinski, que es amigo personal del papá literario, después de Cervantes y García Márquez. Este texto fue publicado en la edición de marzo-abril de la revista de cultura Desafío, incluida en Diálogo. Para ver la versión en PDF del periódico, pulse aquí .
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