A pesar de que el uso de drogas ilegales sigue siendo uno de los principales problemas de salud pública en el mundo, los esfuerzos que nacen en los programas de prevención podrían hacer la diferencia en el control del avance de este mal social, según manifestó David Pérez Jiménez, investigador auxiliar del Instituto de Investigación Psicológica de la Universidad de Puerto Rico, durante el más reciente Congreso Anual del Consorcio de Recursos Universitarios Sembrando Alianza de Alerta a las Drogas, el Alcohol y la Violencia (CRUSADA). De acuerdo con Pérez Jiménez, los lazos familiares, la vigilancia y las reglas de conducta son algunos de los factores de protección que reducen el riesgo a caer en las adicciones. Por otro lado, los ambientes caóticos en el hogar, la falta de apego y cariño y el fracaso escolar conforman los factores de riesgo. El investigador del Recinto de Río Piedras sostuvo que las Prácticas preventivas basadas en la evidencia (PPBE) son muy efectivas. Indicó que las PPBE son programas que amparados en procedimientos rigurosos han probado ser eficaces en prevenir comportamientos de alto riesgo. Dichos programas atienden el problema de la adicción desde distintas dimensiones: individuo, familia, sociedad, pares, comunidad y escuela. Dos de sus características principales son que poseen evidencia de su funcionamiento y que cuentan con peritaje y experiencia profesional. También abarcan todos los tipos de drogas; sus programas con la familia fortalecen el desarrollo de destrezas de crianza e intervienen desde etapas tempranas (pre-escolar) para atender factores de riesgo como conducta agresiva, destrezas sociales y fracaso académico. Asimismo, llegan a poblaciones en diversos escenarios como la escuela, clubes, organizaciones de bases de fe y medios de comunicación y son de larga duración, entre otros atributos. Pérez Jiménez declaró que la educación es el mecanismo principal ante la prevención y el trato de las adicciones. Programas que sean presentados en las escuelas elementales desarrollan destrezas de auto-control, conciencia emocional, comunicación, solución de problemas sociales y apoyo académico, especialmente en la lectura. En la escuela intermedia, las destrezas desarrolladas son las de las relaciones con los compañeros de clase, el compromiso personal contra las drogas y el refuerzo de las actitudes en contra de ellas y la auto-eficacia y asertividad, entre otros. Por otro lado, el doctor Ángel A. González, especialista en Medicina Interna y Adicción, expuso que una vez el individuo se hace adicto, la medicación es la respuesta. “El uso de un medicamento tiene la capacidad de reducir los daños o efectos adversos que puede producir la sustancia adictiva”, afirmó el especialista durante su ponencia Conceptos básicos: medicación, decriminalización y Legalización. “Es una alternativa que puede convivir con todas las otras. Es decir, podemos optar por la medicación para el tratamiento del adicto a la vez que descriminalizamos el uso de algunas drogas y prohibimos otras”, señaló el profesional.
Los estudiantes de los distintos colegios y recintos universitarios también tuvieron la oportunidad de expresarse en el Congreso que se celebró en el Hotel Intercontinetal de Isla Verde bajo el lema de “Las Adicciones, Desafío a la Salud de los Pueblos…Prevención, Educación y Tratamiento”. En el conversatorio universitario, Luis D. Pérez, alumno de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, manifestó que para aplicar todas las técnicas preventivas, educativas y de tratamiento deben comenzar con los miembros de las instituciones. “Es parte de la responsabilidad social de cada empresa y está en los adultos el darnos el ejemplo que debemos seguir”, añadió. Por su parte, Jean Carlos Lebrón hizo hincapié en el valor que tiene dedicarle tiempo a las personas afectadas por las adicciones. “Dedicarle un minuto de tu tiempo a alguien vale más que todo el dinero del mundo”, señaló el estudiante de la Universidad Interamericana de Puerto Rico en Fajardo. Un llamado a la acción fue reclamado por la estudiante de Recinto Universitario de Mayagüez, Katiria Flores, quien recalcó que “la teoría está, lo que falta es la acción”. Por último, el joven Juan E. Cabán, también estudiante del recinto mayagüezano, exhortó a los presentes a ayudar a los afectados por estas adicciones e hizo una petición de instrumentos que fomenten estas necesidades.
Entidades como CRUSADA tienen como meta principal educar a la comunidad sobre las adicciones y sus consecuencias en la salud tanto física como emocional. El organismo, conformado por representantes de diferentes instituciones universitarias, está “comprometido en fomentar ambientes universitarios libres del uso y abuso de alcohol, otras drogas y violencia”. Así también, la misión de esta entidad recae en promover estilos de vida saludables en el campo universitario y alrededor de éste. Endosados por “Network Adressing Collegiate Alcohol and Other Drug Issues” del Departamento de Educación de Estados Unidos, CRUSADA, desde el 1989 forma parte de las iniciativas que se realizan para contribuir al objetivo de construir un mejor Puerto Rico. Entre las instituciones participantes en CRUSADA se encuentran: la Universidad de Puerto Rico, la Universidad Interamericana de Puerto Rico, la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, el Sistema Universitario Ana G. Méndez, el Columbia Centro Universitario y el National College Business & Tech. Asimismo, forman parte la Universidad del Sagrado Corazón, la Universidad Central del Caribe, la Universidad Politécnica de Puerto Rico, la Universidad Central de Bayamón, la Escuela de Medicina de Ponce, Caribbean University, American University, la Escuela de Artes Plásticas, la Universidad Adventista de las Antillas, Ponce Paramedical College, EDP College, EDIC College, el Colegio Universitario de Justicia Criminal, ICPR Junior College, el Instituto de Banca y Comercio y el Instituto Tecnológico de Puerto Rico.