La electrofisiología cardíaca puertorriqueña ha logrado implantar una nueva tecnología que evita la formación de coágulos y su liberación al torrente sanguíneo, suplantando así el uso de anticoagulantes en pacientes con fibrilación atrial (FA) dejando a un lado los efectos adversos del uso de estos medicamentos en la isla.
De hecho, estudios científicos de la Escuela de Farmacia del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico, han probado que las dosis estándares de la Warfarina (5mg) en la Isla no son las adecuadas y han ocasionado un aumento en la visitas a la sala de emergencias por efectos adversos como derrames cerebrales.
El mismo estipula que siete de cada 10 puertorriqueños no responden a las dosis del fármaco que se le receta a pacientes con fibrilación atrial (arritmia cardíaca más común), embolismo pulmonar, cirugías cardiovascular, entre otros.
El doctor Francisco Pérez Gil es el primer electrofisiólogo cardiólogo entrenado que tuvo la oportunidad de implantar el dispositivo “watchman” desde el Hospital San Lucas de Ponce en enero de este año. Hasta ahora, el galeno ha logrado implantarlo en seis pacientes puertorriqueños con diagnóstico de fibrilación auricular y que han sido librados del uso de los anticoagulantes al punto que han recuperado su calidad de vida.
Pérez Gil es el tercer electrofisiólogo cardiólogo en llegar a Puerto Rico desde 2008. Aproximadamente, existen sobre ocho de estos subespecialistas en la Isla, quienes también son conocidos como “los electricistas del corazón”.
El subespecialista realiza sobre 1,500 procedimientos al año y evalúa sobre 200 pacientes semanalmente del área suroeste y de la montaña.
“Una vez identificado este paciente con fibrilación atrial, sabemos que tiene un riesgo alto de sufrir un evento tromboembólico o un coágulo que viaje al cerebro y ocasione un derrame. El paciente tiene la opción de tomar Warfarina como anticoagulante o tener el dispositivo, que tomaría el lugar de la anticoagulación”, declaró Pérez Gil.
“El paciente tendría su vida normal y no tendría riesgo de sangrado de sufrir un trauma. También la tecnología beneficiaría a pacientes que no toleren los medicamentos. El primer paciente que se hizo en Puerto Rico fue una señora que no toleraba la anticoagulación, había probado múltiples medicamentos anticoagulantes y había sangrado con todos ellos. Luego de que se le puso el dispositivo, hoy está muy bien”, formuló.
De otro modo, el especialista aclaró que no todos los pacientes pudieran ser candidatos al implante del dispositivo pues existen corazones con orejuelas y cámaras muy pequeñas.
“En enero comenzaremos un programa donde estaremos implantando el dispositivo semanalmente. Uno de los problemas de salud pública de la isla es que tenemos una población alta de pacientes con fibrilación auricular. Los planes médicos deben concienciarse sobre el beneficio a largo plazo”, reiteró.
El costo del dispositivo podría fluctuar entre $10 mil a $12 mil. Sin embargo, Pérez Gil manifestó que la inversión en el mismo en un principio es alto, pero en comparación con el uso de anticoagulantes, incluyendo laboratorios, hospitalización, tiempo, es costo efectivo a partir de los tres años de haberse implantado.