En lo que va de año, la ocupación hotelera en la Isla se ha reducido en 4.6%, según datos recientes del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.
Estos resultados, que provienen de la Encuesta Diaria de la Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR), incluyen a 33 de los hoteles más grandes endosados por esta agencia, los cuales representan el 65% de las habitaciones.
Clarisa Jiménez, presidenta y CEO de la Asociación de Hoteles y Turismo de Puerto Rico (PRHTA, por sus siglas en inglés), detalló a Diálogo que los pasados años han sido de muchos retos, entre los que destacó la situación fiscal de la Isla y la llegada del zika.
Aunque Jiménez no lo mencionó, a estos desafíos también se podría añadir la expansión de los alojamientos suplementarios, como Airbnb, que en noviembre de 2016 alcanzó sobre 3,000 alojamientos en Puerto Rico.
Más que ser una plataforma online que permite conseguir espacios de hospedaje en diferentes partes del mundo, Airbnb podría representar un cambio de paradigma sobre el turismo en el siglo 21.
“Fuera de hacer dinero y que sea una fuente de ingresos para nosotros, es también que la gente se lleve una buena impresión de Puerto Rico y su gente […] Al final si la gente no se llevó una buena impresión de Puerto Rico no van a querer volver”, destacó Andrei Miranda, anfitrión de Airbnb.
Desde su acogida, la plataforma ha traído mucho de qué hablar, pues su demanda ha desarrollado la industria y, por extensión, ha dado un nuevo impulso a la actividad económica.
A continuación, un recuento del crecimiento y expansión que ha logrado esta empresa en el mundo y Puerto Rico:
Conectando a más de 34 mil ciudades y 192 países, Airbnb se ha desarrollado como mercado comunitario para que las personas puedan listar, descubrir y reservar alojamientos únicos en el mundo, desde la comodidad de su celular o computadora.
Un estudio de impacto económico dio a conocer que la comunidad Airbnb genera $824 millones en actividad económica en el Reino Unido y apoya a 11,629 empleos y ayuda a los residentes a enfrentar los desafíos del costo de vida.
El alojamiento de Airbnb supera a los hoteles en España. Las plataformas digitales de hospedaje concentraron más de un millón de camas en el país.
Crece la comunidad de Airbnbs en Puerto Rico. La cantidad de personas en la Isla que alquila espacios en Airbnb casi se duplicó de 1,700 anfitriones activos en mayo, a 3,300 en noviembre.
El 22 de junio, Airbnb logra un acuerdo voluntario para pagar impuestos de 7% al gobierno. El impuesto, mejor conocido como room tax, se implementará a partir de agosto.
Andrei Miranda, quien cuenta con seis alojamientos de Airbnb en Puerto Rico junto con su pareja, Demi Pennock, explicó que el proceso de pagar el impuesto a la Compañía de Turismo era un tanto complejo. Antes, si poseías un alojamiento, tenías que ir directamente a las oficinas y pagar el dinero.
“Es bien difícil auditar todo y ver dónde están todas las propiedades de Airbnb y empezar a llevar gente a cobrar”, destacó el joven empresario.
Es por esta razón que Airbnb cobrará a nombre de los anfitriones el 7% que corresponde a Puerto Rico y enviará los ingresos a la CTPR, según un comunicado de prensa de La Fortaleza. Con la medida, se busca garantizar un mayor cumplimiento por parte de los anfitriones, a la vez que alivia la carga administrativa para la Isla.
La Compañía de Turismo estima que este acuerdo colaborativo con Airbnb ayudará a los ingresos del gobierno al recolectar sobre $2 millones en impuestos de ocupación, amplió el comunicado.
No obstante, ¿será el room tax la tranquilidad para la industria hotelera?
Stanley Tapia Rivera, profesor pionero de la investigación: Entrando en la mente de los viajeros de Airbnbs: Vieques y Culebra, comentó que “la oportunidad real la tiene el gobierno con la legislación atendiendo estas nuevas tendencias”. Además, añadió que “tenemos que hacer una reglamentación, como en otras jurisdicciones, para que la competencia sea justa. Las leyes tienen que comenzar a estar a las alturas de los tiempos, de acuerdo a las tecnologías existentes”.
Con la llegada del impuesto, la industria confía en la competencia justa entre las diferentes alternativas de alojamientos. De esta forma, los hoteles están complacidos con el acuerdo del gobierno con Airbnb.
A pesar de esto, Jiménez considera que las diferentes hospederías, lejos de ser consideradas una competencia, podrían ayudar a incrementar el desarrollo del turismo en la Isla.
“Creo que todos vamos a tener que aprender a vivir en armonía, porque no creo que los hoteles vayan a desaparecer y definitivamente, tampoco creo que los alojamientos suplementarios vayan a desaparecer. Sinceramente hay mercado para ambos”, dijo la presidenta de la PRHTA a Diálogo.
Pero eso no es lo que señala el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Boston, reseñado por The New York Times. Los datos encontrados en esta investigación, demuestran por primera vez que, a medida que aumenta la llamada economía colaborativa, la industria tradicional del alojamiento se aprieta. Por cada un por ciento de aumento en el tamaño del mercado de Airbnb, los investigadores encontraron que los ingresos de hotel se desliza 0.05%.
Pese a esto, Peter Hopgood, vicepresidente de ventas y mercadeo de la Empresa de Hospitalidad Internacional (IHE, por sus siglas en inglés) aclaró que los alojamientos suplementarios, como Airbnb y Homeaway, lejos de ser una amenaza son promotores del turismo.
“Claro que es competencia, sin embargo, cuando vienen con un mercado nuevo, con una generación diferente, tengo que pensar también que van a traer nuevos clientes. […] He tenido clientes que sí han utilizado nuestros servicios y acaban experimentando lugares como Airbnb o Homeaway. Sin embargo, también he tenido clientes, que después de experimentar una estadía allí, vienen directamente a nosotros porque las expectativas de ellos no fueron cumplidas”, enfatizó Hopgood.
“A nosotros nos llegan muchísimos huéspedes que compraron a través de estos sites y que cuando llegan al lugar, el lugar no es como le mostraron. […] Por eso es crítico que el destino tenga una regulación, que haya unos requisitos mínimos para asegurar que la experiencia del huésped que vino a Puerto Rico sea buena, porque si es mala nos va hacer daño a todos. Porque nadie va a pensar si fue un hotel o un cuarto, es Puerto Rico quien lleva la culpa”, agregó Jiménez.
Entonces, ¿quién se queda con el turismo?, mira un resumen de lo que opinan los expertos.
Mientras tanto, ¿qué pasa por la mente del viajero? ¿Qué es lo que realmente está buscando? ¿Será el factor precio o será que desea vivir una experiencia más local? Entérate mañana en la segunda parte de: A largo plazo, ¿quién se queda con el turismo? Airbnb versus la industria hotelera: mito o realidad.