Venezuela asumió recientemente la Secretaria General de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), siendo ocupada por Alí Rodríguez Araque, quien planteó como ejes de su gestión la materialización de los principios de “identidad y ciudadanía” e identificó a la pobreza como el principal problema de Suramérica.
Luego de ser investido como Secretario General de UNASUR, Rodríguez Araque, dijo que “había más de 130 millones de pobres en nuestra región para una población de 397 millones de habitantes, en un territorio que supera los 17 millones de kilómetros cuadrados y que aloja la más grande reserva de recursos naturales del mundo, en momentos que esos requerimientos crecen cada vez más, sobre todo en los países industrializados”.
Añadió el ex Secretario General de la OPEP, que esa realidad conlleva al reto de trazar una estrategia “para el buen aprovechamiento de los recursos naturales” y “un plan coherente de industrialización”. El ex diplomático también destacó que la Unión de Naciones Suramericanas tiene un futuro promisorio, es por ello que en su nuevo rol tiene la tarea de combatir la precarización laboral, además de rechazar los intentos de golpes de Estado y defender la soberanía de América del Sur.
Expuso que el bloque no fue creado para amenazar la existencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque aclaró que “si las organizaciones no sufren transformaciones y adoptan las nuevas realidades políticas, están destinadas a desaparecer”.
Aprovechó la ocasión para calificar como “excelente” la gestión realizada por la colombiana María Emma Mejía al frente del organismo regional, porque “se establecieron las bases institucionales y se logró cierta presencia como observadores en las Naciones Unidas”.
Cabe destacar que la consolidación y el fortalecimiento de la UNASUR se están viendo, pues el Consejo Electoral de la Unión de Naciones Suramericanas se estrenará con sus observadores en las elecciones presidenciales del 7 de octubre en Venezuela, en la contienda estará el actual mandatario, Hugo Chávez Frías y su contenedor, Enrique Capriles, ex gobernador del estado Miranda.
La Unión de Naciones Suramericanas es un organismo de ámbito regional que tiene como objetivo construir una identidad, ciudadanía y desarrollar un espacio regional integrado. Está conformado por doce naciones, con 400 millones de habitantes que representan el 68% de la población de Latinoamérica.
El año pasado cobró vida jurídica después de cumplirse el requisito de que los legislativos de nueve países suscribieron ese convenio. El tratado constitutivo se firmó en la ciudad de Brasilia, donde se estructuró y oficializó la organización. Con la formación de la Secretaría General y el cargo de Secretario General de la UNASUR se le da un liderazgo político a nivel internacional y es un paso más hacia la formación de una institución permanente en su construcción.
La Secretaría General tiene sede permanente en la ciudad de Quito, Ecuador, mientras el Parlamento Suramericano se localizará en la ciudad boliviana de Cochabamba y el Cuartel General de operaciones se ubica en Buenos Aires.
Cada día UNASUR busca el desarrollo de un espacio integral en todos los ámbitos, un modelo de unificación que contempla todos los logros y lo avanzado por los procesos del MERCOSUR y la Comunidad Andina, así como la experiencia de Chile, Guayana y Suriname, a fin de favorecer un desarrollo más equitativo, armónico e integral de América del Sur, basada en el carácter multiétnico, multicultural y plurilingüe de los pueblos de la región.
Perfil de Rodríguez Araque
El nuevo cargo de Alí Rodríguez Araque será un desafío para quien ha sido guerrillero, varias veces ministro, presidente de la empresa Petróleos de Venezuela. Durante la década de los años 1960 y 1970, bajo el nombre clandestino de Comandante Fausto, lideró diversos frentes guerrilleros como experto en explosivos del Partido de la Revolución Venezolana, de tendencia marxista.
El entonces guerrillero alzado en armas contra los gobiernos surgidos tras el llamado Pacto de Punto fijo, que durante siglos permitió a socialdemócratas y democristianos alternarse en el poder, fue perseguido por el entonces oficial del ejército Hugo Chávez, quien así lo ha reconocido en reiteradas oportunidades ya como mandatario.
Rodríguez abandonó la lucha armada en 1983 y pasó al partido Causa R, una agrupación disidente del Partido Comunista, donde se destacó como férreo crítico a la privatización del sector petrolero. Ejerció la abogacía y paralelamente integró diversos grupos de estudio en economía petrolera, actividad que alternó con sus responsabilidades como legislador, desde 1983 hasta 1999.
Presidió en esos años la Comisión de Energía y Minas del Congreso y fue miembro del Consejo Nacional de Energía, de la Comisión de Energía y Minas del Parlamento Latinoamericano, y fue asistente a las reuniones del Energy Council de Estados Unidos de 1994 a 1997.
Al asumir la Presidencia en febrero de 1999, Chávez lo nombró ministro de Energía y Minas. Dejó el Ministerio en el 2000, tras haber sido elegido Secretario General de la OPEP, cargo que mantuvo hasta junio de 2002, dos meses después del golpe de Estado que en abril de ese año logró derrocar al mandatario venezolano durante dos días.
En la OPEP defendió políticas que permitieron al cartel una mayor incidencia en el mercado petrolero mundial, con decisiones orientadas a impedir tanto el desplome como las subidas excesivas en los precios.
En el 2002 fue reemplazado al frente de la OPEP por el también venezolano Álvaro Silva, debido a que Chávez lo nombró presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Al frente de la petrolera estatal, Rodríguez ejecutó la orden presidencial de despedir a quienes secundaron el llamado “paro petrolero” que durante 63 días, desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, presionó infructuosamente por la renuncia del gobernante.
Otro de sus aportes fue que promovió el acuerdo de integración regional Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y consiguió que Venezuela fuera aceptada como miembro de pleno derecho del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), algo que aún sigue pendiente para ser ratificado por parte del Parlamento de Paraguay.
Fuente Bolprees