Hay vientos que son refrescantes, como la brisa del mar, las ventiscas de la montaña antes de un aguacero o los airecillos fríos de la navidad. Pero ni siquiera los vientos huracanados más fuertes del mundo se comparan en intensidad con el viento solar. El viento solar no está hecho de aire, si no de partículas cargadas eléctricamente tales como los protones, los electrones y los iones. Estas partículas escapan de la superficie del Sol a una velocidad de un millón de millas por hora, alcanzando la Tierra en unos tres días. Afortunadamente, nuestro planeta está parcialmente protegido por un campo magnético, así que el efecto del viento solar es generalmente mínimo. El planeta Marte no corrió la misma suerte, pues los científicos creen que cuando el campo magnético de Marte se debilitó el viento solar le sopló la atmósfera, dejándolo inhóspito para la vida. Aunque los científicos saben que el viento solar se extiende hasta más de dos veces la distancia entre el Sol y el planeta enano Plutón, y que la intensidad del viento solar sube y baja en un patrón predecible, no se sabía con certeza qué causaba este fenómeno hasta recientemente. Utilizando data recogida por un nuevo espectrómetro de radiación ultravioleta a bordo del satélite Hinode, científicos británicos confirmaron que el intenso y complejo campo magnético del Sol es el responsable de acelerar las partículas del viento solar. Los investigadores notaron que el viento solar soplaba más rápido en aquellas áreas del Sol con una mayor intensidad de campo magnético. Este estudio representa un paso de avance en nuestro entendimiento del Sol y su interacciones con los planetas del Sistema Solar, incluyendo la Tierra. También permite mejorar los modelos matemáticos que predicen la producción del viento solar, su intensidad y sus posibles efectos negativos en nuestro planeta. Para acceder al texto original puede visitar http://www.cienciapr.org/news_view.php?id=1214