Es un conversador natural. Al escucharle hablar fascinado en su acogedora oficina en la presidencia de la Universidad del Sagrado Corazón (USC) sobre lo que ha estado haciendo durante los pasados 22 años, no cabe duda de que adora su trabajo y que el campo profesional que eligió para brindarle sus conocimientos y talentos a la comunidad que lo vio crecer, más que una forma de ganarse la vida es casi un ministerio sagrado que ha sabido asumir con genuino y firme compromiso.
Y es que al doctor José Jaime Rivera no le faltan las palabras al momento de repasar su trayectoria como uno de los presidentes con más tiempo dirigiendo a la universidad santurcina, una de las instituciones de educación superior más importantes del País.
Este mes de mayo se acogerá al retiro, dejando tras sí un poderoso legado: el Centro de Vinculación Comunitaria (CVC), que le permite a los estudiantes de la USC poner en práctica en las comunidades circundantes y organizaciones sin fines de lucro lo que van aprendiendo durante sus estudios; la creación de un Bachillerato interdisciplinario que autoriza a los alumnos hacer tres minors en tres facultades distintas; y el fortalecimiento de la formación humanística integral tomada de la mano de las artes y las ciencias.
Del primer proyecto platica largo y tendido, con entusiasmo y mucho orgullo, como quien reconoce que deja una gran herencia. Cuenta sobre los inicios del programa, las resistencias iniciales y del despunte y la aceptación que finalmente tuvo esta iniciativa que permite combinar la teoría con la práctica durante todo el bachillerato. Enumera las distintas experiencias de éxito de profesores y estudiantes con el CVC y de cómo se ha fortalecido el perfil de sus egresados.
El segundo, denota su carácter visionario en cuanto a la educación. “Si tú vas a tener múltiples carreras, mejor es tener una formación multidisciplinaria”, advierte al reflexionar sobre la sociedad del conocimiento que caracteriza al mundo actual. “Ese es un proyecto que yo le tengo mucha esperanza, mucha ilusión”, dice del bachillerato interdisciplinario de la USC.
Con relación al tercero de sus logros -la armonización de la formación humanística con la enseñanza de las artes y las ciencias-, dice este educador de 44 años de experiencia, fruto de la escuela de pensamiento de José Ortega y Gasset que propulsó en Puerto Rico Don Jaime Benítez (primer presidente de la Universidad de Puerto Rico): “Me espanta la movida hacia más y más especialización, hacia más y más concentración de disciplinas laborales por la desesperación en el mundo del trabajo”. “Los fundamentos de todas las profesiones emanan de las artes y las ciencias, por lo tanto, si la zapata es fuerte en estos dos campos tú te puedes mover de una cosa a otra”.
El Presidente de la USC es muy modesto al limitar a tres sus logros más significativos. Lo cierto es que su aportación al desarrollo del Sagrado incluye mucho más. Bajo su liderato esa universidad experimentó una gran transformación. Surgieron varios centros e institutos muy importantes que han realizado aportaciones significativas en el campo de la educación, el periodismo, el empresarismo, organizaciones sin fines de lucro y la mujer. Asimismo, tras su llegada a la USC en el 1992, logró operacionalizar una política de admisión muy selectiva que les permitió mejorar significativamente el perfil de sus egresados.
Curiosamente, su pasión, emprendimiento y gran devoción por la educación tuvo su origen en la Universidad de Puerto Rico. Fue allí que descubrió que tenía vocación de educador.
“Descubrí que la mejor forma de estudiar era estando disponible para explicarle a mis amistades”, comenta al rememorar cuando comenzó a dar tutorías mientras estudiaba Economía en el Recinto de Río Piedras para la década de 1960. Desde entonces se enamoró de la idea de ser profesor. “No creo que haya mejor trabajo que la Academia. Dar clase es realmente una experiencia única. Trabajar con los estudiantes y ver la posibilidad de impactar a otras vidas… no creo que haya nada que pueda generar mayor satisfacción que eso”, afirma.
¿Volvería a ser profesor, ahora que se retira?, le preguntamos.
“Es una experiencia fascinante, pero me gustaría hacer muchas cosas”, confesó.
¿En qué proyectos le veremos próximamente?
“Creo mucho en el proyecto de Agenda Ciudadana. Le tengo mucho respeto a esa iniciativa, he colaborado, he visto ese proceso de las gentes de ideas distintas sentarse con unas guías de diálogo sostenido y de fortalecimiento de democracia participativa. También estoy involucrado en el proyecto Echar Pa’ lante del Banco Popular, que se está concentrando en unos juntes multisectoriales para ver cómo la sociedad puede fortalecer el compromiso que tenemos con la educación. Estoy, además, con el grupo de la Fundación por Puerto Rico, que ha iniciado una actividad que ha recibido el respaldo de MIT, en un proyecto que se conoce como el acelerador de emprendimiento basado en innovación. Es un modelo de cómo tú aceleras la creación de empresarios (as), porque un país que no tiene empresarios (as) no va para ningún lado”, aseguró.
Las tres iniciativas están relacionadas con la educación, por lo que su retiro no implicará que se alejará del todo de esta disciplina. De hecho, este educador visionario cuyo liderazgo ha sido reconocido por sus pares tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos como una de las voces más articuladas y elocuentes en el tema de educación superior, sale de su silla presidencial de la USC advirtiendo sobre los tres grandes retos que a su juicio enfrentarán las universidades próximamente.
“El reto que considero mayor es cómo dentro de una economía de mercado vamos a controlar la calidad… Queremos que todo el mundo tenga acceso (a la Universidad) pero hay que establecer los niveles de rigor. Si el estudiante no se enfrenta a un nivel de rigor sistemático, podemos estar inflando de títulos a personas que no van a tener las destrezas necesarias para cumplir el sueño que tienen de su vida y no necesariamente van a poder aportarle a la sociedad lo que ésta espera de ellos”, sentenció.
Otro de los desafíos que tendrán las universidades, según el Presidente de la USC que también ha presidido distintas organizaciones de educación superior en Puerto Rico y en Esatdos Unidos, será la atención de la dimensión afectiva o inteligencia emocional de sus alumnos. “Esta juventud llega a todas nuestras universidades de unos ambientes crecientemente disfuncionales, sin esa formación para manejar conflictos, para superar situaciones familiares, para vivir en el mundo. ¿Quién va a crear los espacios para ese fortalecimiento de esa persona? ¿Estamos listas las universidades para eso?, cuestionó con preocupación.