Sea para tomar cursos de concentración o electivas libres, los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) tienen la oportunidad obtener una experiencia fuera del recinto al cual están matriculados al solicitar un permiso especial de estudios.
El permiso especial es una autorización para tomar cursos fuera de la institución de origen del estudiante. Pueden solicitar estudiantes subgraduados y graduados, así como alumnos de honor y de intercambio. Solo los que son candidatos a graduación y los inactivos tienen otras especificaciones para solicitar.
Según Lilian González, registradora auxiliar de la sección de Anotaciones de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), el estudiante que solicita permiso especial debe asegurarse de poner los cursos con sus equivalencias en la institución que pide, así como buscar la firmas correspondientes del director de su departamento, del decano de Asuntos Estudiantiles y del decano de su facultad o escuela.
Una vez hace esto, el estudiante paga la cantidad que corresponde por su permiso especial y se envía, junto con su expediente académico, a la universidad solicitada, que puede ser del mismo sistema de la UPR o una institución privada, aunque el costo de matrícula es más alto.
De acuerdo con González, para que el estudiante sea aceptado para tomar cursos fuera del recinto, toman en consideración la facultad, el cupo de las clases, su índice académico y cualquier otro requisito particular. Además, siempre se les da prioridad a los estudiantes de la institución que solicitó el alumno.
Del mismo modo, el permiso especial puede ser denegado si no cumple con los requisitos de la universidad que solicita. Si esto pasa, el estudiante no tiene derecho a reembolso de su solicitud, según González.
No obstante, si el estudiante es aceptado, procede a tomar los cursos que pidió para la sesión académica que marcó, pero es su responsabilidad costearlos, al igual que buscar hospedaje y transportación si es necesario.
González indicó que los estudiantes solicitan permiso especial por una variedad de razones. Unos piden tomar cursos fuera de su recinto de origen porque la otra institución les queda más cerca de sus hogares, pero muchos lo hacen porque les hace falta un curso requisito para su grado académico.
“Una vez, aquí en (la Facultad de Ciencias) Naturales no dieron una clase, y muchos pidieron permiso especial”, afirmó González.
Los beneficios de pedir permiso especial
En el caso de Athena Español, quien estudió Geología en el Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR, ella decidió pedir un permiso especial para tomar cursos en la UPR en Aguadilla (UPRAg) “porque después de varios intentos, no podía pasar algunas clases que eran requisito para mi bachillerato en el RUM”.
Sobre su experiencia, Español expresó que primero se le hizo difícil navegar por la institución y que le tomaba más tiempo conducir hasta Aguadilla desde Añasco, el pueblo donde vive. Sin embargo, aseguró estar satisfecha con su experiencia.
“Al igual que en el RUM, había que cogerle el piso a los profesores de UPRAg. Al llegar al salón, me di cuenta que muchos colegiales también tomaron la misma decisión que yo”, relató la joven.
De manera similar, Gabriel Morales, estudiante de Educación Superior en Español en la UPR-RP, solicitó un permiso especial hacia esta institución cuando decidió cambiar de su concentración original de Comunicación Tele-Radial en la UPR en Arecibo (UPRA). Sin embargo, le hacía falta una clase básica de Humanidades.
“Tomé la clase que me faltaba ese semestre, entre otras, y al final del curso presentar la evidencia de que había pasado la clase en el Decanato de Estudiantes al que había solicitado estudios, demostrando que podía ser estudiante a tiempo completo de la IUPI”, afirmó Morales.
Respecto a su experiencia tomando un permiso especial, Morales la catalogó como “una aventura”. A pesar de haberse criado en el área metropolitana, el joven indicó que no había estado expuesto al ambiente de la UPR-RP, a pesar de que las exigencias eran similares a su tiempo en UPRA. Donde sí encontró diferencias fue en el estudiantado, que era más variado y opinó que tienen un mayor compromiso con los estudios y con la Universidad.
“En Arecibo no había ese sentido de "comunidad" que hay en Río Piedras. Allá uno entraba a la clase, conocías al de al lado y ya. No había casi actividades culturales, perdiéndose así ese aspecto social tan importante durante los estudios de bachillerato en cada joven”, concluyó Morales.