La premisa de Fading Gigolo, el quinto esfuerzo directoral del actor John Turturro, aseguraba otra comedia romántica chiflada con un poco de humor negro para compensar. Sin embargo, dentro de la fórmula que usualmente distingue a este género, se interpone una mirada a la dinámica de las relaciones amorosas en el siglo 21, así como las interacciones entre los personajes que forman parte de la diversidad presente en la ciudad de Nueva York.
Fading Gigolo se enfoca en Fioravante (Turturro), que reaciamente se convierte en un gigoló por insistencia de su amigo Murray (Woody Allen), quien se vuelve en su proxeneta o pimp. Ambos ven esto como una oportunidad de negocio, ya que Murray tuvo que cerrar su librería y Fioravante solo tiene un empleo a tiempo parcial en una floristería.
Durante su nueva línea de trabajo, “Fior” satisface a gran cantidad de mujeres como la dermatóloga de Murray, la doctora Parker (Sharon Stone), a su amiga Selima (Sofía Vergara), quienes sugieren un trío sexual con el prostituto. Sin embargo, él crea una conexión con Avigal (Vanessa Paradis), una judía jasídica viuda, que también es el foco de la atracción de Dovi (Liev Schreiber), otro judío jasídico a cargo de la vigilancia del vecindario donde ambos residen.
Aunque parezca que la mezcla de personajes sea algo poco coherente, la dirección de Turturro armoniza la presencia de todos. También logra una buena combinación de comedia negra y drama humano.
Respecto a lo segundo, las interacciones entre Fioravante y Avigal dan un toque emotivo por su condición de viuda, mostrando cómo logra poco a poco soltar su melancolía de hace dos años gracias a él. La evolución del personaje se vale de una destacada interpretación por parte de Paradis, quien logra que Avigal no sea unidimensional, especialmente cuando se defiende ante un tribunal judío por violar las leyes de modestia.
La verdadera carga cómica recae sobre la actuación de Allen, cuyos parlamentos rápidos y ocurrentes contrastan de forma excelente con el porte más serio y pausado de Turturro. Schreiber, por su parte, se concentra en un humor más inexpresivo o deadpan, y los minutos que pasa en pantalla son de los más entretenidos en la película. Stone y Vergara también logran aportar comedia a la trama en sus roles secundarios.
La cinematografía de Marco Pontecorvo, quien ha trabajado anteriormente en las series de televisión Game of Thrones y Rome, ignora intencionalmente los puntos más destacados de la ciudad de Nueva York, optando por ofrecer una visión más cotidiana de la ciudad y sus habitantes.
En fin, Fading Gigolo tiene una premisa absurda que funciona al poner a personajes de diferentes niveles sociales y trasfondos culturales con las aflicciones económicas y emocionales por las que pasan a interactuar dentro de la cotidianidad que ofrece la ciudad neoyorquina.