TEGUCIGALPA- Las esperanzas de llegar a un acuerdo para superar la crisis de Honduras se diluían el jueves 7 de octubre ante la renuencia del Gobierno de facto a restituir al depuesto Manuel Zelaya al finalizar el segundo día de diálogo, lo que profundizó el pesimismo del derrocado líder. Representantes de Zelaya y del presidente de facto, Roberto Micheletti, llevan dos días negociando en una mesa mediada por una misión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), que horas antes de partir de Honduras emitió una insípida declaración en la que manifestó su “esperanza” en el diálogo. El depuesto mandatario refrendó su escepticismo en el éxito de la negociación, mientras sus representantes continuaban tratando de convencer al régimen interino de que la única posibilidad de avance es que se allanen a devolver el poder a Zelaya antes del 15 de octubre. Sin embargo, los aliados de Micheletti se niegan a profundizar en el punto y sólo admiten la realización de las elecciones convocadas para el 29 de noviembre por el propio Gobierno de facto. “Todavía el jefe de este golpe de Estado se atreve a decir que de esa silla nadie lo va a mover, que va a ir a elecciones pero reprimiendo a sus opositores”, manifestó Zelaya al canal Telesur en la embajada brasileña, donde se encuentra recluido desde hace dos semanas, luego de su ingreso clandestino al país. Un funcionario de alto rango del organismo admitió el desconcierto de los enviados de la OEA que se entrevistaron la noche del pasado miércoles con Micheletti, quien se opuso tajantemente a la vuelta de Zelaya al poder e insistió en las elecciones presidenciales convocadas para el 29 de noviembre como salida. La reinstauración del mandatario depuesto es exigida no sólo por sus partidarios, sino que por la comunidad internacional, que aisló diplomáticamente a Honduras y le cerró fuentes de asistencia financiera tras el golpe. “La misión de cancilleres quedó un poco sorprendida, porque en la reunión (previa) con los negociadores había esperanza”, dijo Víctor Rico, secretario de Asuntos Políticos de la OEA, en una entrevista con Reuters. La drástica negativa de Micheletti incrementó la abierta desconfianza que plantearon desde que se sentaron a conversar los representantes de Zelaya, quien fue derrocado el 28 de junio a punta de pistola por militares y expulsado del país. “No soy optimista ante esos resultados, creo que el que pasó al poder por la fuerza se pretende mantener por la fuerza”, afirmó el depuesto mandatario. Sin embargo, una delegada de Zelaya suavizó el pesimismo al afirmar, al concluir la segunda ronda de negociaciones, que se han logrado avances “en un 25 por ciento” y de que los hondureños pueden tener esperanzas en el diálogo. “Hemos encontrado puntos coincidentes, pero no vamos a referirnos a puntos concretos”, aseguró Mayra Mejía. Zelaya volvió clandestinamente a su país hace tres semanas, en sus intentos por recuperar el poder luego de infructuosas negociaciones diplomáticas desde el exilio; y desde entonces se encuentra refugiado en la embajada de Brasil, que está rodeada de policías y militares con órdenes de arrestarlo. La desesperanza se respiraba en el ambiente del hotel donde se lleva a cabo la mesa de diálogo, ya que en las caras de los enviados de la Organización de Estados Americanos (OEA) predominaba la preocupación. “No podemos dar por fracasado un diálogo que acabamos de empezar”, dijo sin embargo Rico, poco antes de que la misión de cancilleres de la OEA partiera del país el jueves. Pese al desánimo del entorno de Zelaya y al abierto desafío de Micheletti, en el Gobierno de facto algunos mostraban un moderado optimismo ante las negociaciones. “Pienso que hay que darle tiempo al diálogo. Es apenas un recién nacido”, dijo a Reuters la vicecanciller de facto, Marta Alvarado. Pero cuando se le preguntó sobre la piedra en el camino del diálogo -la posibilidad de restituir el poder a Zelaya-, Alvarado se apegó estrictamente al discurso de su jefe. “La posición del presidente Micheletti es una constante apegada a las leyes del país y él, como el Gobierno, no pueden abandonar los principios de la Constitución que rigen el país”, puntualizó.
Las conversaciones en Tegucigalpa, la segunda ronda de negociaciones auspiciada por la OEA, establecieron una hoja de ruta basada en una fallida propuesta de Arias, denominada “Acuerdo de San José”, cuyo punto central era la vuelta al poder de Zelaya, lo que para algunos observadores podría dar por muerto el diálogo antes de comenzado. Sin embargo, la declaración oficial de la misión al menos dio cuenta del deseo de que la instancia de negociación allane el camino para una solución. “La misión de la OEA está convencida de que el diálogo iniciado (…) puede conducir a la superación de la crisis”, dijo Bruno Stagno, canciller costarricense al leer una declaración de la misión de la OEA. Los enviados del organismo manifestaron, además, su preocupación por las condiciones en las que está Zelaya en la sede diplomática. John Biehl, asesor del secretario general de la OEA José Miguel Insulza, sostuvo que la misión solicitó al Gobierno de facto el traslado del depuesto presidente “a un lugar más digno, en relación a su cargo”.