Entre gritos, calor y una candente batalla por la bola de pelota, los niños de la comunidad juegan a pasar desapercibidos ante la ola de personajes extraños, siempre presentes en los alrededores. Desde hace varios meses se han acostumbrado a recibir con sus sonrisas anchas la visita de numerosas organizaciones, colectivos, líderes de otras comunidades e individuos que de una forma u otra han cooperado y apoyado su causa. La causa de vivir en paz. “Segundo territorio libre de Puerto Rico, después de Villa Sin Miedo”, declara notablemente complacido por la donación de terrenos, Miguel González, miembro fundador de lo que hoy es la Corporación sin Fines de Lucro de Villa Sin Miedo II. En cada rincón aparecen los chicos que escuchan y entienden perfectamente todo lo que se discute. Han formado parte esencial de la decisión de sus padres, la de defender con uña y carne, si es necesario sus hogares. Se encontraban hasta el día de ayer, ante un reloj de arena en una oficina de Fortaleza que contaba los segundos para hacer cumplir las órdenes de desahucio, expedida con el argumento de la peligrosidad de los terrenos dada la posición inundable del sector. Todo cambió, luego de que el doctor Eduardo Ibarra, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, decidiera en la mañana del sábado 7 de noviembre, cederles un terreno de 17 cuerdas en el pueblo de Arecibo, del cual es dueño. Cuentan los vecinos y testigos que la gran conmoción que causó la noticia, los dejó sin palabras. Ahora imaginan cómo será la sensación de vivir en un lugar tranquilo y sereno, donde el intenso follaje que late cercano al mar domina el paisaje. Lejos de lo que a partir de un momento serán los terrenos vacíos donde alguna vez habitaron estos compatriotas. Dejan un pedazo del llano toabajeño. Se van lejos de un municipio aterrador, incumplidor de sus promesas partidistas y finalmente lejos de lo que para muchos ha sido la lucha diaria para la supervivencia. Sin embargo esta lucha sólo comienza y se erige sobre las mismas bases complejas sobre las cuáles ha sido construida. Tomará tiempo y sudor derribar las paredes para solucionar los grandes retos a los que la comunidad se enfrenta, pues así es la condición para la adaptación en el ser humano. Los niños lograrán entender eventualmente los caminos escondidos y las trampas que tiende el destino. Villa del Sol ha sido temporalmente liberada de las garras de los grandes intereses y poderes mezquinos que gobiernan el País y su sistema económico. Ahora tienen la libertad condicionada a demostrar su valor y sacrificio por mejorar su calidad de vida, frente al ojo público que todo lo señala, pero que nada profundiza.