Cuando un festival prestigioso de cine no logra conseguir la cantidad necesaria de rostros conocidos para exhibir y no está en su itinerario algún momento de real impacto, al menos los filmes presentados deben rellenar ese vacío con la magia que se espera de ellos. En la edición 63 del Festival de Cannes, realizado anualmente, las celebridades no llegaron, por lo menos, a la cuota indicada. Ningún escándalo causó revuelo; ni siquiera el hecho de que Lindsay Lohan estuviese en el festival en vez de estar en la corte atendiendo su progreso de rehabilitación. Tristemente, ningún filme cautivó a las audiencias lo suficiente. Según se comentó en varios reportajes, ni siquiera los ya famosos abucheos de la audiencia durante los filmes más odiados estuvieron presentes. Esto es aún más impresionante considerando la emocionante edición del año pasado en la que varias películas afirmaron su lugar en un festival de tanto prestigio y se merecieron los premios que el jurado de Cannes otorga cuidadosamente. Entre estos filmes se encontraban The White Ribbon (Das Weisse Band) del director austriaco Michael Haneke, ganador de la Palma de Oro; y el filme A Prophet (Un Prophete) de Jacques Audiard, ganador del Grand Prix (segundo lugar). Estos dos filmes llegaron a ser nominados para mejor película extranjera en los premios “Oscar” de este año, pero aún más importante son recordadas y siguen impresionando. La pregunta es si los filmes de esta edición podrán resistir la prueba del tiempo después de una exposición tan anti-climática. Los filmes en competencia en el Festival de Cannes del 2010 parecieron predecir el ambiente solemne que predominó desde el principio en la ciudad de Francia. La primera señal de preocupación ocurrió cuando las erupciones del volcán Eyjafjallajokull en Islandia ocasionaron que se formaran nubes de cenizas que obstruyeron varios viajes hacia el festival; algunos vuelos fueron hasta cancelados. Además de esto, la recesión económica ha ido lentamente disipándose por Europa, por lo que distribuidores y vendedores se mantuvieron cautelosos. En fin, las estrellas de Hollywood y Europa fueron escasas en lo que es un festival de cine grande y respetado internacionalmente. En un toque de ironía, muchos de los filmes presentados en el festival tenían que ver con muerte o pérdida. Inclusive, el filme Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives (Lung Boonmee Raluek Chat), del director tailandés Apichatpong Weerasethakul- película ganadora de la Palma de Oro-, el premio más prestigioso de la ceremonia, cuenta la historia de un hombre muriendo de problemas de riñón que recibe una visita de su esposa muerta, la cual lo cuida en sus últimos días de vida, y que a la par recibe la visita de su hijo en forma de una criatura extraña. El jurado de este año, del cual formaban parte Kate Beckinsale, Tim Burton, Benicio del Toro, Shekhar Kapur, entre otros, escogió el filme por su novedad y originalidad visual. Burton comentó que escogió esta película porque se separaba radicalmente del cine comercial, ya que Cannes busca filmes distintos y nuevos. Este argumento suena más bien como una justificación superficial explicando el por qué se escogió el filme; no suena como un elogio por su alta calidad artística o gran mérito cinematográfico. Esta cinta cinematográfica recibió buenas críticas, pero su premiación como la mejor película del festival dividió a varios críticos, especialmente con la presencia de otros filmes que tuvieron una mejor recepción. Entre estos se encuentran tres filmes de tres directores favoritos de Cannes y ganadores de la Palma de Oro: Mike Leigh, director del ganador de la Palma de Oro de 1996, Secrets & Lies, regresa con Another Year, filme que recibió reseñas positivas y que fue olvidado al final, incluyendo la actuación alabada de la actriz Lesley Manville. El premio para mejor actriz fue otorgado a Juliette Binoche por su rol en Certified Copy, del director iraní Abbas Kiarostami, también recipiente de la Palma de Oro en 1997 por Taste of Cherry. Por su parte, Ken Loach, ganador del premio principal en el 2006 por The Wind that Shakes the Barley, sometió su nuevo filme sobre el conflicto en Iraq, Route Irish, el cual cuenta la historia de un hombre que decide investigar la muerte sospechosa de su mejor amigo en Baghdad. El filme, igualmente ensalzado que los antes mencionados, fue ignorado en todas las categorías. Por otro lado, Xavier Beauvois, recipiente del Premio del Jurado (el tercer lugar, por así decirlo) en 1995 por su filme N'oublie Pas Que Tu Vas Mourir, recibió el premio Grand Prix (segundo lugar), esta vez por su filme Of Gods and Men (Des Hommes et des Dieux), el cual obtuvo reseñas menos positivas que otros filmes, pero que algunos críticos preferían a Uncle Boonmee. El Premio del Jurado en esta edición del festival fue otorgado a A Screaming Man (Un Homme Qui Crie), el primer premio para el director Mahamat-Saleh Haroun. Ante los ojos de varias personas que se dieron cita al festival, el filme que por fin logró darle el empuje que necesitaba este evento fue la nueva película del director y escritor mexicano Alejandro González Iñárritu: Biutifu. Iñárritu había ganado mejor director en el 2006 por su filme Babel, y en esta ocasión regresa con un filme un poco menos complejo en cuestión de estructura narrativa. Al contrario de Babel y sus otros filmes, Biutiful tiene una estructura narrativa lineal y sigue a un personaje. Uxbal (Javier Bardem) es un padre que, al conocer que está muriendo de cáncer, se dedica a preparar un futuro para sus hijos mientras lidia con la criminalidad en Barcelona. El filme mostraba ser el favorito para la Palma de Oro, pero sólo Bardem se llevó el premio para mejor actor, compartido con Elio Germano por su actuación en el filme del director italiano Daniele Lucchetti, Our Life (La Nostra Vita),, cinta cinematográfica sobre un padre viudo y sus tres hijos. Sorpresivamente, en una movida que al fin concordaba con las preferencias de los críticos y la audiencia, el jurado galardonó al actor Mathieu Amalric (The Diving Bell and the Butterfly) como mejor director por su filme On Tour (Tournée), sobre un grupo de artistas de striptease burlescas y su manejador (el mismo Amalric). El mejor guión fue otorgado a Lee Chang Dong de Corea del Sur por Poetry. El único filme de Estados Unidos en competencia, Fair Game, fue también totalmente olvidado después de ser reconocido como un thriller efectivo y excitante, ya que está basado en la verdadera historia de Valerie Plame, una agente encubierta de la CIA cuya identidad fue revelada bajo la administración de George W. Bush en el 2003 para descreditar un escrito de su esposo publicado en el New York Times que culpaba a la administración de manipular inteligencia e información para justificar la invasión de Iraq. Dirigido por Doug Liman (The Bourne Identity), el filme cuenta con las actuaciones de Naomi Watts como Plame y Sean Penn como su esposo, actor que nunca llegó al festival, aunque varios lo esperaban. Pero Penn no fue el único artista en faltar al festival. Un evento llamado “Cinema Against AIDS”, que tenía como fin recaudar dinero para propósitos benéficos, también obtuvo poca asistencia de celebridades, aunque lograron recaudar más dinero que el año pasado. El festival presentó, como en todos los años, varias películas fuera de competencia, incluyendo un “blockbuster” hollywoodense. El filme que abrió el festival fue la nueva colaboración entre Ridley Scott y Russell Crowe, Robin Hood. Por esta razón, Crowe y Cate Blanchett eran de las pocas celebridades presentes. También fuera de competencia estaba el nuevo filme de Woody Allen, You Will Meet A Tall Dark Stranger, también con Naomi Watts, Antonio Banderas, Josh Brolin y Anthony Hopkins. Wall Street 2: Money Never Sleeps fue presentada junto a estas dos, la cual incluye la participación de Brolin de nuevo, Carey Mulligan, Shia LaBeouf y Michael Douglas, todos presentes en el festival juntos a su director Oliver Stone. Ninguno de estos filmes tuvo una buena recepción. Por otro lado, en la sección llamada Un Certain Regard, el filme Ha Ha Ha del director surcoreano Hong Sang-soo obtuvo el premio principal, mientras que Octubre de Daniel Vega y Diego Vega obtuvo el Premio del Jurado. En esta sección también se presentó como parte de la selección oficial el nuevo filme de Jean Luc Godard, Film Socialisme, una película alabada como otro trabajo “brillante e impenetrable” de Godard. Como parte de una presentación especial, Abel, el debut de Diego Luna como director, tuvo su exposición. Luna fue reconocido en el festival de Sundance por su trabajo en este filme y ahora se presenta en Cannes fuera de competencia. También fuera de competencia se encuentra el filme de cinco horas del francés Olivier Assayas, Carlos, que relata la historia de Ilich Ramírez Sánchez, también conocido como Carlos ‘the Jackal’, un asesino venezolano, interpretado por el actor venezolano Edgar Ramírez, el cual habla 5 lenguajes distintos en el filme. La película originalmente fue concebida para televisión francesa y estrenó en Cannes mientras era transmitida por televisión simultáneamente. Stephen Frears también presentó una comedia con Gemma Arterton (Prince of Persia: the Sands of Time) llamada Tamara Drewe. El festival terminó con un filme fuera de competencia llamado The Tree. Este filme es protagonizado por Charlotte Gainsbourg, quien ganó el premio a mejor actriz en Cannes el año pasado por su rol en el filme de Lars Von Trier, Antichrist. Julie Bertuccelli dirige la historia de una niña de 8 años que está convencida de que el espíritu de su padre vive en una higuera. La película muestra un tono más liviano, que el que presentan los depresivos y sombríos filmes en competencia. The Tre cerró el festival de Cannes con un mensaje más optimista y esperanzador, y con éste acabó lo que fue un festival de filmes que claramente entretuvieron. No se duda que entre estas películas- que se presentaron durante el 12 de mayo al 23 de mayo- se encuentren algunos trabajos muy buenos, pero si se recordarán como aquellos filmes que formaron parte de una edición pasajera del festival de Cannes o porque su mérito cinematográfico todavía está por contestarse.