Hacía demasiado tiempo que no pasaba por la sección de juguetes de las tiendas por departamento que suelo visitar. Hace unas semanas me dio curiosidad: ¿acaso regresarían los sentimientos de la infancia; tendría una mirada nostálgica? Me aventuré entre aquellas góndolas y confirmé que a los 21 años es imposible no ver las cosas, no sé, tal vez diferente que a los ocho años. Me he dado cuenta de que los cursos de comunicación que he tomado en la UPR han llenado mi mente de teorías sobre “el otro”, de suspicacias y recelos a la hora de observar mi entorno. La clase de significación y cultura que cursé en segundo año impidió que pudiera simplemente ver los juguetes. No. Veía racismo, veía machismo, veía -exagerando quizás un poco- todos los males de la sociedad. En la parte de niñas, antes de las muñecas, estaban los utensilios del hogar: licuadoras, estufas, escobas, aspiradoras, planchas…todo lo necesario para imitar a la mamá tradicional, en versión mini. Pero lo más chocante estaba en la sección de especiales. En ese popurrí de juguetes vi que gran parte de las muñecas que estaban en especial eran las de tez oscura. Y recordé que alguna vez alguien que trabajaba en una tienda de juguetes me lo había dicho: “Aquí lo que prefieren son las rubias”. A pesar de mi sorpresa me di cuenta de que en mi niñez casi todo el mundo quería a Barbie, mientras que Teresa, Christie y las otras amigas-oscuras- se quedaban en las góndolas. ¿Pasará lo mismo con Grace, Kara y Trichelle? Las tres pertenecen a la nueva línea “So in Style”, diseñada por Stacey McBride-Irby, quien es afroamericana y buscaba crear muñecas con rasgos que asemejaran a las mujeres negras. Esto se diferencia de la Barbie afroamericana original, que era como la versión blanca, pero pintada de un color más oscuro. Sin embargo, las chicas no son sólo eso. La diseñadora quería que cada una tuviera distintos intereses, como la música y las matemáticas, y están acompañadas por una hermanita que cuidan. Pero como quiera, estas muñecas, han recibido críticas, pues todas tienen el pelo largo y, la mayoría, rizo. Ahora hay que ver cómo se venden en Puerto Rico. ¿Influirá una primera dama negra que ha sido admirada y querida desde que comenzó? ¿Y qué tal la “Obamanía”, que ahora obtiene un Nobel de la Paz? La próxima vez que vaya a la tienda me fijaré nuevamente en las góndolas de juguetes para ver cómo las cosas han cambiado. ¿Quizás estas navidades las niñas puertorriqueñas pedirán a Santa Clós y a los Reyes Magos una Grace, una Kara o una Trichelle?, no sé.