Las finanzas para las instituciones culturales de Puerto Rico, al igual como las de otras agencias públicas, reflejarán reducciones cuando comience el nuevo año fiscal 2011-2012 a partir del primero de julio próximo, según se desprende del presupuesto presentado por el gobernador Luis Fortuño.
Aunque en algunos casos las cifras no parecen dramáticas, lo cierto es que dichas agencias encargadas de promover o preservar asuntos relacionados a la cultura, ya vienen arrastrando reducciones significativas de presupuesto durante los últimos años. Si hace más de dos décadas hemos venido escuchando que no es mucho lo que hay en caja en cada dependencia para apoyar o crear nuevos proyectos, o simplemente para mantener adecuadamente los que siguen vigentes, en adelante no es de extrañar que sea poco menos lo que se pueda hacer. Tal es el caso de la Escuela de Artes Plásticas (EAP), el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) y la Oficina Estatal de Conservación Histórica (OECH).
En la EAP el presupuesto de 2009 fue de $5,326,000 y el nuevo será de $4,980,000. De esa cantidad, $2,237,000 son de ingresos propios que se generan con el pago de matrícula de los estudiantes.
Las reducciones de dinero también están acompañadas del recorte de personal impulsado por la administración de gobierno, que reduce a 38 los empleados en la EAP, de 63 que tenían en 2009.
Cuando se lee en el presupuesto, cuyo documento está disponible en la página cibernética de la Oficina de Gerencia y Presupuesto (OGP), resulta irónico el planteamiento sobre la visión oficial para la EAP, lo cual no es cónsono con su raquítica asignación presupuestaria. La visión es: ¨Aspirar a convertirse en uno de los más prestigiosos centros de educación superior del arte en el Caribe, dedicado a la creación y la investigación artística, combinando de manera óptima la formación en destrezas tradicionales de taller con la experimentación, los nuevos lenguajes y el uso de la tecnología¨.
¿Se puede lograr eso, aún con los mejores profesores y el mayor de los empeños, sin los recursos económicos para ello? Podríamos pensar que si, pero nadie puede negar que el dinero es necesario y cuando se lee el desglose de gasto, por ningún lado ni siquiera aparece la partida para investigación.
Mientras tanto, en el ICP deberán funcionar el nuevo año fiscal con un presupuesto de $24,061,000 versus los $28,349,000 que tenían en 2009. Aquí la reducción es de $4,282,000 y se quedan con 205 empleados, unos 179 menos de los que tenían hace dos años y medio.
Del total del presupuesto del ICP, $8,510,000 (poco más de una tercera parte) corresponden a Asignaciones Especiales que es el dinero que se reparte entre las acostumbradas entidades sin fines de lucro como el Museo de Arte de Ponce, Museo de Arte Contemporáneo, Museo de Arte de Puerto Rico, Museo de Las Américas, Fundación Luis Muñoz Marín, Fundación Felisa Rincón, Fundación Arturo Somohano, Fundación Puertorriqueña de Zarzuela y Opereta, y los centros culturales Guarionex, Jesús M. Muñoz y Ramón Aboy, entre otros.
En el caso de la OEPH, el presupuesto de 2009 era de $2,959,000 y para el fiscal 2011-2012 será de $2,804,000. De 30 empleados en 2009 ahora se queda con 22. Entre otras cosas, a esta oficina se le encarga por ley ¨proteger la integridad del recurso histórico, prolongar su presencia, influencia, rendimiento y disfrute¨. Es obvio que cumplir con esa encomienda es cuesta arriba con menos de tres millones de dólares, es más, resulta ridículo.
Al mirar estos números debemos ser solidarios con los trabajadores que sabemos dan la milla extra para provocar que aún en la penuria presupuestaria y la burocracia gubernamental se realicen cosas en las diferentes entidades públicas. Sin embargo, sigamos fiscalizando porque no se trata de dinero que nos regala el gobierno, se trata del dinero que pagamos en contribuciones, y los que apoyamos las artes y la cultura debemos esperar siempre que se del reconocimiento real a la obra que hace falta.
Mientras ese mensaje no se puede dejar caer, todos sigamos con nuestros proyectos, nuestras iniciativas, nuestras gestiones, para que la expresión artística y cultural, como ha sido siempre, nazca y se sostenga entre los hacedores individuales y colectivos sin que el aparato oficial sea el que dicte la pauta con el control del dinero.