Cada palabra y expresión que decimos tiene detrás de sí toda una historia y evolución que la han llevado a su significado actual. Tomemos como ejemplo la frase “moros en la costa”, que se utiliza para indicar algún peligro. La página Mgar explica su origen: en el siglo XVI España recibía ataques de turcos y piratas norteafricanos que entraban por las costas. “La expresión ¡Moros en la costa! es un vivo recuerdo que ha perdurado de aquellos años de inseguridad permanente”, señala la página.
Ese conocimiento histórico lo tenemos encerrado en una frase porque el español ha logrado esparcirse fuera de su cuna y se ha convertido en una de las lenguas dominantes del mundo. Así se ha preservado la historia, la cultura y la sabiduría que contiene su léxico. Sin embargo, lo que para el español ha sido bueno, para las lenguas habladas por los habitantes nativos de América en tiempos de colonización ha significado, en muchos casos, la destrucción.
Lo mismo pasa en otras partes del mundo, donde las lenguas oficiales, las dominantes, han logrado desplazar a otras de poblaciones marginadas. Según el portal de la UNESCO, se estima que la mitad de las 6 mil lenguas en el mundo desaparecerán al acabar este siglo. Y con cada lengua muerta, desaparecen historia, cultura y conocimiento.
La importancia de revitalizar y preservar las lenguas ha llevado a que la UNESCO organice un cónclave con más de 50 expertos internacionales en las áreas de educación, lingüística, antropología, Internet y medios de comunicación. La reunión se llevará a cabo del 30 de mayo al 1 de junio de este año en la sede de la organización en París.
El propósito principal es revisar la Metodología de la UNESCO sobre vitalidad desaparición de las lenguas. Durante la reunión, se realizará una presentación sobre plurilingüismo y educación llamada “Hacia unas directrices de la UNESCO sobre políticas lingüísticas: Una herramienta para la evaluación y planificación relativas a los idiomas”.
A pesar de que la muerte de lenguas es un proceso natural, actualmente éste se ha convertido en un problema debido a su aceleración. Las estadísticas varían, pero según la página Global Watch Tower, mueren aproximadamente dos lenguas al mes. Es un proceso que tiene que ver con la colonización de antaño, con la desigualdad social, con la institucionalización de las lenguas dominantes, entre otros factores.
Según expertos del tema, se pueden prevenir –y ya se han prevenido– las muertes de muchas de esas lenguas con un programa de preservación que debería contar con el apoyo e involucramiento del estado y de la comunidad hablante. Mientras que, este programa se estructuraría con dos partes trabajan con lingüistas que realizan una evaluación de la situación del idioma y crean una gramática en donde se registra la estructura del idioma y las palabras existentes.
Por lo que, es de suma importancia que los jóvenes tengan contacto con la lengua en peligro desde la escuela. En Ecuador y Bolivia, por ejemplo, la educación bilingüe ha sido clave para la preservación del quechua junto al español.
Entre tanto, la UNESCO afirma que el proceso de desaparición de lenguas no es irreversible y que la planificación e implementación de buenas políticas lingüísticas pueden darle un empuje a los esfuerzos de las comunidades que intentan revitalizar sus idiomas.