¡Inaudito! Es el adjetivo que mejor describe la oscura movida que entreteje el presente gobierno para despojar a la Universidad de Puerto Rico (UPR) y al País de valiosas tierras agrícolas para entregárselas en bandeja de plata al desarrollismo.
Las tierras en cuestión, ubicadas en Gurabo, pertenecen a la Estación Experimental Agrícola que el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) estableció en ese municipio hace muchos años.
Resulta que el alcalde de ese pueblo de la zona central, Víctor Ortiz, se antojó de cien cuerdas de terreno de la Estación, consideradas de alto valor agrícola y de investigación y donde además ubica unas de las pocas fincas certificadas por el Departamento de Agricultura Federal para cosechas orgánicas en la Isla, porque quiere realizar allí varios proyectos de construcción.
Ortiz ha propuesto a la UPR intercambiar estos suelos por unos terrenos de calidad inferior y para colmo, inundables.
Aunque la alta jerarquía de la UPR se opone tenazmente a aceptar dicho trato porque pondría en juego el prestigio de la institución mayagüezana que recibe $10 millones anuales por las investigaciones científicas que se realizan allí, en el día de hoy trascendió en la prensa que tanto en la Legislatura como en Fortaleza se trabaja en una medida que obligaría a la Universidad a aceptar la permuta.
Esta situación es verdaderamente indignante. Mientras en otros países del mundo donde existen líderes gubernamentales guiados por el raciocinio y el sentido común, toman medidas para asegurar sus tierras y cultivos para garantizar que sus poblaciones presentes y futuras tendrán comida sobre sus mesas, aquellos que dicen representar nuestros intereses y bienestar se ponen de acuerdo para realizar acciones que ponen en riesgo que los alimentos lleguen a las nuestras.
Curiosamente, estas mismas personas militan bajo el partido cuya plataforma de gobierno (denominada Juntos hacia el cambio2009-2012) prometió proteger los terrenos de alto valor agrícola, como son los de la Estación de Gurabo y “darle poder al agricultor contra la intrusión urbana”.
También aseguró que proveería, “junto con nuestras universidades, el liderato y el conocimiento científico para crear ‘Unidades de alta producción’ en carne de res”, entre otros rumiantes (la permuta elimina terrenos que se utilizan para la cría de ganado). Asimismo, prometió promover la integración entre la academia y el Departamento de Agricultura para promover la innovación en el éxito de la agricultura local.
Esa misma plataforma, además, presenta el compromiso del partido en el poder para asegurar un abasto de alimentos de alta calidad para poder enfrentar cualquier crisis alimentaria global
Uno de los grandes desafíos que presenta la crisis alimentaria que se asoma ante el mundo, según los expertos, es precisamente la urbanización de los suelos porque reduce la disponibilidad de tierra cultivable.
En un reportaje publicado en la edición impresa de Diálogo en octubre de 2008 el entonces decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas del RUM, John Fernández Van Cleve, denunció que Puerto Rico ya no contaba con suficientes cuerdas arables para producir alimentos. En ese momento se decía que se necesitaba cerca de 800 mil cuerdas y según el último censo efectuado en el 2005 tan sólo se contaba con poco más de 500 mil.
Se planteaba en el artículo que la pérdida de tierras agrícolas se debía fundamentalmente a las presiones del urbanismo. Advertía el Decano de Ciencias Agrícolas en ese momento que de persistir esa peligrosa tendencia el país podría sufrir una crisis alimentaria de gran magnitud.
Con intrigas como las que se entretejen sobre la Estación Experimental de Gurabo, hacia allá vamos. A menos que la Cámara de Representantes, donde aún faltan los votos para completar este burdo atropello, lo detenga.