En medio de la crisis, término que abruma el acontecer diario en el País, el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP) llevó a cabo un coloquio sobre estudios del trabajo en la Isla, la semana pasada en el anfiteatro de la facultad.
La doctora Laura Ortiz, directora del CIS enfatizó que estos trabajos de investigación son aportaciones significativas para Puerto Rico que, según el Departamento del Trabajo y el Instituto de Estadísticas, en agosto de 2015 registraba una tasa de desempleo de 11.6 por ciento. Por lo tanto, las seis presentaciones, elaborada en el CIS por los pasados tres años, buscan enriquecer la discusión sobre el panorama laboral en el País, a la vez que conglomeran la interdisciplinariedad académica.
El primer grupo, liderado por el doctor Carlos Guilbe, profesor de la facultad, presentó un estudio sobre el uso del tiempo en Puerto Rico. El experto en geografía expresó que el estudio es muy pertinente en la discusión ya que observa minuciosamente las actividades cotidianas de toda persona en el mundo laboral, pero también en el ocio.
Y es que hablar del mundo laboral es hablar de la calidad de vida de las personas, y el estudio pretende ser una herramienta optimizadora para eso. “El censo no recoge la realidad socioeconómica de Puerto Rico”, expresó el profesor, lo que motivó al grupo a realizar el trabajo.
“¿Cómo se invierte el tiempo en Puerto Rico? Es una tarea fundamental”, sostuvo Guilbe. Por tal razón, en la investigación, unas 1,715 actividades cotidianas fueron evaluadas entre la población. Desde el simple acto de abrir los ojos, hasta cerrarlos en la noche.
“Medir el tiempo se hace en un centenar de países”, explicó. Y en Puerto Rico no se había logrado hacer un estudio observador como ese, aseguró Guilbe. El análisis partió, en parte, de las trilladas premisas “en Puerto Rico no hay trabajo”, “los pobres viven del gobierno”, y así por el estilo. Frases que perfilan más estereotipos y dejan en el tintero la discusión pública fundamentada.
El estudio, entre otras cosas, trabaja cuestiones como el desplazamiento espacial, que pone a relieve la cultura del carro en Puerto Rico. Igualmente, profundiza sobre algunas encuestas que realizaron, en las que jóvenes trabajadores dijeron que les toma una hora conciliar el sueño, lo que para Guilbe es un indicativo de la mala calidad de vida de los trabajadores.
Ahora el grupo se dispone a finalizar la calibración, adquirir más fondos y seguir observando más actividades para poder alcanzar resultados más certeros y realizar sugerencias bien sustentadas.
Por su parte, la doctora Eileen Segarra, del Departamento de Economía, presentó la investigación de su grupo sobre la supervivencia de las microempresas en Puerto Rico. Una tendencia cada vez mayor y que cobra gran pertinencia estudiar, según la profesora.
“Constatamos tasas de desempleo altas y el discurso del gobierno de que las microempresas y medianas empresas son como formas para mejorar”, expresó Segarra sobre el punto de partida del proyecto.
El proyecto contó con grupos focales, entrevistas a dueños de empresas y otras fuentes. A través de la observación, Segarra dijo que lograron realizar un perfil de los dueños en el que el 31 por ciento son mujeres, 75 por ciento de ellos tienen preparación a nivel universitario y 83 por ciento alguna vez fue parte de la clase trabajadora asalariada.
Entre otros datos, del estudio desprende que un 19 por ciento de los negocios que siguen en funcionamiento tuvieron una inversión inicial de menos de dos mil dólares, mientras que los demás invirtieron $15 mil o más, lo que resulta preocupante y arriesgado, desde luego.
Las fuentes de inversión, indicó la economista, “provienen en su mayoría de los ahorros de las personas”. Esa tendencia podría traducirse en desesperación, pues un 72 por ciento de los dueños encuestados dijo haber sacado dinero de sus ahorros personales para impulsar sus proyectos. También, 60 por ciento dijo que utilizaron tarjetas de crédito, mientras que un 21 por ciento recurrió a los préstamos familiares o de amigos.
Segarra añadió que una tercera parte de los encuestados halló en los costos de los servicios de agua y energía eléctrica los más grandes factores limitantes. Mientras que más de la mitad también criticaron los altos costos de alquiler, la falta de información y la ineficiencia gubernamental.
Además, un 35 por ciento de los dueños confesaron haber iniciado sus operaciones sin los debidos permisos del estado, pues todos al unísono acordaron que la burocracia y la permisología son unos de los más grandes tedios a la hora de abrir un comercio.
Sin embargo, uno de los más alarmantes hallazgos del estudio, según la profesora, fue la queja de las mujeres, que expresaron que su género muchas veces ha condicionado su progreso en el ámbito empresarial.
En la actividad también se presentaron los adelantos de las investigaciones sobre el bienestar integral de los adultos mayores en la Isla del doctor José Carrión del Recinto de Ciencias Médicas, que puso a relieve la realidad de la inmensa población mayor de 60 años para el 2050 y los pobres servicios a esas personas. De igual forma se discutieron los temas de la psicología del trabajo y las prácticas y significancias del ocio.