Pasadas las siete de la noche del lunes, bordeando el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), agentes del Servicio Secreto creaban un discreto perímetro. El senador Bernie Sanders saldría de la covacha lateral del aula para un ligero encuentro con Diálogo, uno a uno, y con otros miembros de la prensa. Todavía le quedaba empeño para hablar sobre los asuntos más neurálgicos de la Isla y su país.
En el mismo pasillo donde Juan Antonio Corretjer y Joan Manuel Serrat sellaron su amistad, el precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, de 74 años, se acercaba lúcido y sonriente. Tras una jornada de campaña que habría comenzado hace más de 10 horas, el veterano congresista se detuvo para contestar algunas preguntas antes de darle una sorpresa a los más de tres mil jóvenes que se quedaron fuera del Teatro.
El día, para el político social demócrata, había transcurrido entre discursos, visitas a hospitales, un almuerzo criollo y reuniones con voluntarios de su campaña. A esa hora solo le restaba un encuentro con un público abrumadoramente millenial que ha sido, como cuestión de hecho, el electorado que le ha favorecido en las primarias y caucus de Estados Unidos. Que esta población le prefiera es, desde luego, comprensible. Sus propuestas a favor de la educación pública gratis coquetea con aquellos que están, muy probablemente, ahogados en deudas por préstamos estudiantiles.
“Si soy electo presidente haré que la educación pública universitaria sea gratis en todos los estados, y eso incluye a Puerto Rico”, indicó inicialmente Sanders. Mas, al cuestionársele cómo sería posible una plataforma como esa en el contexto puertorriqueño que enfrenta la amenaza de la injerencia de una Junta de Control Fiscal (JCF) en el sistema UPR, el senador por el estado de Vermont insistió que “es posible”.
“Creo que aquí estamos claros, la JCF no es la solución. No es aceptable”, subrayó.
Respecto a las fuentes de ingreso para poder costear una plataforma como la que propone, que sus detractores consideran radical y descabellada, Sanders explicó que “se logrará aumentando sustancialmente el impuesto a la especulación de Wall Street. Eso nos devengará unos $70 billones anuales que serían destinados para esos fines”.
Asimismo, destacó que “hay que disminuir, drásticamente, las tasas de interés de los préstamos estudiantiles”. Estas políticas, aseguró, “son posibles e incluyen a Puerto Rico”.
No obstante, el congresista, que ha recibido el apoyo de líderes políticos locales como el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, se mostró preocupado al conocer el hecho de que algunos de estos funcionarios, al ocupar escaños públicos, asumen un discurso que dista del suyo. De hecho, supo que el único candidato con posturas iguales o similares a las suyas, Rafael Bernabe del Partido del Pueblo Trabajador (PPT), no cuenta con el apoyo electoral para ganar una elección.
Así las cosas, a la pregunta sobre cómo sería posible establecer en la Isla unas políticas contra la austeridad y a favor de los servicios de salud y educación gratuitos, Sanders argumentó que “se habla mucho de austeridad por la crisis que ha causado la deuda pública. Creo que es la razón principal. Y creo firmemente que los buitres capitalistas en Wall Street, que compraron los bonos de Puerto Rico a una fracción de su costo, no pueden recibir un repago del 100% de esos bonos”.
“Ellos –los buitres- tienen que entender que no pueden obligar a esta Isla a cerrar más escuelas o realizar recortes en los servicios de salud o de programas ambientales para que los billonarios hagan más dinero”, señaló mientras se recostaba de una de las columnas contiguas al Teatro.
De paso, prometió que, como presidente lucharía por una reestructuración justa de la deuda de Puerto Rico considerando su auditoría local y los servicios básicos para la población.
Respecto a la condición colonial de Puerto Rico y el sistema de educación, Sanders entiende que hay que redefinir la relación de la Isla con Estados Unidos y que sí está consciente de la importancia de una buena educación para lograr eso. En cambio, “Estados Unidos no puede decidir el currículo de educación de aquí. Eso, como el estatus, le corresponde a la gente. Yo sí me ocuparé de que las escuelas en Puerto Rico tengan los recursos, y que los maestros estén bien capacitados, pero el sistema lo determinan los puertorriqueños. Lo que sí me preocupa mucho es el problema financiero de educación aquí y el cierre de tantas escuelas”, expresó con el zarandeo usual de sus manos.
Abordando el tema de las primarias abiertas del próximo 5 de junio, y la validez del voto boricua, el veterano político reiteró ser la mejor opción para los puertorriqueños.
El cuestionamiento surgió a raíz de algunos escépticos que se han cuestionado hasta qué punto es favorable para el País participar de una primaria, si en los comicios generales de noviembre no hay tal participación. “¿Quién gana? ¿Puerto Rico o el Partido Demócrata?”, se le interrogó.
“Yo lo veo diferente. Creo que Puerto Rico necesita un amigo fuerte en Casa Blanca. Necesita a alguien que se levante contra Wall Street, alguien que se asegure de que la Isla reciba el reembolso justo y adecuado para Medicare y Medicaid, y otros programas federales. Necesitan de alguien que se asegure de que el gobierno federal cumpla con las limpiezas ambientales que lugares como Vieques necesitan. Así que, yo creo que importa mucho y ganarían mucho. Créeme, Puerto Rico estará mucho mejor con Bernie Sanders como presidente, que con un republicano que apoye una JCF y cause recortes masivos que solo alimenten la avaricia de Wall Street”, garantizó.