Diálogo presenta a continuación una serie de artículos sobre Geografía Urbana elaborados por un grupo de estudiantes del Departamento de Geografía de la Universidad de Puerto Rico. Los cuatro textos analizan temas que van desde la geografía de la criminalidad hasta el dilema de la transportación y la organización de las ciudades. Los escritos se inspiran en distintas investigaciones académicas que realizaran recientemente los autores en torno a estos temas. Los textos fueron recopilados por el doctor Carlos Guilbe, catedrático de esa unidad académica.
Durante las pasadas seis décadas, el vehículo de motor se ha adueñado del entorno puertorriqueño. De los años 1950 a 2010 el número de vehículos de motor registrados aumentó de 60,564 a 3,020,455. Al compararlo con la población de Puerto Rico, vemos la disponibilidad de 1.2 vehículos de motor por cada persona. En otras palabras, el vehículo de motor ha capturado prácticamente todo el mercado puertorriqueño.
Geográficamente hablando, la manifestación más evidente de la alta disponibilidad del vehículo de motor se ve a través de la extensión territorial de la ciudad, caracterizada por una infinidad de proyectos residenciales y comerciales de baja densidad. La fuerte presencia de los vehículos de motor en nuestro entorno también se puede visualizar a través de los miles de comercios cuyo mercado es el automóvil. Negocios como gasolineras, auto parts, gomeras, e incluso instituciones financieras y aseguradoras, dependen de la actividad económica generada por el vehículo de motor para mantener su rentabilidad. Ante este escenario, podemos hablar del vehículo de motor, no como un mero medio de transporte, sino como la espina dorsal de una serie de actividades económicas dedicada a satisfacer sus demandas y necesidades.
¿Cuán lucrativo es el vehículo de motor? Según el Censo Económico del 2007, los comercios automotrices, las instituciones financieras y las aseguradoras produjeron un total de ventas de $13,488,853,000. Si estimamos el porcentaje del Producto Interno Bruto de Puerto Rico generado por el vehículo de motor para el 2007, determinamos que este fue responsable del 15% de la actividad económica de la Isla.
Ante esta bonanza económica, el gobierno no se queda atrás. A través de impuestos, arbitrios, tarifas, multas y otras medidas impositivas, el Gobierno de Puerto Rico también se beneficia de la actividad automovilística. Para el año 2010, estas medidas impositivas le generaron al fisco $1,145,625,000. Al estimar el porcentaje de los ingresos producto del vehículo de motor con el Presupuesto de Puerto Rico para el Año Fiscal 2010-2011, determinamos que el vehículo de motor es responsable de por lo menos el 7% del presupuesto de la Isla. Es importante hacer hincapié en el hecho de que este estimado se realizó a base de los impuestos que recaen de manera directa sobre el vehículo de motor. Por lo tanto el resultado final sería mucho mayor si tomamos en cuenta los impuestos a los sectores comerciales que le sirven al vehículo de motor.
A la luz de esta revelaciones, no nos debe resultar muy difícil imaginarnos porqué la transportación colectiva no es una alternativa de transporte. Para el gobierno, el vehículo de motor representa una fuente de ingresos confiable, más aún cuando el país afronta serios déficits presupuestarios. Para la economía, el vehículo de motor se ha convertido en una institución que promueve el crecimiento económico. Como resultado, cualquier propuesta que pretenda mejorar la calidad del servicio o su eficiencia, será tratada con timidez y titubeo por parte del gobierno.
Por otro lado, cualquier iniciativa que altere de manera negativa la tasa de dependencia al vehículo de motor será objeto de oposición por parte de los sectores económicos que más se benefician de la alta rentabilidad del vehículo de motor.
Por esta razón, podemos argumentar que el fracaso del transporte colectivo en el Área Metropolitana de San Juan no responde meramente a una disminución en el número de usuarios, sino a consideraciones económicas que la convierten en la alternativa de transporte menos atractiva. Mientras el vehículo de motor continúe siendo la alternativa de transporte más rentable, la transportación colectiva estará destinada a fracasar.