Aparte de subir y bajar de año en año, las estadísticas del crimen en Puerto Rico comparten una misma geografía. Aunque no necesariamente en ese orden, San Juan, Bayamón, Carolina y Caguas son las regiones policiales que más registran asesinatos.
Asimismo, más de la mitad de los casos –o, como aseguró el teniente coronel Roberto Rivera, en todos menos los que ocurren en el “seno del hogar” (los de violencia doméstica y robos domiciliarios) – comparten la misma causa.
Drogas, principal razón de asesinatos en el país
Rivera, quien está adscrito a la Superintendencia Auxiliar de Investigaciones Criminales, afirmó que la mayoría de los asesinatos que se perpetúan en Puerto Rico están relacionados al narcotráfico.
Lo dice con el peso y la seguridad de 25 años de experiencia lidiando a diario con la muerte.
“En antaño los asesinatos eran de noche o en horas de la madrugada. Ahora ves que ocurren a las 9:00 de la mañana, al mediodía. No importa el momento. Los asesinatos que se están dando, excepto los que son en el seno del hogar, son por acecho porque son dirigidos al trasiego de drogas. Ahora mismo el 50% de los asesinatos de este país son por drogas”, indicó Rivera.
Un informe oficial de la Policía al que Diálogo tuvo acceso detalla que los asesinatos en Puerto Rico son clasificados bajo 12 causas: drogas o narcotráfico, violencia doméstica, robos, escalamientos, carjacking, pasionales, venganzas, rencillas, peleas o discusiones, secuestros, maltrato a menores, y aquellos que quedan sin determinar.
Según ese documento, hasta el 8 de mayo de este año se habían registrado 111 asesinatos por narcotráfico.
Y de acuerdo con Rivera, nueve de cada diez asesinatos –tanto los que son por drogas como los que no– son perpetuados con armas de fuego que llegan a la isla de forma ilegal.
“En el 90% de los casos el arma utilizada es de fuego. El 99.9% son armas ilegales porque están en manos de gente que no tiene licencia, y aunque tengan licencia si las usan de forma ilegal ya el arma es ilegal. Aquí entran muchas armas a través del correo. Las envían como rompecabezas. En una caja envían el cañón, en otra el carruaje y recibiste cinco armas en tres paquetes. Eso viene de allá para acá, así que es difícil controlarlo”, explicó.
Estadísticas Delitos Tipo 1 2013-2016 by Diálogo
Según el oficial policiaco, la mayoría de las víctimas y victimarios en los casos de narcotráfico son hombres entre los 18 a 25 años. Agregó que son muy pocos los convictos por asesinato que muestran arrepentimiento, ya que al entrar en el mundo de las drogas se les hizo creer que tenían ese poder.
“Muchas de estas personas son muchachitos que les pusieron un arma en la mano y los han crecido. Usando el lenguaje que ellos usan les dicen ‘vete allí que tú eres el bichote de esta organización. Usted es nuestro killer’”, expresó.
Participación ciudadana, pero solo cuando se perciben injusticias
Actualmente, los comunicados de prensa de la Policía instan a las personas a comunicarse de manera confidencial con la agencia si tienen información que sirva para esclarecer casos. Rivera admitió que las personas suelen brindar información, pero mayormente la reciben cuando se trata de casos que apelan al sentimiento.
“Aquí hay personas que los matan y a veces no era ni querido en el barrio. Y, ¿qué hace la gente? Dicen ‘se nos acabó un problema’. Pero cuando pasa lo que pasó en Ciales el Día de Madres que cae esa niña de ocho años, nosotros empezamos desde temprano a recibir llamadas”, señaló.
Para Madeline Román, profesora de sociología y criminología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP), esto ocurre porque la sociedad suele valorar unas vidas más que otras.
“[Se piensa que] si mató a quien le tocaba matar, eso es mejor a que matara a quien no era. El entendido presupone de alguna manera que en el caso del narcotráfico se trata de gente que se están matando, y si se matan entre sí es mejor porque menos de ellos hay, vis-à-vis el entendido de que si se mata gente que no era, se está matando gente buena”, observó Román.
El teniente Rivera aceptó que aunque todos los casos son importantes, hay unos que por las circunstancias en que ocurrieron tienen un mayor impacto en la ciudadanía, lo que favorece que se resuelvan más rápido porque las personas tienden a cooperar.
“Esto pasó con el caso de la fiscal Francelis Ortiz Pagán. La gente pensó que como era fiscal nosotros lo esclarecimos más rápido. Pero fue que la gente empezó a llamar y cuando arrestamos al primero decidió hablar. Pero eso no pasa en todos los casos”, reconoció.
Aseguran que todos los casos llegan a las autoridades
“¿Cree que existan casos que no lleguen a la Policía?”, preguntó Diálogo.
“Puede que yo no lo tenga como una persona muerta, pero está desaparecido. A veces las madres vienen a reportar a los hijos como desaparecidos un mes después. Nosotros podemos inferir que está muerto, pero no tenemos un cuerpo y por eso continúa como una persona desaparecida”, elaboró Rivera.
¿Cómo se esclarecen estos casos, entonces?
El teniente narró que en muchas ocasiones los presos prometen brindar información sobre algunos casos a cambio de una sentencia menor. Añadió que ha habido casos que les brindan información sobre personas que ellos tienen como desaparecidas pero que, en efecto, han sido asesinadas.
Cabe notar que las estadísticas de la Policía son diferentes a las estadísticas que lleva el Instituto de Ciencias Forenses (ICF). Hay muchos casos que la Policía mantiene como muertes sin determinar, y es el ICF quien se encarga de investigar la causa. De ahí que, en ocasiones, las cifras de asesinatos de la Policía y el ICF no concuerden.
“Aquí ha habido una denuncia histórica con lo que se entiende que ha sido las manipulaciones de las estadísticas. El hecho de que no haya un centro de estadísticas centralizado, que la Policía maneje unas estadísticas que son distintas a las que maneja ICF, es una expresión de la forma en que las estadísticas podrían ser manipuladas de muchas y variadas maneras”, aseveró la profesora Román.
¿Será posible disminuir la cantidad de asesinatos?
Como el 50% de los asesinatos en Puerto Rico ocurren por narcotráfico, Rivera mencionó que actualmente las divisiones de drogas de la Policía están realizando una serie de operativos para intervenir y así lograr evitar posibles asesinatos.
“Estamos usando la tecnología, estamos viendo grabaciones, fotos. Ahora somos más sofisticados. Has visto que ha habido una serie de redadas en los pasados meses, pero es como todo. Acabamos con uno aquí y tenemos que venir mañana a atacar al de allá porque esto es una epidemia”, expuso Rivera.
Román, en contraste, opinó que una forma efectiva de combatir los asesinatos relacionados con el narcotráfico es mediante la medicación de las drogas.
“La medicación de las drogas es una manera de reducir los asesinatos porque, como ha sido señalado en infinidad de ocasiones, la violencia asociada a las drogas está más vinculada con la condición de ilegalidad del negocio que con el fenómeno del consumo propiamente”, destacó.
“No hay otra manera de atajar [la violencia del trasiego de drogas] que no sea quitándole el negocio a los narcotraficantes, a menos que nos queramos seguir creyendo en el cuentito de la efectividad del modelo prohibicionista”, recomendó la profesora.
Rivera, no obstante, considera que prevenir los asesinatos en el país es tarea difícil ya que la mayoría de estos son por asecho. Es decir, el criminal observa la víctima, la estudia y espera el momento indicado para atacarla.
“Sí, hay una prevención, pero en un delito de asecho el criminal está velando”, reiteró el teniente.
Aunque Rivera expresó sentirse complacido con la “disminución” en las estadísticas de asesinatos, Román enfatizó que los números no son lo más importante.
Lo pertinente, planteó, es lograr que la sociedad no tolere ningún tipo de violencia. “Las estadísticas tienen su lugar en cualquier reflexión que se haga sobre la criminalidad y la violencia, pero ciertamente no lo es todo ni debe ser lo más importante tampoco”, discurrió la experta.
“Si uno toma en cuenta el análisis sobre la violencia que han hecho una diversidad de autores, pues ciertamente uno cae en cuenta que han habido otros contextos históricos donde, en términos cuantitativos y particularmente en relación al fenómeno de los asesinatos, encontramos sociedades mucho más sangrientas que la nuestra”, subrayó.
Esta es la segunda parte de una serie especial sobre la violencia en Puerto Rico. Busca mañana la tercera parte de este reportaje. Para leer la primera accede aquí.