Hace poco más de un año que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió una sentencia en la que se excluía a los hombres homosexuales de la donación de sangre. De hecho, con dicha sentencia, cualquier país miembro de la Unión podía desarrollar una restricción permanente alegando un alto riesgo de enfermedades infecciosas. Parece que el domingo en la madrugada alguien en Estados Unidos llegó a una conclusión similar a la del tribunal europeo. “La sangre gay no sirve” o algo así debió haber pensado el hombre de 29 años que fue capaz de abrir fuego en una discoteca de la comunidad gay en Orlando.
Sí, la Noche Latina se tornó en una ráfaga de detonaciones y más de un centenar de personas entre heridos y muertos, perpetrados por un supuesto miembro del Estado Islámico (ISIS), la organización política que asumió la responsabilidad de la masacre a través de un comunicado de prensa. Lo curioso es que la comunidad latina u homosexual no suele ser el objetivo de ese movimiento islámico.
Los ataques más fuertes contra las comunidades LGBTT y latina suelen venir por parte de los sectores ultraconservadores de la nación (entiéndase republicanos y religiosos).
En Puerto Rico algunos líderes religiosos fundamentalistas también han realizado campañas de repudio hacia la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual y Transgénero (LGBTT). Y muchas veces el propio Estado se ha hecho eco de esas campañas. En 2013, por ejemplo, la propuesta prohibición del discrimen laboral por identidad sexual se estancó en la Cámara de Representantes, luego que varios legisladores se allanaran a las expresiones en contra de la medida de la ministro Wanda Rolón.
Tal vez situaciones como esta, hayan sido las responsables de que las redes sociales estén inundadas de declaraciones que dicen que “al homofóbico se le debe saludar con una bala en la cabeza”.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Pagar la intolerancia con violencia?¿Pensar que los ataques son “un ejercicio de legítima defensa”? ¿Erradicar las religiones, como proponen los que se sienten atacados por la iglesia? Precisamente, ahí es que está el problema, en pretender combatir la intolerancia con más intolerancia.
Yo siempre pensé que los conservadores vivían refugiados en el discurso religioso, pero ayer, navegando por las redes sociales, me di cuenta que la homofobia y la intolerancia puede estar en todas partes.
De hecho, el orden antropológico sugiere que el origen de la homofobia se centra en el desarrollo del orden naturalista, haciendo de un dato biológico un principio fundamental al que la sociedad deba someterse. Los que se manifiestan en contra del heterosexismo, son ridiculizados y marginados.
La discusión de la masacre en Orlando en las redes sociales continúa resonando. Lo más terrible es que la gente se horroriza y demuestra su indignación cuando ocurren eventos tan trágicos como los de la masacre en Orlando, pero no reaccionan de igual forma, cuando se introduce el terror desde el propio Estado de maneras más sutiles. Tal como ocurrió en el 2015 cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) descalificó a la comunidad gay en Estados Unidos como donantes de sangre, luego que trascendiera que el 48% de los contagios de VIH -en Francia- se dieron en hombres que tuvieron relaciones homosexuales. ¿Pero, hubo algún pronunciamiento similar de la FDA para los sectores poblacionales representados en el 52% restante? ¿Alguien se manifestó al respecto?
La masacre del domingo, más allá de ser un ataque contra una comunidad en particular, es un atentado contra la humanidad. Al final de todo, la sangre gay sí sirve, especialmente para despertar la consciencia y reflexionar sobre una irracionalidad que incluso duele al intentar comprenderse.
La autora es reportera de Diálogo y coordinadora del Comité de Género y Equidad del Consejo General de Estudiantes de la Universidad de Puerto Rico-Recinto de Río Piedras.