Aunque para algunos puede ser una sorpresa que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos emitiera una comunicación advirtiendo a los turistas que tengan cuidado si visitan la Playa Flamenco en Culebra, porque la posibilidad de encontrar explosivos sin detonar es “relativamente alta”, para los residentes y visitantes frecuentes de la isla municipio esto es noticia vieja.
Fueron muchas las injusticias cometidas por la Marina contra los residentes y el medioambiente de Culebra desde la llegada de ese cuerpo militar estadounidense en 1902 hasta su salida en 1975, la cual surge como consecuencia de una lucha ciudadana que en “la isla grande” es menos recordada que la de la vecina isla de Vieques, pero no así para los culebrenses.
Los tanques que tantas apariciones han hecho en las cuentas de Instagram y Facebook de los visitantes de Flamenco son solo el recordatorio más famoso de que la Marina nunca ha culminado la limpieza de esa playa, reconocida como una de las más bellas del mundo. Hay una gran cantidad de explosivos y otros materiales en Flamenco que nunca se limpiaron.
“La gente de Puerto Rico desconoce que Culebra estuvo en manos de la Marina por tantos años, y esos explosivos han estado ahí todo el tiempo desde que ellos se fueron. Pero me parece que es lo correcto decirle al público que esas bombas no se han eliminado, y es importante que se le notifique a la gente para que tengan cuidado cuando vienen a Playa Flamenco”, dijo Juan Romero, de la Fundación de Culebra Inc.
La Fundación, que tiene más de 20 años, es la entidad que opera el Museo de Historia de Culebra “El Polvorín”, el cual ubica en una estructura de piedra construida por los militares en el 1905 en la entrada del área de San Ildelfonso y es un recordatorio de los años de dominio militar. El museo es una joya que recoge la historia cultural, natural y militar de la bella isla de Culebra.
“Lo que tratamos es de llevarle al público la historia de lo que en realidad pasó en Culebra. La Marina se fue en 1975 pero estuvo aquí desde el 1902, y es importante que la gente conozca esa historia, porque todo lo que ocurre hoy en día en Culebra es el resultado de esa historia, que nunca permitió que Culebra, y tampoco Vieques, se desarrollaran plenamente”, explica Romero.
Los visitantes del museo, a quienes se les pide un donativo mínimo de $1, pueden ver allí el documental “Memorias de Culebra”, de la cineasta Sonia Fritz, el cual narra a través de entrevistas con culebrenses las historias de los desalojos forzados, las dolorosas migraciones y las nuevas esperanzas forjadas en la isla municipio. Este es el primer documental que recoge los testimonios de los culebrenses y los enmarca en un contexto histórico para esbozar la historia de la isla en primera persona y rescatarla para futuras generaciones.
En el museo también se exhiben numerosos artefactos dejados atrás por la Marina, incluyendo explosivos, pistolas y municiones. También están a la venta numerosos libros que recogen la historia de la lucha ciudadana contra la Marina.
La exhibición también resalta los atributos naturales de Culebra y la importancia de su conservación para la supervivencia de varias especies en peligro de extinción, incluyendo las tortugas marinas.
Pierluisi exige limpieza
Por otra parte, en un testimonio ofrecido ante en el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes federal, el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, solicitó la intervención congresional para enmendar una ley federal del 1974, y que el gobierno federal cumpla con su responsabilidad de proveer los recursos para la limpieza de la península noroccidental de Culebra.
En su testimonio, el Comisionado Residente volvió a insistir en que existe un serio riesgo a la seguridad pública en Culebra que requiere que se resuelva pronto. Como resultado de una interpretación rígida de una ley del 1974, el Departamento de la Defensa se ha negado a asignar los fondos para la limpieza de una parcela de 400 acres que constituyó entonces la zona de bombardeo, que incluye playas, paseos y áreas para acampar.
“Desde el 1995, ha habido más de 70 ocasiones en las que personas se han encontrado con municiones sin explotar en esta zona de Culebra, que les pudieron haber causado grave daño. En marzo del año pasado, una niña turista que visitaba Culebra se quemó al recoger una “cáscara” de artillería que contenía fósforo blanco. Y este enero pasado, las autoridades tuvieron que cerrar al público la misma playa, tras haberse encontrado una bomba sin detonar de cien libras sumergida cerca de la orilla”, dijo Pierluisi.
Este texto fue publicado originalmente en Mi Puerto Rico Verde.