Un solo espacio puede representar las dimensiones de todo un país. Eso sucede con un terreno baldío rectangular ubicado en el barrio Gandul, en Santurce, donde mañana se presentará a las 8:30 p.m. “Hasta el cuello”, pieza de danza auspiciada por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico y dirigida por Javier Cardona.
Los cuerpos de Lydela Rodríguez, Aramis Garay, Aneek Hernández y Cardona se desplazarán entre nueve carros abandonados, hojalaterías azules, rojas desteñidas, grises, un suelo compuesto por piedras, pedazos de cristal, botellas de plástico, hojas amarronadas, un mural con un cuerpo que flota y tallos verdes que surgen desde el lote para conversar con la imagen, los restos de una construcción en cemento de suelo resbaloso y un charco en donde mirarse.

Aneek Hernández, quien estudia psicología en la Universidad de Puerto Rico, entiende ensayo a ensayo la naturaleza del espacio urbano sobre el cual se desplaza. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
El cúmulo de agua que se asoma en el borde del espacio comenzó como un atisbo sugerido por la lluvia, pero ahora, lo esperan tras cada ensayo. En él, cuenta el director de la pieza, ve a Melodía, del cuento “En el fondo del caño hay un negrito”, de José Luis González. Precisamente este texto, junto a “La tempestad”, de Aimé Césaire, fueron puntos de partida para la gestación creativa de la pieza.
“Ambos son textos que hablan sobre el colonialismo. (…)¿Por qué domesticar el espacio? Eso viene a hacerlo la junta de control fiscal. Quizás necesitamos un poco volvernos salvajes para buscar en nuestro intelecto. [Buscamos] un espacio que rompa con el espacio reflexivo tradicional”, consideró el líder de la instalación de movimiento.

Cardona danzará lo mismo sobre el suelo que sobre techados. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Según Cardona, el mosaico de materiales que compone el suelo del lote sobre el que se gestará la representación es el mismo que decenas de miembros de la comunidad han utilizado para rellenar partes del Caño Martín Peña a fin de construir viviendas.
Bailarán acá, sobre una forma del suelo que decenas, entre inundaciones y precarias condiciones, intentan sostener allá.
La propuesta artística comisionada a Cardona por el museo forma parte del proyecto Santurce: el MAC en el barrio, que se propone desde el 2014 generar una reflexión profunda sobre la cultura urbana a partir de la comunidad. Quienes asistan, encontrarán una invitación a generar un discurso narrativo individual a partir de las partituras de movimiento que gestarán los bailarines en aire, suelos y techos.
A veces, mientras el cuerpo de movedores ensaya, cruzan frente a ellos residentes del barrio. El jueves pasado, por ejemplo, un cuerpo de cabello canoso llevó sus manos a su pecho al ver el cuerpo de Cardona cayendo sobre el pavimento. Y ahí, en esa gesta, Cardona identificó una conexión entre la propuesta de la pieza y la comunidad. Ese susto, esa forma del miedo, representa los temores de tantos más, el temor a ver otro cuerpo lanzarse al vacío rodeado por lo que dejó el tiempo: deterioro, silencios y hojas secas.
“No es justo ver a un cuerpo en estas condiciones, pero existen, y estamos bailando en ellas”, aseguró el director, en referencia a la puesta como metáfora de un Puerto Rico que, como los cuatro bailarines, paso a paso, intenta encontrar equilibrio para pisar tierra.
Aquí un adelanto visual del montaje por el lente de Ricardo Alcaraz: