A partir de octubre Diálogo inició la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos que se publicarán en esta ocasión, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
Normalmente se estipula en la sociedad que el mayor porcentaje de las personas con adicción o drogodependencia son del género masculino. Y aunque es cierto que las estadísticas del “National Survey on Drug Use and Health” establecen que las mujeres consumen menos drogas y tienen menos problemas de adicción, las tasas de prevalencia indican que el número de mujeres que consumen drogas ha aumentado, según documenta el artículo “Sex differences in the neurobiology of drug addiction”, publicado en Experimental Neurology en el 2014.
Un factor importante en este asunto es el descontrol conductual. Este se define como influencias de mala adaptación y comportamientos donde existe una gran dificultad para detenerlo. Incluye impulsividad y un comportamiento compulsivo, lo cual es muy frecuente en la adolescencia. En esta etapa es donde la drogadicción es más prevalente. De modo que la adicción a drogas podría definirse como una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que tiene como característica la búsqueda y el consumo compulsivo de diferentes drogas.
Dentro de las sustancias adictivas se encuentran las drogas ilícitas como la cocaína y heroína, las drogas lícitas como el alcohol y la nicotina, y los medicamentos recetados como los opioides, los psicoestimulantes y los antidepresivos, que están siendo utilizados con propósitos no medicinales.
Sabemos que existen varios componentes que hacen al hombre y a la mujer diferentes. La anatomía del cuerpo humano juega un rol importante en cómo las drogas actúan y hacen su efecto. Generalmente, el cuerpo de una mujer es más pequeño que el del hombre, añadiéndole a esto las diferencias en cantidad de tejido adiposo, donde ciertas drogas y sus metabolitos se almacenan. Las diferentes hormonas que cada género posee juegan un papel importante en el efecto subjetivo de diferentes drogas. El estrógeno y la progesterona, hormonas que están presentes en el ciclo menstrual de la mujer, son una clave importante en la subjetividad de los efectos de diferentes drogas.
En los últimos años, los hombres han utilizado más alcohol y drogas estimulantes que las mujeres y ambos géneros han consumido la nicotina de igual forma. Sin embargo, las mujeres han superado a los hombres en el abuso de medicamentos recetados. Esto se percibe, por ejemplo, en los opioides, utilizados para aliviar el dolor, de acuerdo con el artículo “Sex differences in behavioral dyscontrol: Role in drug addiction and novel treatments”, publicado en Frontiers in Psychiatry en el 2015.
Aunque el efecto subjetivo de las drogas (que alude ese impacto de las sustancias en el organismo que es difícil de medir y que solo es conocido por la descripción del usuario) no difiere entre hombres y mujeres, existen excepciones con algunas drogas. Se aduce que la cocaína y las anfetaminas, que son drogas estimulantes, tienen efectos subjetivos mayores en los hombres que en la mujeres. Sin embargo, estos datos están faltos de fiabilidad, ya que la respuesta de las mujeres a los efectos subjetivos de los psicoestimulantes puede variar durante su ciclo menstrual, según el estudio anteriormente citado publicado por Experimental Neorology.
El ciclo menstrual de la mujer se compone de cuatro fases donde en cada una el nivel hormonal es variado. Varios estudios señalados en el artículo “Influence of Sex Differences and Gonadal Hormones on Cocaine Addiction” realizado por Vanya Quinones-Jenab, demuestran que las mujeres responden más a los efectos de la cocaína en la fase folicular del ciclo menstrual, cuando los niveles de estrógeno aumentan y los niveles de progesterona son bajos. En esta fase se aumenta la búsqueda de drogas y los efectos gratificantes de la droga. Asimismo, en la fase lútea, cuando los niveles de progesterona son más altos y los niveles de estrógeno también están elevados, las mujeres informan que los efectos positivos son reducidos hacia el consumo de cocaína. En esta fase se disminuye los comportamientos de búsqueda de la droga.
Además, la administración externa de la progesterona disminuye algunos de los efectos subjetivos y fisiológicos positivos de la cocaína. Por el contrario, las hormonas masculinas, por ejemplo la testosterona, tienen poca influencia sobre la adicción a las drogas, según el estudio de Marilyn Carroll y John Smethells, citado en párrafos anteriores. Estos datos en conjunto nos indican que los efectos reforzantes de la cocaína, o sea, la euforia que produce la droga y que lleva a querer buscarla más, están fuertemente influenciadas por el ambiente hormonal de la mujer.
Sin embargo, las diferencias sexuales en la adicción a drogas también están determinadas por factores sociológicos. Por ejemplo, tras considerarse las diferencias de género en humanos sobre el uso de alcohol y el uso de opioides en los años 1700 y luego compararse con el uso de opioides a finales del 1800 y principios del 1900, se notó que a medida que las normas sociales y políticas cambian, los patrones de uso de las drogas también cambian y han sido bien variables entre hombres y mujeres a través de los años.
Debido a los cambios culturales y los cambios en las oportunidades de trabajo, la estructura familiar y otros factores sociales, el alcohol y el uso excesivo de opioides fueron más comunes en las mujeres que en los hombres en los años 1800. En los años 1900, los hombres superaron a las mujeres en el uso de la mayoría de las drogas. Sin embargo, estos patrones han cambiado, dependiendo de la droga, desde finales de los años 1990 hasta la actualidad.
En general, las mujeres progresan de un uso ocasional de las drogas a una drogodependencia mucho más rápido que los hombres. Las mujeres experimentan mayores niveles de ansiedad, hay una mayor posibilidad de recaída durante la abstinencia y durante este periodo pueden tomar grandes cantidades de sustancias adictivas. Además, en el artículo “Sex differences in the neurobiology of drug addiction” realizado por Samara A.M. Bobzean, se muestra que las mujeres son menos propensas a buscar tratamiento para la adicción.
Con esto claro, el efecto de las drogas entre hombres y mujeres puede ser bastante diferenciado. Sabemos que ha sido demostrado que el consumo de drogas y la motivación para la recompensa de la droga es mayor cuando hay niveles altos de estrógeno en el cuerpo femenino. Además, las mujeres tienen mayor sensibilidad a las señales y al estrés asociado con las drogas.
Podríamos pensar entonces que para las mujeres es más perjudicial el uso excesivo de sustancias controladas. En cambio, es perjudicial para ambos géneros. La adicción a drogas no es un problema de decisiones, es un problema grave de salud que hay que tratar con mucha delicadeza y sobre todo, con mucha educación.
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