En la mañana del 9 de noviembre, algo que era casi inimaginable se tornó palpable.
El mundo amaneció conociendo que Donald Trump era el cuadragésimo quinto presidente electo de los Estados Unidos tras ganar la reñida contienda electoral en contra de todos los pronósticos.
Esa nación no tendrá -al menos en los próximos cuatro años- a su primera mujer presidenta, pero para muchos esa es quizás la menor de las preocupaciones.
El conteo de votos se extendió hasta altas hora de la madrugada. La exsecretaria de Estado ganó el voto popular por leve margen, sin embargo, el magnate republicano obtuvo una amplia ventaja en votos electorales. Clinton acumuló 228 votos; Trump sobrepasó la marca definitoria de 270 obteniendo 279.
Para sorpresa de muchos, la primera batalla perdida de Clinton ocurrió en Florida, uno de los llamados swing states. La campaña de Clinton pronosticó una victoria segura allí debido a la alta participación de votantes latinos. No fue así. Trump mantuvo una leve pero segura ventaja sobre Clinton durante toda la noche logrando finalmente los 29 votos electorales asignados a ese estado.
La mala fortuna de Clinton no terminó ahí y continuó perdiendo estados determinantes. A la lista se sumó Ohio, Pennsylvania, Michigan y Wisconsin. De hecho, sus estrategas políticos estaban tan seguros de la victoria de la candidata demócrata en Wisconsin que ese estado nunca estuvo en su ruta de campaña.
Un poco antes de que Trump llegara al número ‘mágico’, los medios le adjudicaron la victoria al empresario luego de que se regara la voz sobre la llamada que le hiciera Clinton para felicitarlo.
Clinton no pronunció anoche el tradicional discurso de aceptación de la derrota frente a los miles de seguidores que esperaban para celebrar su victoria en el Javits Center de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, se expresó públicamente, finalmente, durante la mañana de hoy. Admitió que “esto era doloroso y lo será por mucho tiempo”, reconociendo que “la nación está más dividida de lo que pensaba”.
La exsenadora por el estado de Nueva York aseguró estar orgullosa de su campaña y se mostró esperanzada en que Trump “será un presidente exitoso para todos los americanos” y “que respeta y aprecia una transición pacífica del poder”.
“Debemos aceptarle con una mente abierta y darle una oportunidad para liderar”, comunicó Clinton invitando a los ciudadanos a continuar luchando por los valores que promovieron su campaña.
Poco después, el presidente Barack Obama se expresó sobre los resultados desde Casa Blanca refiriéndose a Clinton como una figura histórica. Asimismo, realizó un llamado a aquellos que están decepcionados a no abandonar sus sueños.
“A veces pierdes un argumento, a veces pierdes una elección”, expresó Obama en tono de consuelo junto al vicepresidente Joe Biden.
Trump aceptó su victoria en horas de la madrugada, en un discurso donde se mostró sereno y hasta ‘presidencial’ asegurando que sería el presidente de todos los ciudadanos.
“A todos los que no me han apoyado en el pasado, de los cuales hay unos cuantos, extiendo mi mano para su guía y su ayuda para que podamos trabajar juntos y unir nuestra gran nación”, aseguró.
El Trump que aceptó la victoria se aleja mucho del Trump que ha prometido construir un muro en la frontera con México y prohibir la entrada de musulmanes al país.
Cómo Hillary terminó perdiendo una elección ante un candidato tan controvertible e inusual como Trump será un tema de infinitas discusiones por venir.
Pero si de algo se puede estar seguro es que Trump apeló a las masas y su desafío en contra del establishment se convirtió en una de sus estrategias más efectivas logrando movilizar miles de personas. Algo que lo asemeja al excandidato por la primarias demócratas, Bernie Sanders, a pesar de lo distante que se encuentran sus respectivos ideales.
El presidente electo Trump será recibido en Casa Blanca por el presidente Obama este jueves. Juramentará a su cargo el próximo 20 de enero de 2017.