“Un médico te puede salvar la vida, nosotros te enseñamos a vivirla”. Así, Chastity Vázquez, estudiante de terapia ocupacional del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico, se refiere a lo que será su profesión. En el futuro se dedicará a trabajar con la población de personas con impedimentos, ayudándolos a romper con las barreras sociales y físicas que les dificultan llevar una vida a plenitud.
Esta es la misión de la Terapia Ocupacional, una profesión -que como mencionó Vázquez- no es muy conocida en Puerto Rico, pero es esencial para hacer valer los derechos de las personas con discapacidad y que representa una oportunidad laboral y académica rentable para aquellos que aspiren a trabajar dando la mano a otros.
De acuerdo con la doctora Dyhalma Irizarry, profesora del RCM, el terapeuta ocupacional es un profesional que provee servicios a personas con impedimentos de todas las edades, con el objetivo de que el individuo sea lo más independiente posible y pueda tener una vida productiva y satisfactoria. Este experto evalúa el funcionamiento de una persona con discapacidad para desarrollar terapias que fortalezcan las áreas en las que necesita mejorar su rendimiento.
Algunos ejemplos podrían ser, según Irizarry, enseñar a alguien que ha perdido un brazo a realizar las tareas comunes del hogar como cocinar o vestirse, y también a conducir un auto. Además de esas actividades diarias, buscan que la persona con impedimentos se destaque en todas las áreas de su vida, apoyándolos en el proceso de insertarse en sus espacios de trabajo, la escuela o la familia. La idea es que el impedimento que le hace funcionar diferente, no sea un obstáculo para participar de la vida en sociedad.
Para llevar a cabo su misión, el terapeuta ocupacional trabaja en laboratorios que le permiten a las personas con discapacidad llevar a cabo sus terapias. Estos espacios pueden ser desde cocinas simuladas, condicionadas de acuerdo a la discapacidad de la persona, hasta gimnasios sensoriales para niños con autismo u alguna otra discapacidad.
Una profesión rentable
En Puerto Rico, el salario de un terapeuta ocupacional -de acuerdo con el Buró de Estadísticas de Empleo de los Estados Unidos y confirmado por la profesora María Rohena, directora del programa de Terapia Ocupacional del RCM- fluctúa entre los $50,350 y los $74,680 al año. En Estados Unidos, esta cifra puede ascender a los $98,930 anuales.
Por otra parte, el asistente de terapia ocupacional, quien es la mano derecha del terapeuta durante las intervenciones con las personas con discapacidad, puede ganar de $17,790 a $28,250 anuales en Puerto Rico, según la misma fuente. En otros estados de la nación puede alcanzar hasta los $44,170.
¿Qué necesitas para ser terapeuta ocupacional?
Irizarry, quien lleva más de 40 años ejerciendo esta profesión en Puerto Rico, destacó que hay una gran diferencia entre el asistente de terapia ocupacional y el terapeuta ocupacional. El primero, solo necesita completar un grado asociado de dos años para ejercer, el segundo necesita mínimo una maestría o doctorado en dicha disciplina.
“El asistente en Terapia Ocupacional trabaja bajo la supervisión de un terapeuta ocupacional y puede colaborar en el proceso de evaluación y llevar a cabo algunas evaluaciones estandarizadas siempre que haya demostrado competencia para realizar las mismas. Puede colaborar en la redacción del plan de intervención y en la selección de las intervenciones a llevar a cabo con el paciente. Además, puede llevar a cabo -con supervisión- muchos procedimientos de intervención y participa ampliamente durante el proceso de intervención con aquellos pacientes que le delega el terapeuta ocupacional”, sostuvo la doctora Irizarry.
“Para ejercer ambas profesiones se requiere aprobar un examen de reválida que ofrece la Junta Examinadora de Terapia Ocupacional de Puerto Rico y luego de obtener la licencia, se requiere la colegiación en el Colegio de Profesionales de Terapia Ocupacional de Puerto Rico. Los profesionales que deben trabajar en Estados Unidos o en ciertas instituciones privadas y en instalaciones que ofrecen servicio a Veteranos en Puerto Rico deben poseer la certificación nacional que otorga el National Board for Certification in Occupational Therapy, luego de aprobar un examen de certificación”, agregó la profesora Irizarry.
En la isla, el RCM es la única institución que ofrece una maestría en Terapia Ocupacional. Cada año acepta a 16 estudiantes, esto hace que el campo laboral para quienes se gradúan sea de fácil acceso, señaló la doctora Rohena. “Rápido tienen trabajo, los patronos nos llaman para que le recomendemos estudiantes”, añadió.
Este programa académico graduado está acreditado por el Accreditation Council for Occupational Therapy Education (ACOTE) de la American Occupational Therapy Association, hasta el 2022.
El RCM ha sido pionero en esta área del conocimiento, generando estudios que han impactado esta profesión en Puerto Rico, la vida de las personas con impedimentos y también el área de la salud. Entre las líneas de investigación de los estudiantes y profesores del programa se encuentran la adaptación cultural y traducción de instrumentos de evaluación desarrollados en otras partes del mundo, la forma en que los problemas de integración sensorial afectan las relaciones familiares de los niños con autismo y el impacto de la fibromialgia en la vida diaria de la mujer puertorriqueña.
Todos los veranos, con la intención de involucrar a la universidad en la sociedad boricua, los estudiantes y profesores de la maestría visitan comunidades desventajadas como lo son algunos residenciales públicos, para identificar las necesidades de la población con discapacidad e impactarlos a través de talleres educativos y servicios terapéuticos.
Las instituciones que ofrecen grados asociados en asistente de terapia ocupacional son la Universidad Interamericana, Recinto de Ponce, la Universidad de Puerto Rico en Humacao y el Colegio Huertas.
De acuerdo con el censo de 2010, en Puerto Rico hay 726,334 personas con impedimentos. A nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud, esta población sobrepasa los mil millones. Esta fuente señala que aunque son la minoría más grande del planeta, la comunidad con discapacidad tiene los peores resultados sanitarios y académicos, una baja participación económica y tasas de pobreza más altas que las personas sin impedimentos.