Rector, ¿cómo sería una UPRCA sin su agenda cultural?
-Eso no va a ocurrir.
Es la 1:00 p.m. y Diannette González Rodríguez, presidenta del Círculo Teatral Universitario de la Universidad de Puerto Rico en Carolina (CTUC), ya tomó una clase, salió del campus para cumplir con sus responsabilidades como líder del colectivo estudiantil, regresó para lo mismo, en varias horas tendrá ensayo, y, de ahí, irá a trabajar.
Esta rutina representa la cotidianidad de múltiples universitarios para quienes la exención de matrícula, que reciben como beneficio por su membresía a organizaciones culturales universitarias, les provee una base económica necesaria.
“Si me quitan la exención de matrícula yo no puedo pagar por mis estudios”, señaló la líder, tras preguntársele cómo los posibles recortes al sistema de educación pública del país la afectarían como estudiante.
El rector del campus carolinense, Moisés Orengo Avilés, estima que el 70% de los estudiantes en la UPR en Carolina reciben la beca Pell. De estos, existe una población que, si no fuera por su exención académica, no podría cubrir sus gastos de hospedaje, agua, luz, dieta, materiales universitarios, gasolina y, a veces, hasta su plan médico.
Este es el caso, por ejemplo, de González Rodríguez, quien aseguró que, si tuviera que pagar por su cuenta el monto total de su matrícula, las más de 30 horas que trabaja cada semana no serían suficientes para sufragar un plan médico, ni para continuar estudiando.
Una situación similar vivenciaría el vicepresidente del CTUC, Félix Joel García Mulero, de 19 años, si perdiera su ayudantía, pues la beca federal y la exención representan su único ingreso.
“El Círculo Teatral de Carolina para nosotros, o para mí, es como un trabajo. (…) La exención para mí es la paga, la universidad, los estudios… es la paga”, expresó el joven, quien estudia Publicidad Comercial.
Para mantener vivo un grupo de gestión cultural, sus integrantes necesitan tiempo para ensayar. O sea, que estos 35 a 40 universitarios -matrícula del CTUC- no tengan que usar esas mismas horas para trabajar por una paga con la cual comprar comida, pagar hospedaje, etcétera.
El borrador del plan fiscal propone un recorte de $3 millones (20%) como resultado de la revisión de la política de exenciones de matrícula (que anualmente suman $15 millones).
“Yo estoy confiado en que la cordura prevalezca y no hayan esos recortes a la universidad. De eso ocurrir, de las primeras cosas que se afectarían serían las artes, el teatro, pero nosotros estamos en pie de lucha”, expresó, por otro lado Teófilo Torres, director del CTUC y del teatro rodante de la UPR Carolina.
Rector y director reaccionan ante posibles recortes
“[Los posibles recortes a la UPR] tendrían algún impacto menor en nuestro programa de agenda cultural”, consideró, por su parte, el rector.
No obstante, sin exención de matrícula, miembros de los programas de banda, coro, y teatro musical, entre otros, perderían recursos necesarios para cubrir sus gastos universitarios y, por tanto, para continuar gestando estas iniciativas culturales.
“La importancia de la gestión cultural en la universidad es tal que debe moverse hacia un modelo autosustentable. Es decir, un esquema “en el que cada programa pueda generar sus propios fondos y tener fondos externos al fondo general para generar sus actividades”, explicó Orengo Avilés.
Fue bajo este modelo que, explicó el líder, se organizó el Festín: Festival Teatral Interuniversitario calendarizado para el 27 de febrero hasta el 4 de marzo en la institución.
Menos obras teatrales
El CTUC recibe un monto de $500 por parte de la administración para aportar a los gastos de producción del grupo, cantidad que, tanto la presidenta como el vicepresidente de la organización temen dejar de recibir.
El costo de cada producción teatral gestada por este colectivo supera la aportación que reciben por parte de la institución. Son los universitarios quienes, con actividades de recaudación de fondos, logran pagar por todo.
De desaparecer esta cuota, que la presidenta agradece y con la cual la organización cuenta, González Rodríguez entiende que tendrían que reducir la cantidad de obras que producen de tres a una por año.
“El teatro de nosotros está hecho un desastre, no hay acústica, no hay sonido. No hay el dinero. No hay dinero para el teatro, no hay dinero para nosotros”, lamentó la universitaria.