Este año, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora será una jornada global de lucha que incluirá movilizaciones en múltiples ciudades del planeta. Se ha convocado un ‘Paro Internacional de Mujeres’, y en Puerto Rico, colectivos feministas se organizan para continuar con el importante activismo y trabajo de base que denuncia las diferentes manifestaciones de violencia machista, las políticas de austeridad que afectan a la mujer trabajadora, el empeño de querer controlar los cuerpos de las mujeres desde las instituciones de poder, entre otras agresiones que siguen atrasando los proyectos de equidad en nuestra sociedad.
Como hombre, he estado inmerso en un proceso de reflexión desde que se anunció el paro de mujeres en mi país. He tenido dudas, pero estas no están relacionadas a mi apoyo incondicional a los reclamos que se hacen y se continuarán haciendo desde las luchas feministas y los acercamientos que aspiran a promover una sociedad que integre perspectivas de género en diferentes espacios. Mis interrogantes están principalmente vinculadas a cómo podré apoyar el paro y las importantes luchas que se visibilizarán este miércoles 8 de marzo. ¿Qué haré con mis clases de Geografía y Ciencias Sociales de los miércoles en la UPR en Humacao? ¿Cómo puedo ser solidario con mis estudiantes?
No fue hasta la mañana del lunes 27 de febrero que pude comenzar a formar una opinión más clara sobre ese día y las formas de apoyar. Al entregarme un examen, una estudiante me indica que conversará con las otras jóvenes del curso para que se unan al paro de mujeres. Le indiqué a la estudiante de Ciencias Sociales que estaba consciente de este evento y por tal razón, le dedicaría las próximas dos sesiones del curso Elementos de Geografía al tema de Geografía del Género. Deseo aportar a la conversación sobre las razones del paro por medio de mi área académica de especialidad. Tras hablar con la estudiante, le comuniqué al resto del grupo sobre la agenda temática del miércoles 1 y lunes 6 de marzo.
Al igual que todos los miércoles, el 8 de marzo tengo pautadas dos clases en la UPR en Humacao. En la primera que ofrezco ese día, el 53% de la matrícula son mujeres. En la segunda, que es la de geografía, un 66% de las personas son mujeres. Con la movilización que ya me han comunicado algunas estudiantes, si decido ofrecer mis dos clases, lo haría ante una escasa concurrencia. El aula estaría vacía y faltarían en sus sillas la mayoría de mis estudiantes: las mujeres. Si ellas se ausentan, yo no daré mis clases. Pero mi justificación no será por falta de quórum en la sala de clases. Más bien, lo veo como un asunto de principios y solidaridad.
No puedo separar este tema de las luchas que se gestan en defensa de la Universidad de Puerto Rico. Trabajo para un recinto en el cual un 67% de su matrícula son mujeres. La UPR en Humacao representa una esperanza de progreso para hombres y mujeres de la región este de Puerto Rico. No puedo ser indiferente ante el atraso que representaría para las luchas en favor de la equidad el cierre de programas académicos y la disminución de servicios en un recinto con rostros e historias de tantas mujeres que desean aportar a su país por medio de una educación de excelencia. Por eso quiero luchar.
Tampoco puedo resignarme cada vez que leo y escucho a otras personas criminalizar las valientes expresiones y desafíos de aquellas mujeres universitarias que se lanzan a la calle en defensa de sus derechos, y que además abogan por una educación universitaria accesible y de calidad. Estoy harto del clasismo y machismo que, de forma despectiva, tilda a las mujeres activistas de ‘yales’ y ‘cafres’, cada vez que hacen pronunciamientos contundentes en favor de la justicia social y la equidad de género.
Ante las continuas políticas de austeridad que nos imponen desde varios frentes (por ejemplo, el gobierno y Junta de Control Fiscal), y que comprometen las posibilidades de progreso de nuestros jóvenes, Puerto Rico necesita más de esas ‘yales’ y ‘cafres’, quienes con dignidad y firmeza, sacan la cara por su país al convocarnos a la movilización y resistencia. A estas agresiones machistas hacia las universitarias se suman los múltiples mensajes misóginos que comentaristas radiales y blogueros hacen en referencia a la apariencia física y diversas expresiones hechas por mujeres.
Este 8 de marzo es día de movilización. Si mis apreciadas Búhas de Humacao paran, no tengo razón para reunir mis cursos. Con mucho respeto y admiración, me uniré a su lucha.