El director ejecutivo de la Comisión para la Seguridad en el Tránsito, Miguel Santini Padilla, dijo hoy que Puerto Rico continúa en la lista de las primeras 10 jurisdicciones en los Estados Unidos con mayor índice de fatalidades en las carreteras por causa del alcohol. Más aún, advirtió que si no se atiende el problema de jóvenes conduciendo bajo los efectos del alcohol en las carreteras la Isla podría ocupar la segunda o tercera posición. A tal efecto, el funcionario respaldó en vistas públicas de la comisión cameral de Transportación e Infraestructura, un proyecto sometido por la presidenta de la Cámara de Representantes, Jenniffer González Colón y de la delegación de la mayoría, para reducir el por ciento de alcohol en la sangre permitido a los conductores de 18 a 20 años, a un máximo de 0.02% del 0.08%. Santini Padilla, mantuvo que las estadísticas comprueban que reducir las edades resulta ser un disuasivo para que los jóvenes no ingieran alcohol si conducen. Consideró que éste es el primer paso hacia aumentar la edad de consumo a 21 años. “Los resultados de la implantación en Estados Unidos de la legislación de la edad mínima de 21 años para ingerir alcohol ha salvado 1,000 vidas al año en las carreteras y ha logrado bajar en un 16 por ciento los choques fatales. Todos los años mueren en nuestras carreteras entre 450 a 500 personas. En el 40 por ciento de los casos el alcohol es el denominador común. Al año representan $150 millones en costos para el Gobierno. Para la ACAA, que todavía tiene a 500 pacientes recibiendo tratamiento desde el 1970 representan $55 millones”, explicó. De inmediato, el presidente de la comisión cameral, Jorge Ramos Peña, adelantó que ya está trabajado en un proyecto para aumentar la edad mínima para ingerir bebidas alcohólicas a 21 años y que pronto estará lista para discutirse en vistas públicas. Por su parte, el secretario del Departamento de Transportación u Obras Públicas (DTOP), Rubén Hernández Gregorat, apoyó tanto el proyecto bajo discusión como la medida para aumentar la edad de consumo. De hecho, Hernández Gregorat, indicó que pierde cerca de $11 millones todos los años en fondos federales por concepto de que Puerto Rico no tiene una ley que aumente la edad mínima para ingerir bebidas alcohólicas. También, que se le adjudican cerca de $15 millones en penalidades por otros asuntos, que incluyen colocar arte público y colocar rotulaciones en lugares no apropiados que puedan provocar algún tipo de accidente. Al ser abordado Hernández Gregorat sobre si esto significaría remover las letras de “Ponce” a la entrada el municipio consideradas arte público, señaló que implicaría evaluar los casos específicos. Incluso indico que el DTOP está conciente de lo que es un arte público y se podría relocalizar el arte coordinándolo con el artista, el municipio y la agencia y buscar la forma más adecuada de manejarlo. “Dejamos de recibir algunos fondos y si hubiese que hacer algún tipo de acercamiento para relocalizarlo se haría ordenadamente, en todos los casos”. En cuanto a la posibilidad de cesantear a 50 por ciento de los empleados, Hernández Gregorat, informó que serían los que al momento están trabajando en algunos proyectos de infraestructura y que según se finalicen también terminarían los trabajados de los mismos. Por último, la presidenta del capítulo de Puerto Rico de la Organización Nacional de Madres en Contra de Conductores ebrios (MADD), también endoso el proyecto y que se implante el límite de 21 años para ingerir alcohol. “Esto no solamente salva vidas, sino que hace menos atractivo a los jóvenes abusar del alcohol”, enunció. Según una gráfica que presentó Santini Padilla, el efecto en una persona que ingiera de uno a dos tragos es de 0.02% de nivel de alcohol en la sangre, y presenta un comportamiento de ligereza, inhibiciones y buen juicio; de 3 a 4 tragos refleja un 0.05% de alcohol, con reacciones lentas y mala coordinación; con 5 tragos o más el nivel del alcohol es de .10% y afecta la visión, el balance, la audición y el habla. Más de esos provoca un estado de coma.