Si queremos que todo marche sobre ruedas, hay que expandir la visión detrás del volante.
Durante las pasadas semanas, el ciclismo en Puerto Rico ha sonado más que nunca, en parte por dos accidentes en el que ciclistas de alto rendimiento han sido impactados por automóviles mientras practican.
Los accidentes del representante de la Cámara por el distrito de Aguadilla, José Luis Rivera Guerra, el 3 de marzo, en una curva de la carretera #441 del sector Pico Piedra de Aguada, y de la triatleta Marian Caraballo, el 3 de abril frente a las empresas Bacardí en Cataño, tienen a todos hablando sobre lo necesario de ofrecerle seguridad a los que montan en bicicleta.
“Voy a abogar para legislar una ley en la que los conductores tengan que implantar un aparato electrónico a sus autos para que ninguno en Puerto Rico pase de las 65 millas”, dijo recientemente Rivera Guerra, quien presentará pronto un proyecto de ley para imponer medidas disciplinarias que a los que no cumplan con ponerle un límite de velocidad a sus automóviles. “Las orientaciones a los conductores no han funcionado, tampoco las multas. Ya no vamos a dar orientaciones ni charlas buscando orden, ahora vamos a imponer el orden”.
Quizás, en vez de legislar de manera punitiva para proteger a los ciclistas, los que hacen las leyes pudiesen hacerle más caso a la manera en que están planificados los municipios y ciudades de Puerto Rico y ver cómo pueden modificarlos para hacerlos más amigables para los ciclistas. Quizás, valga la pena, en vez de castigar, hacer una campaña de orientación menos tácita y con la fuerza, al menos, de las que cada fin de año vemos en contra de las balas al aire, pero, claro está, por varios años. Vale la pena, a lo mejor, echar un vistazo a ciudades alrededor del mundo que han abrazado el ciclismo como un método legítimo de transportación, exaltando sus beneficios, los cuales son muchos.
Por ejemplo, si de combatir la contaminación se trata, la bicicleta es el medio de transportación más limpio en el mundo. Según la prestigiosa The Green Commuter, la publicación del Consejo del Aire Limpio de Estados Unidos, las emisiones de vehículos de carbón representan un 31% del total del dióxido de carbono, un 81% del monóxido de carbono y un 49% de los óxidos de nitrógeno que se suelta en los Estados Unidos. Un viaje en bicicleta corto, de cuatro millas, mantiene alrededor de 15 libras de contaminantes fuera del aire que respiramos.
De acuerdo a la revista American Cycling, considerada la eminencia en temas de ciclismo en Estados Unidos, un 25% de los viajes hechos en bicicleta se hacen a una milla del hogar y un 40 % a dos millas. El 50% de la fuerza trabajadora vive a cinco mellas o menos de donde trabaja. Aún así, más del 82 % de los viajes de cinco millas o menos son hechos por personas en vehículos de motor. Si se considera que el 60% de la contaminación creada por emisiones de automóviles suceden durante los primeros minutos de operación, antes de que los instrumentos de control para la contaminación puedan funcionar efectivamente, los viajes cortos en carro son más contaminantes que viajes largos medidos en millas por galón.
Michael Oppenheimer, jefe científico del grupo Environmental Defense, señaló a American Cycling que “si reduces el dióxido de carbono comienzas a liberarte de la mayoría de las cosas que causan problemas respiratorios. Empezaríamos a liberarnos de los óxidos de nitrógeno, que lideraron la generación del smog. Empezaríamos a liberarnos del dióxido de azufre, que no sólo ocasiona lluvia ácida, si no que se cuela en el aire que respiramos y causan problemas respiratorios y cardiovasculares”. Es decir, más bicicletas, más salud para todos, lo datos no mienten.
A pesar de que en Estados Unidos y Latinoamérica las grandes corporaciones que controlan el tráfico de autos cabildean a diestra y siniestra, utilizando su poderosa maquinaria económica para meternos la imagen del auto por boca, ojos, oídos y nariz, estudios recientes apuntan a que la conciencia ciudadana ha ido despertando poco a poco. Según estadísticas del Buró de Transportación que manejan el gobierno Federal de Estados Unidos, 41.3 millones de estadounidenses, un 20 % utilizaron la bicicleta para transportarse durante el período de encuesta. Pedalear, incluso, es la segunda forma favorita de transportación después del automóvil y antes de la transportación pública. Más de 9.2 millones, (22.3%) de los 41.3 millones que corren bicicleta lo hicieron por más de 10 de los 30 días que duró la encuesta.
Portland viene siendo la ciudad más consciente sobre los beneficios que tiene el ciclismo y los resultados ya se están viendo luego de años invirtiendo en campañas de orientación hacia un estilo de vida más verde y limpio y en desarrollo de infraestructura que permita hacer de la bicicleta un verdadero método de transportación.
Según un artículo reciente del Portland Tribune, estudios indican que las rutas de ciclismo de esa ciudad podrían bajar los costos de salud del pueblo. Portland ha gastado hasta ahora alrededor de $57 millones en sus infraestructuras de ciclismo y la ciudad mantiene el ritmo más alto de crecimiento en cuanto a ciclistas, con poco más de un seis por ciento de la población de ese ciudad montados en dos ruedas. El Tribune citó un estudio publicado en la revista Journal of Physical Activity and Health donde indica que durante los próximos 30 años, los residentes de Portland podrían ahorrar tanto como $594 millones en costos de cuidado médico debido a esta inversión en la cultura ciclista. Es decir, el dinero que se está invirtiendo en el ciclismo en Portland es eventualmente ahorrado en costos médicos.
El conductor principal de este estudio, el epidemiólogo suizo Thomas Gotschi, concordó dichas cifras sumando los gastos pasados y planificados para el futuro de Portland para con el ciclismo y comparándolos con los ahorros en los cuidados médicos. Los ahorros son basados en cuánto menos gastarían los residentes de Portland si se ejercitaran regularmente con la bicicleta, alejándose de enfermedades crónicas como la diabetes, la osteoporosis y los males del corazón. El estudio sucede justo cuando la ciudad aprueba otro plan para invertir $600 millones más en infraestructura ciclista para los próximos 20 años. Carolyn Voorhees, profesora de salud comunitaria y de comportamiento en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland le dijo al Tribune que las enfermedades del corazón le cuestan a los Estados Unidos $351 millones al año y la obesidad alrededor de $117 billones al año, gastos que se reducirían dramáticamente si más gente anduviese en bicicleta.
En Latinoamérica, el premio de ciudad más amigable para el ciclista se lo lleva Bogotá, Colombia. Según datos recientes emitidos por el Worldwatch Institute, en el porcentaje de ciclistas respecto al total de pasajeros y viajes diarios, Bogotá ocupa el octavo puesto a nivel mundial con un 4%. Tianjin, China es el líder con un 77%, seguido por Beijín con un 48%, Tokío con un 25%, Moscú con 24%, Nueva Delhi, India con un 22%, Copenhaguen, Dinamarca con un 20%, y Manhattan con un 8%. Datos emitidos por la organización Cycle Press, pone a Holanda con 15 millones de habitantes y entre 16 y 20 millones de bicicletas, la mayor concentración de éste vehículo en el mundo, seguido por Dinamarca y China. Según la data sólo el 13% de los residentes de Bogotá poseen automóviles, lo que convierte a la bicicleta en una necesidad. De hecho, una vez la semana, la ciudad cierra sobre 70 millas de carretera al tránsito vehicular para que los ciclistas, los patinadores, las motoras y los pedestres puedan utilizar las vías sin miedo a ser atropellados por automóviles.
Dicha transformación debe en parte a la idealización que tuvo el arquitecto bogotano Enrique Peñalosa, quien fue alcalde de este recinto de 1998 hasta 2001. Durante su incumbencia, Peñalosa tomó de modelo a ciudades mundialistas, como Barcelona, Beijing y Amsterdam y reorganizó a Bogotá, pensando más que nada en escapar de la contaminación y del stress que causa el exceso de tráfico vehicular, y en mejorar las relaciones humanas de los ciudadanos. Ciudades latinoamericanas como Santiago de Chile, Quito y Guadalajara han implantado aspectos del modelo bogotano en las reestructuraciones, buscando alejarse de la contaminación y dar prioridad a los peatones y ciclistas. Claro, no fue fácil para Peñalosa arrastrar a los bogotanos lejos del consumismo del automóvil. Enfrentó oposición, tal como sucedería en Puerto Rico si de momento se decide transformar a San Juan en una ciudad amigable para el peatón y el ciclista.
“Todo se comenzó al tiempo pero lo de transporte fue lo que se sintió último porque tomó mucho construir la infraestructura. Las cosas que comenzamos a hacer fue reconstruir los parques, sacar automóviles de las banquetas, escuelas de gran calidad. Las primeras batallas fueron alrededor de esos temas. Obviamente, hay muchos otros que tomaron más tiempo, como la demolición de sectores del centro para abrir parques. Yo diría que inicialmente lo más difícil fue la batalla por el espacio público, no sólo con los carros sino también con los vendedores ambulantes que habían invadido zonas del centro”, indicó el ex alcalde en una entrevista con una revista de Guadalajara especializada en arquitectura.
En Puerto Rico, el ciclismo recreacional y cómo método de transportación va en aumento, algo que se puede notar con tan solo salir a la calle. Se han formado varios grupos en las urbes grandes del del área metropolitana, Caguas y Ponce, colectivos como el Puerto Rico Coalition, Parking Day, Bicijangueo, Soplo, La Masa, Desayuno Calle y Fuerza Roja y Negra, que practican de manera recreacional el ciclismo, pero aún hay mucho que pedalear para lograr que la bicicleta sea respetada como un método legítimo de transportación, por más triste y desadaptado que suene
Quizás es que es un proceso que conlleva achaques de crecimiento, pero aparenta haber una luz al final del túnel que no se alcanza precisamente con acercamientos punitivos como el que indicó al principio el representante Guerra. En entrevista con Diálogo, Marta Bravo, coordinadora del Programa Para Ciclistas y Peatones de la Oficina de Planificación Estratégica del Departamento de Transportación y Obras Públicas, aseguró que se han hecho avances, pero que el proceso es uno lento, y que se torna más difícil cuando se trata de un pueblo tan malacostumbrado al automóvil como es el puertorriqueño.
“Hay proyectos ya desarrollados en diferentes puntos de la Isla, como en Piñones, en el borde del río Caguitas, en Caguas, y en Bayamón, a lo largo del Río Bayamón y la intención es abrir el espacio para que la bicicleta se vea como método de transportación. Pero hace falta una campaña que sea más agresiva con los conductores, y aunar más esfuerzos de distintos sectores para invertir en la infraestructura necesaria para que eso suceda”, señaló Bravo, quien lleva años trabajando con esto y fue la principal propulsora del proyecto Ciclo Vía, el cual se comenzó en Piñones con la intención de atarlo luego a otros métodos de transportación barata y limpia, pero que de momento pudiese parecer que el mismo se quedó en un marasmo, con esa área de Piñones siendo utilizada más para ciclismo recreacional que de transportación.
“No es que estemos en un marasmo, es que este es un proceso lento. Portland lo logró, Copenhague lo logró, pero les tomó casi 30 años. El proceso de educación es el más largo. Hay cosas que se han adelantado en ese aspecto, como incluir la Carta de Derechos del ciclista en el manual del conductor. También estamos luchando para ver si el examen de conducir también incluye varias preguntas correspondientes a la seguridad de los ciclistas, para ir creando conciencia. Lo otro es poder invertir en infraestructura que pueda abrir paso a un sistema multimodal, donde los peatones y los ciclistas puedan andar sin temores ni antagonizando con os automóviles para poder darle vida a la parte conceptual de Ciclo Vía, algo que ya está aprobado desde 2004”, estableció, señalando que alrededor de la isla y fuera del area metropolitana hay que identificados sectores de gran importancia cultural y turistica, que por su cercania, se pudiesen unir mediante rutas ciclistas especificas. “Hay varios en desarrollo”.
Mientras, cada cual hace lo que puede. Rivera Guerra indicó que además de sus tácticas de castigo para con los conductores negligentes, buscará que se redefina el dinero que se saca de los marbetes para darle más fondos a la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles (ACAA) para que esta cubra las lastimaduras a ciclistas. Rivera Guerra y Bravo también indicaron a Diálogo la proliferación, a paso lento pero seguro, de los letreros de “Comparte la carretera”, que han florecido en áreas de Dorado e Isabela, por ejemplo. Por otro lado, tanto Bravo como el representante puntualizaron que en días recientes han sostenido reuniones con la nueva directora de la Comisión para la Seguridad en el Tránsito, la ingeniera Zoreimy Rivera, quien también se ha reunido con distintos grupos de la comunidad ciclista en Puerto Rico, incluyendo la Federación de Ciclismo y la Federación de Triatlón.
“La idea es trabajar para hacer una campaña a nivel nacional de la importancia de la bicicleta y concientizar sobre la seguridad a nuestros ciclistas”, dijo a Diálogo el presidente de la Federación de Ciclismo, Waldo Ortiz.
Enhorabuena. A ver si finalmente se pedalea en la dirección correcta.