Por: Ruth J. Sáez Vega y Aura E. González Robles
En días recientes, en la prensa de Puerto Rico se han estado comentado y debatiendo algunos aspectos de la nueva Carta Circular del Departamento de Educación (#24, del año académico 2014-2015). Asuntos como los cambios que esta propone en la organización de las escuelas han ocupado las primeras planas. En menor grado, pero con la opinión de sectores más diversos, la propuesta del DE en torno a la integración de las materias de Español y Estudios Sociales en los primeros tres grados, también ha ocupado espacios en los medios escritos, televisivos, radiales y digitales. Desafortunadamente, la mayoría de los comentarios que se han ventilado evidencian falta de conocimiento e información respecto a lo que es la integración curricular en general y lo que ello implica en la educación temprana, periodo que comprende los niveles preescolar y primario (hasta el tercer grado). Este es el asunto que, como educadoras, nos ocupa en este momento.
La carta circular en referencia establece que de primero a tercer grado se trabajará un bloque de 140 minutos en el cual se integrarán las materias de Español y Estudios Sociales. Se señala que se dará énfasis a la adquisición de la lengua, la lectoescritura, la formación de lectores independientes y la integración curricular. Los educadores especialistas en educación temprana y en la enseñanza en estos niveles, nos preguntamos, ¿cuál es el problema con esto? ¿Por qué ha generado tanto debate?
Hay quienes han tildado esta propuesta de inconcebible y antipedagógica, que pondría a nuestros estudiantes en una desventaja intelectual. Evidentemente, estas expresiones parten del desconocimiento de los fundamentos y bases teóricas de la integración curricular, así como de la experiencia que hemos tenido con la integración curricular, maestras de los niveles de K-3 en Puerto Rico.
No se trata de una clase de 140 minutos. Por supuesto que eso sería antipedagógico en este nivel (y en muchos otros). Se trata de un bloque de integración curricular donde se llevan a cabo diversas experiencias planificadas por la maestra. Se dedica tiempo a la lectura del día, al trabajo en centros, a la investigación, y a la redacción, entre otros. Se parte de un tema generador que, por lo general, surge de los temas que ya aparecen en el contenido curricular del grado, aunque también se pueden trabajar otros temas Cuando se trata de integrar los Estudios Sociales, se parte de un tema de esa área. Por ejemplo, en el primer grado varios temas generadores estarían vinculados al tema principal del grado: las familias; en segundo grado: las comunidades y en tercer grado: Puerto Rico.
Organizar el currículo de forma integrada lo hace más significativo y pertinente para los alumnos. La idea es alejarse de la fragmentación que abunda en los contenidos escolares. Los seres humanos aprendemos en la interacción con nuestro ambiente y con otros seres humanos en contextos íntegros, no fragmentados. Ante una misma situación aprendemos de historia, de las relaciones humanas, del ambiente. Esto ocurre naturalmente en la vida real. Sin embargo, en la escuela los contenidos se han fragmentado, lo que ha traído, por consiguiente, la fragmentación del proceso de aprendizaje también. Por alguna razón, se nos ha hecho creer que es más fácil aprender de forma segmentada. Se nos olvida que la vida misma no es así.
Hay muchas modalidades para integrar el currículo. En la Escuela Elemental de la Universidad de Puerto Rico (donde llevamos más de 25 años trabajando en la integración curricular) desarrollamos unidades temáticas a partir de temas generadores. A partir del tema, las maestras diseñan el currículo tomando como base los requisitos del grado conforme a los documentos curriculares vigentes (expectativas, estándares, competencias, etc.) y a los contenidos propios de las materias a integrar (Español y Estudios Sociales; Español y Ciencias; Español, Estudios Sociales y Ciencias). Las maestras examinan los contenidos curriculares y las expectativas de cada una de las materias para garantizar que los contenidos de las distintas áreas se trabajen. Investigan sobre el tema y planifican actividades que permitan a los estudiantes investigar y aprender sobre el tema y los subtemas bajo estudio, tomando en cuenta el conocimiento previo de los alumnos. Iniciada la unidad, se ve un salón activo, en el que los estudiantes y la maestra dialogan entre sí acerca de lo que están estudiando y utilizan la lengua escrita como vehículo para aprender acerca del tema, a la vez que aprenden acerca de la lengua escrita.
Esto es lo que sería apropiado en el nivel primario en Puerto Rico. Nuestra experiencia ha demostrado que, contrario a desatender el contenido de los estudios sociales (como algunos piensan), cuando se integran los contenidos, se abordan los temas estudiados con mayor amplitud y profundidad. Sin duda, mucho más de lo que se hace tradicionalmente donde se da énfasis al aprendizaje de datos aislados.
No se trata de eliminar los Estudios Sociales; se trata de integrar sus contenidos con los de Español. Se trata de que los temas de Estudios Sociales sirvan de ejes temáticos; se trata de que se aprenda acerca de los temas que emergen de los Estudios Sociales a través de la lengua oral y escrita. Que se lea, se escriba y se dialogue acerca de temas de la vida real que, después de todo, es de donde surgen los temas de los Estudios Sociales.
Por supuesto que ello implica que el DE tiene que asegurar que en las escuelas haya libros, literatura infantil de calidad que permita el abordaje de la diversidad de temas que se esperan en estos grados. No se trata de que ahora solo lean libros de texto de Estudios Sociales en la clase de Español, sino de que los contenidos de ambas clases se fortalezcan con literatura infantil. Esta no solo es fundamental para la integración curricular, sino también para el desarrollo del lenguaje y la formación de lectores, dos metas fundamentales en el nivel K-3. De modo que, dotar a los salones de K-3 con literatura infantil de calidad debe ser una prioridad para el DE si desean lograr la integración curricular. Como también debe ser una prioridad la actualización de los maestros de estos niveles respecto a la integración curricular.
Las autoras son profesoras de la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, con un grado doctoral en Lengua, Lectura y Cultura y experiencia enseñando en el nivel K-3. González es maestra de tercer grado en la Escuela Laboratorio; Sáez es profesora en el Programa de Maestría en Enseñanza de la Lectura y directora del Centro para el Estudio de la Lectura, la Escritura y la Literatura Infantil (CELELI). Para contactarlas, pueden escribir a celeli.upr@upr.edu o llamar al (787) 764-0000, ext. 89216.