¿Qué es el amor? Este es un concepto abstracto que habitualmente se interpreta como un sentimiento intenso del ser humano que partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Esa otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. El amor está relacionado con el afecto y el apego y es expresado mediante una serie de emociones, experiencias y actitudes específicas. Pero ¿qué pasa cuando una persona es incapaz de conectarse con el ámbito emocional humano? ¿Puede un individuo, médicamente inválido para lidiar con sentimientos, reconocer y expresar el amor? Esa es una de las varias y geniales interrogantes de Adam, la nueva película que el director novel Max Mayer ha realizado impecablemente, estrenada en el Sundance Film Festival. Los filmes que tienen como protagonista a una persona discapacitada mentalmente son casi siempre un éxito, pues el personaje se gana rápidamente la ternura de la audiencia y de algún modo el espectador siempre se ve identificado ya sea con éste o con las personas que le rodean y a pesar de tener que soportar lo difícil que es convivir con él, lo aman. Rainman, Forrest Gump, I am Sam, A Beautiful Mind son ejemplos perfectos de esto y Adam no es una excepción.
El actor Hugh Dancy interpreta maravillosamente a Adam quien es un hombre que sufre del síndrome de Asperger. Una disfunción mental asociada con el autismo en el que el afectado no posee empatía y carece del sentido de reconocimiento de los estados emocionales ajenos. Además son incapaces de interpretar lenguaje corporal y de leer entre líneas, es decir, no pueden entender los dobles sentidos y las implicaciones ocultas en las frases irónicas o sarcásticas. Tampoco son aptos de comprender el concepto de prudencia al hablar, por lo que suelen ser totalmente honestos sin pensar en lo ofensivo o indecoroso que puedan resultar sus comentarios. Los que sufren de este trastorno compensan la insuficiencia emotiva con una capacidad lógica y racional superdotada, por lo que normalmente son genios en áreas científicas. En la película entonces se cuestiona si Adam puede sostener un romance con su vecina Beth, interpretada por la hermosa y divertida Rose Byrne, quien como toda mujer desea una relación con un hombre que la haga sentirse amada. La película también indaga sobre el concepto de verdad, el de mentira y las implicaciones de estos en el amor y el trato entre hombres y mujeres. El guión, también hecho por el director, es una obra maestra. Es sencillo pero repleto de sutiles detalles que hacen que los parlamentos estén llenos de magia y poesía. En el texto todo está colocado con intención y una justificación, desde la alusión inicial al Principito de Antoine de Saint-Exupéry hasta el paisaje que se observa en el final. Todo esto además está acompañado por una banda sonora emotiva y cálida que ha sido seleccionada también con el mismo detalle que caracteriza a la película. Sin duda alguna esta divertida comedia narra una hermosa, dulce, original y extraña historia de amor. Como confiesa Beth en la primera frase del filme: yo creía saber todo sobre el amor, pero no fue sino hasta que conocí a Adam que supe que aun tenía mucho por aprender. Cuando creía que no podían haber más romances originales en el cine, esta historia me demostró agradablemente lo contrario.