Hay muchas maneras de despedirse. En Puerto Rico, nos despedimos con un beso y un “adiós”. Es una forma de partir que implica más que una simple despedida, un rompimiento de caminos. “Adiós, ¿quién sabrá cuándo nos volveremos a ver?”, así lee esta práctica. ¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué nos despedimos diciendo “adiós”? O más aún, si no fuese costumbre social, ¿diríamos adiós?
Desde el primer día que puse pie en Madrid, España, no pude evitar notar la manera en que se despiden los españoles. “Hasta luego”, me decía la mesera de la barra de la esquina. “Hasta luego” en las tiendas; “hasta luego” entre los nuevos amigos. Es algo así como mantener viva la esperanza de vernos unos a los otros, de confiar en las casualidades de la vida, en que estuvimos allí y quizás podríamos volver a estarlo.
Más que una despedida, el “hasta luego” representa un modo de apertura social. En una ciudad tan grande como Madrid, se debe aprender a ser abierto, no sólo a las personas extrañas, sino a las casualidades que brinda la vida citadina. En cada esquina se puede encontrar una nueva aventura, un bar, un café o una señora que vende flores y te dice lo guapa que estás hoy.
La vida madrileña -española en general- puede ser descrita en ese pequeño “hasta luego”. La ciudad, con su hermosa arquitectura medieval mezclada con la modernidad del metro, te enamora desde el primer momento. Su gente va caminando rápido, como todo miembro de la ajetreada rutina citadina, pero saben detenerse para decirte “hasta luego”.
Pieza expuesta en el Museo Reina Sofía.
Con cada uno de sus acertijos históricos, los churros con chocolate de la chocolatería San Ginés (la más antigua de Madrid), la vida nocturna del barrio Chueca y la conexión con la naturaleza que brinda Casa de Campo, Madrid te atrapa como un niño que ha visto magia por primera vez. Cuando un madrileño te dice “hasta luego” es porque sabe que no será la última vez que vendrás a esta ciudad. Es una promesa de que Madrid te espera, te seguirá esperando, porque con una vez nunca será suficiente.
Primera parte de una serie dedicada a la experiencia de intercambio estudiantil en Madrid, España.