
SOBRE EL AUTOR
El próximo lunes comienzan las clases nuevamente; y la incertidumbre continúa. Sabemos que muchos estudiantes se dieron de baja , conocemos sobre una amenaza de “pausa” a distintos programas y hemos presenciado el abuso de la fuerza que se han ejercido en contra de estudiantes y periodistas. Todo esto hemos asumido con paciencia de “monje tibetano”, rogando que el curso de acción cambie y surjan soluciones a este conflicto que amenaza con acabar con nuestra universidad.
Sin embargo, justo en el momento en que pensaba que nada peor podría pasar, me veo obligada a presenciar un espectáculo deprimente y desconsiderado de parte del presidente de nuestra universidad, José Ramón De La Torre.
En medio de una conferencia de prensa, celebrada en los predios de la editorial de la universidad, mientras presentaba el nuevo plan de trabajo de la editorial, aprovechó para revelar una serie de “cambios” que se efectuarían en el periódico de nuestra institución, Diálogo.
Aunque De La Torre no ofreció mayores detalles sobre los cambios a realizarse, y que se revelarán en marzo, sí presentó como una posibilidad, la fusión de este periódico con la editorial de la universidad. También pasó criterio sobre lo que a su juicio deberían ser varios de los cambios a realizarse. Este explicó la necesidad de que Diálogo publique artículos de más inmediatez, pues según él, en la actualidad es una revista con artículos muy extensos. Además expresó que su meta es que el mensuario se publique de forma quincenal y que se haga uso de la tecnología para alcanzar más público.
Al escuchar (impávida, sorprendida, extasiada, anonadada) las expresiones del otrora presidente, surgen en mí un millón de interrogantes de las cuales solo presentaré unas pocas.
¿Habrá leído este señor el periódico de la institución que dirige en algún momento de su vida?
¿Conoce De la Torre el sinnúmero de logros de este periódico y los logros de las personas que lo han dirigido y han trabajado en él?
¿Me pregunto si este señor conoce del esfuerzo desinteresado que realizan día a día quienes trabajan en Diálogo para ofrecer a nombre de la universidad, un producto de gran calidad investigativa y educativa?
¿Conoce el tiempo y el personal que se requiere para que el periódico pueda publicarse de forma puntual y con la misma calidad quincenalmente?
También me pregunto si el señor presidente, piensa convertir Diálogo en una revista farandulera o en un periódico de pacotilla, cuya portada incluya títulos anti-éticos, artículos de poco contenido intelectual o que sean “cortitos” para que la gente “quiera leerlos”.
Por sus expresiones, el presidente ignora los principios sobre los cuales fue fundado y está cimentado Diálogo; y la función que realiza para el público educado al que servimos. También ignora que a pesar de la falta de personal, del poco presupuesto otorgado y la falta de equipo adecuado, el periódico continúa funcionando gracias al compromiso de empleados y ex empleados, que no lo han abandonado a su suerte; a pesar de no recibir la compensación que merece un trabajo como el que realizan.
Tampoco conoce el presidente del portal de internet Diálogo Digital, el cual se actualiza diariamente y que por ser una página de internet no desmerece la calidad de la versión impresa. De la Torre no conoce que Diálogo -a la par con cualquier otro medio– utiliza diferentes plataformas digitales y redes sociales para alcanzar a sus lectores: entre ellas: “You Tube”,” Twitter” y “Facebook”.
En fin, desconoce el proyecto en su totalidad y lo irrespeta, realizando estas expresiones tan burdas, vergonzosas y carentes de lógica. Lamentable fue además, que el oficial de prensa de este señor limitara a la poca prensa presente a preguntar sobre lo que el presidente quería contestar, y no sobre los temas de los cuales deseamos que se exprese.
De todas maneras tampoco esperaba mucho más del señor presidente. Mucho menos cuando acompañó su superficial discurso con menciones de Gramsci y Tapia; y de la extensa clientela que tendría entre la comunidad universitaria un calendario de hombres y mujeres desnudo. Aunque nada estuvo tan aberrante como el discurso politiquero que insertó de forma aleatoria en su mensaje, aludiendo a los estudiantes huelguistas como promotores del “nacionalismo malo”.
¡Qué mediocridad! La experiencia me dicta que no será lo último que escucharé de este señor, ni tampoco lo peor. Yo pensaba más de un ex decano de Humanidades, de un ex profesor… Sin duda alguna que Quevedo tenía razón cuando dijo que “todos los que parecen estúpidos lo son, y además lo son la mitad de los que no lo parecen”.
Lea el artículo original en el blog De antagonismos.