La libertad de prensa y la libertad de expresión no significan, necesariamente, la libertad a la trivialidad, a la banalidad.
I. Génesis
“Calma, dama”, respondió el oficial. “Vaya, por favor, al área de expresión pública” (AEP). Un corto silencio detuvo su soliloquio. “No, aquí no puede decir lo que quiera. Tampoco puede documentar libremente”. Consternado ante la respuesta, el oficial condesciende con un “yo sé que es difícil filmar a través del plástico, pero allí es donde único puede hacerlo. Deslice la puerta y ciérrele tan pronto entre, por favor”.
“Caballero, el área de expresión pública está delimitada para que su derecho a expresarse sea respetado”. Todavía hay incomprensión. “Sí, es de expresión”. Despreocupado por lo expuesto, el oficial responde, “no, yo no lo escucharé”.
II. Post-democracia
Entre el 2010 y el 2011 se fueron designando los espacios permitidos para el citado derecho. Originalmente los sitios estaban expuestos a las inclemencias del tiempo. Pero, para proteger a sus ciudadanos, el buen gobierno proveyó unas estructuras temporeras.
Áreas de expresión pública en las plazas de los municipios Ponce-Sur, Mayagüez-Oeste y Caguas-Este, 2012.
Con el pasar del tiempo, el buen gobierno y el Centro para la Libertad de Prensa (CLP) en Puerto Rico recaudaron $50 millones de los cuales $15 millones se designarían a centros autónomos de expresión pública para tres de los cuatro municipios y $35 millones serían utilizados en la construcción del Centro de Expresión Pública cerca del Centro de Convenciones Dr. Pedro Rosselló González.
Centro de Expresión Pública en San Juan-Norte, 2016.
Gracias a la Alianza Público Privada entre el buen gobierno y el CLP, el país cuenta ahora con espacios protegidos para la expresión pública. Situándonos a la vanguardia global de las post-democracias, el buen gobierno tuvo la visión de crear espacios autónomos-centralizados para el disenso y la protesta. Enriqueciendo nuestros espacios urbanos con estructuras permanentes y diseñadas con una preciosa estética orgánica, las AEP han sido importantes centros para la reactivación de nuestra economía.
Cada AEP cuenta con kioskos permanentes para comidas, tiendas de ropa y electrónicos, y gimnasios romanos. Como la expresión depende de la información, cada ciudadano obtiene una copia en pixels (para su lector digital) de la Gazeta Oficial de la Libertad de Información (antiguamente conocido como El Nuevo Día y ahora conocido con cariño como El GOLi) al entrar a la AEP.
En los momentos de duda, usualmente suscitados por la escasez de El GOLi, todo ciudadano acude a su Oficial de Verdad y Orden del Partido. Cada ciudadano cuenta con un Oficial (presencial o virtual) quien responde toda duda sobre disciplina. Es la disciplina el valor máximo promovido por el buen gobierno.
Para entretenimiento, los ciudadanos acostumbran a entretenerse con el mejor y más popular programa holográfico, La cíber-Comay.
Los tiempos de continuos atentados a la ley y el orden terminaron décadas atrás, gracias al buen gobierno y su sabiduría.
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Gracias a Miguel Cruz por recordarnos sobre el Oficial de Verdad y Orden del Partido y La cíber-Comay.
El autor es escritor. Accede a su blog, Multitud Enred(ada).