Un estilo de vida que prevenga las enfermedades a través de la alimentación. Esa es la filosofía que vive y comparte diariamente Alana Marrero González como nutricionista puertorriqueña.
La inquietud de querer aportar a un país más saludable comenzó en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras (UPRRP), mientras tomaba una electiva sobre la ciencia de los alimentos.
El curso, que trataba la relación de los alimentos y las enfermedades, despertó en Alana un interés por conocer la posibilidad de prevenir las enfermedades desde una alimentación balanceada. “Recuerdo cuando la profesora nos hablaba de la relación y poder de los alimentos. De cómo la comida podía ser medicina”, explica emocionada la nutricionista.
En aquel salón, Alana generaba más preguntas que respuestas y, casi sin darse cuenta, comenzó su carrera como nutricionista y educadora. “Completé el curso y rápido me cambié de Ciencias Generales a Nutrición”, recuerda.
En el transcurso de sus estudios subgraduados —experiencia que cataloga como “una enriquecedora y recomendable”— Marrero realizó trabajo catedrático en conjunto con sus profesoras y culminó el bachillerato con un internado en el Hospital de Veteranos. Durante ese tiempo, también descubrió su interés por la educación y la capacidad que tenía para comunicarle a otras personas un mensaje dirigido a la mejoría de la salud a través de la nutrición.
Importante aportación investigativa
Tras una experiencia satisfactoria en el Recinto de Río Piedras, la ahora licenciada en nutrición, se interesó por continuar sus estudios graduados en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM). Esta experiencia le brindó a la nutricionista un enfoque distinto que despertó otros intereses y ambiciones.
Como parte de su investigación de tesis, Alana no quería involucrarse con temas que ya contaran con una amplio reconocimiento en la Academia. Como parte del trabajo investigativo, descubrió que Puerto Rico carecía de investigaciones que vinculan el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), el SIDA y la nutrición. Entonces, decidió dirigirse hacia esa temática.
En la tarea de buscar una población con esas características, se topó con Bill’s Kitchen, una organización sin fines de lucro, que se dedica a proveer alimentación, terapias médico nutricional y apoyo emocional a personas con VIH y otras condiciones crónicas.
“Bill’s Kitchen, además de aceptar mi propuesta de investigación, también me invitó a ser parte de su equipo como nutricionista de la comunidad. Accedí de inmediato”, rememora la exjerezana.
La conclusión de esta experiencia desembocó en Alana un interés de impactar a una población que, según sus conversaciones y hallazgos de investigación, sufre un gran problema de seguridad alimentaria y difícil acceso alimentos saludables. La investigación, titulada Cambios en el estado nutricional de personas viviendo con VIH/SIDA luego de participar en un programa de alimentación en San Juan, Puerto Rico, culminó siendo parte de la aportación que realizó en el RCM.
Nutrición de vanguardia
Actualmente, Alana trabaja como dietista clínica en el Centro Ararat, una organización privada sin fines de lucro de medicina primera y preventiva. Como parte de su trabajo, la joven comparte información general de nutrición e integración con medicamentos a personas con VIH/SIDA y también a la comunidad trans.
Estar al tanto con las últimas tendencias sobre el VIH y la relación con los alimentos, es casi una obligación para la nutricionista que cuenta con diez años de experiencia.
“Las redes sociales me ayudan a conocer lo último que se ha publicado sobre salud pública y lo relacionado a las comunidades que impactó a diario. Además, estoy suscrita a diferentes portales investigativos que me envían los reportes de las investigaciones más recientes”, explica la licenciada, quien actualmente cursa estudios doctorales enfocados en Nutrición Clínica en la Universidad de North Florida (UNF).
“Proteger lo que amamos”
En el Centro Ararat se habla sobre proteger lo que amas. “El lema de Centro Ararat va más allá de la protección en el sexo. Hay que cuidar y proteger lo que amamos desde la nutrición y los alimentos”, exhorta.
En la conversación diaria con sus pacientes, Alana destaca las luchas diarias de las personas con VIH/SIDA y también las de la comunidad trans. “Mis pacientes me motivan todas las mañanas. Involucrarme en sus luchas me llena, aunque muchas veces me afecten. A diario, me afecta ver cómo la sociedad los margina y los discrimina con tanta violencia”, acepta la nutricionista en entrevista con Diálogo.
A través de su trabajo, Alana se ha enfocado en crear proyectos, planes y recomendaciones alimentarias que impacten de manera inmediata las poblaciones que permanecen con dificultad para acceder a alimentos saludables.
Nutrición como prevención
Las rutinas alimentarias de los puertorriqueños se han visto afectada en los pasados meses tras el paso del huracán María el 20 de septiembre de 2017. La mayoría de los hogares perdieron los alimentos que habían en su refrigerador y han logrado sobrevivir con la ayuda principalmente de alimentos enlatados y poco saludables. Esto, naturalmente, preocupa a Alana.
Según la nutricionista, volver hacia una rutina con mayores productos frescos y con mayor aporte nutricional, ha sido un adaptación que parece todavía ser un problema en distintas comunidades con difícil acceso en la montaña y en municipios como Vieques y Culebra.
“[El huracán] María cambió nuestra alimentación y dejó al descubierto problemas nutricionales que no se habían querido abordar. La gente vio un problema que parece haber sido causado por un huracán, pero no, en Puerto Rico hay un problema de acceso a alimentos. Ahora nos toca a nosotras las nutricionistas, dirigir investigaciones y proyectos que puedan proyectar estas necesidades y lograr hacer política pública para que los fondos lleguen a estas comunidades en necesidad”, expone Alana, quien aspira a terminar sus estudios doctorales para iniciar su ansiada carrera como profesora en la Universidad de Puerto Rico.
“Ese siempre ha sido el norte. Quiero compartir mi experiencia y llevar un mensaje de cambio para que otras generaciones se beneficien”, comparte la futura profesora de Nutrición.
Pero antes, Alana recomienda incluir en la conversación de toda la población puertorriqueña el tema de la nutrición como una necesidad de salud, para no continuar el alarmante desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad, problemas cardiovasculares, renales y el cáncer.
“Tenemos que ver la nutrición como prevención y un acto de amor. Desde la nutrición también protegemos lo que amamos”, concluye.