Los deportes pueden ser realizados con el fin de entretenerse, hacer ejercicio o hasta como profesión. Para Alex Manuel Torres el deporte de la halterofilia se volcó en una pasión.
Cuando ingresó a la Universidad de Puerto Rico en Carolina no tenía en mente “entrar” a ese deporte. “Cuando entré a la universidad yo hacía ejercicio recreacionalmente, por verse bonito como dicen por ahí, pero descubrí el deporte de halterofilia por Internet. Fue gracioso porque lo intenté hacer solo, pero, obviamente, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo, y eso me llevó al gym de la universidad. Y ahí me quedé hasta hoy día”, confesó Alex, quien -por varios años- ha integrado el Equipo de Halterofilia de los Jaguares de la UPR en Carolina.
Desde ese momento, el estudiante del campus carolinense se ha desarrollado en el deporte de halterofilia o levantamiento de pesas. Mientras, ha podido competir por tres años consecutivos en las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI), representando a su universidad, y en cada una de estas competencias ha sido medallista.
En el 2013, en la categoría de 69 kilógramos ganó la medalla de plata en la modalidad de ‘arranque’ al levantar 108 kg. En el 2014 en la misma categoría resultó ser el subcampeón, ganando medalla de oro con 114 kg, plata en ‘envión’ con 132 kg y medalla de plata en el ‘overall’, con un total de 246 kg en combinación de ambas alzadas. Finalmente, en el 2015, su último año en la LAI, se alzó con el título en los 69 kg, tras ganar el oro en arranque con 115 kg y la presea plateada en envión con 128 kg, para un agregado de 243 kg.
El joven destacó que la universidad le ha enseñado mucho. “He conocido muchas personas que se han convertido en parte de mi diario vivir, especialmente mi entrenador Tomás Calderón, que para mí es otro padre y de las personas en quien más confío”, aseguró.
“Siempre las experiencias como atleta individual van a ser memorables, especialmente una alzada que te llevará a ganar una medalla, pero, honestamente, para mí lo mejor fue poder como equipo ganar un lugar por puntuación total. Desde que empecé en el 2015, mi meta siempre fue traer un trofeo por equipo, a mi entrenador Tomás Calderón y a la universidad”, añadió. Este sueño se le realizó en su último año dentro de las Justas en 2015, cuando su equipo ocupó el tercer lugar por puntuación total.
“Lo más que le he podido sacar a este deporte es el crecimiento personal. La halterofilia te ayuda a ser una persona disciplinada, organizada y paciente. En mi deporte el éxito no llega de la noche a la mañana, sino con numerosas horas de prácticas; y si de verdad quieres prosperar, la paciencia será tu mejor cualidad”, destacó el jaguar.
Alex ha sido muy dedicado a su deporte y a sus estudios. Aunque inició estudios en Pedagogía, actualmente, pertenece al Departamento de Administración de Empresas, con especialidad en Gerencia. Y toma todos los créditos posibles para lograr su sueño de graduarse para el 2017. Tiene, entre sus próximas metas, realizar una Maestría en Gerencia de Operaciones y concentrarse en su futuro profesional. Además, como muchos jóvenes universitarios, trabaja desde los 19 años y trata de armonizar todos sus compromisos para cumplir a cabalidad con sus responsabilidades de empleado a tiempo completo.
El joven de 23 años no deja de sorprender, pues debe además cumplir con un trabajo sumamente importante, ser papá de una niña. Según él, siempre tuvo el presentimiento de que iba a ser un padre joven.
“Desde que ella nació mis pensamientos se componen solamente de ver a mi hija, estar con ella, enseñarle palabras, enseñarle a ser independiente, y, lo más importante, ser el mejor padre posible. Uno piensa que los niños aprenden de los padres, pero los niños no saben todo lo que nosotros los padres jóvenes aprendemos de ellos, y cómo ellos nos hacen crecer y madurar”, expresó muy emocionado. Actualmente Alex y su esposa Sofía Alejandra esperan, junto con su hija, a un varoncito.
Es definitivamente una agenda cargada para lograr cumplir con todo. “¡Wow! No te miento cuando te digo que ha sido difícil”, admitió. “Mis días comienzan a las 6 de la mañana, preparando todo lo de mi hija, para dejarla en el cuido, llegar al trabajo a las 7:30 a.m., salir a las 4 de la tarde, y luego tomar clases hasta las 10 de la noche. Y a esto se le debe incluir los días de entrenamiento”, mencionó.
El balance es sumamente difícil, dice, pero lo ha podido manejar bien.
“Al final del día, lo que importa es lo que le dejaré a mis hijos y quiero trazar un camino para que ellos lo sigan”, manifestó.