Los países de América Latina y el Caribe han fijado nuevas metas regionales para reducir de aquí a 2020 las nuevas infecciones por VIH, mejorar la prevención y crear un entorno de cero estigma hacia las poblaciones más afectadas por la epidemia.
Las metas son ambiciosas. Por ejemplo, propone la reducción en un 75% de las nuevas infecciones en los próximos cinco años y eliminar las leyes que puedan ser usadas para discriminar a las personas que padecen el virus.
Estos objetivos fueron acordados durante el segundo Foro Latinoamericano y del Caribe sobre el Continuo de Atención del VIH, que se celebró la semana pasada en Rio de Janeiro, en Brasil.
A pesar de que haya una mayor disponibilidad de atención y tratamiento en la región, es necesario equilibrar estos avances con un nuevo énfasis en intervenciones y estrategias eficaces e innovadoras, basadas en un enfoque de prevención combinada del VIH y de derechos humanos, indicó César A. Núñez, director regional de ONUSIDA para América Latina.
Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocen que las infecciones y la mortalidad no están disminuyendo con la rapidez que desearían ya que la epidemia sigue concentrada en grupos específicos de la población para los cuales acceder a atención médica es difícil.
Se estima que alrededor de dos millones de personas viven con VIH en América Latina y el Caribe y que el año pasado hubo aproximadamente unas 100 mil nuevas infecciones.