Como parte del Trigésimo Tercero Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés), la profesora Emily Maguire, de la Northwestern University en Chicago, presentó sus estudios acerca de la crítica al colonialismo reflejada en El informe cabrera, novela de ciencia ficción del autor José “Pepe” Liboy.
“Si la realidad puertorriqueña y su historia bajo el control americano es una historia llena de distorsión, secretos y reescrituras, pues las alteraciones de estas alteraciones que propone Liboy quizás ofrecen una nueva solución, una nueva manera de leer la Isla y su historia literaria”, explicó Maguire en su investigación titulada Twisted Tales and Tangled Origins: Colonialism and Literary History in Pepe Liboy’s El informe cabrera refiriéndose a los elementos que usa el autor para crear ese diálogo con el colonialismo.
Según Maguire, la novela presenta al personaje de Manuel Molina quien mediante cartas le habla a su futuro hijo, que se engendrará cien años después de la muerte de su madre, pareja de Molina. Esto sitúa al lector en un Puerto Rico del futuro, donde los bebes nacen en centros de embriología.
El “informe” que escribe Molina, en la obra, trata a los precursores de la novela y su género: la genealogía de la ciencia ficción puertorriqueña, desde autores desconocidos del siglo XIV hasta autores contemporáneos como Rafael Acevedo y Yara Liceaga.
Maguire dedujo que el escrito de Molina se convierte en una meditación ante las genealogías enredadas de la creación literaria y la herencia. Además, destacó la doble narrativa de Liboy que permite resaltar historias siniestras e igualmente escondidas que se atan al control estadounidense en Puerto Rico: es decir que Liboy usa la ciencia ficción como ruta de escape.
“Al consolidar el control de la isla al final de la Guerra Hispanoamericana”, explica Maguire, “el liderazgo estadounidense en Puerto Rico instituyó una serie de mecanismos políticos, sociales y complejos destinados al autocontrol y a subyugar los cuerpos puertorriqueños. Estas practicas incluyeron un esfuerzo en controlar y monitorear la tasa de nacimientos en la Isla mediante la educación en planificación familiar y varios métodos de anticoncepción”.
La fertilidad femenina como la planificación familiar fueron temas controversiales en debates políticos dentro del Puerto Rico de principios del siglo XX. La investigación de Maguire entonces debate que El informe cabrera regresa a estos temas para presentar el cambio irónico de la situación histórica.
El estudio también infiere que Liboy propone una forma de leer. Según la profesora, se vuelve evidente que la conexión que mantiene la literatura y la embriología es tanto entre método y proceso como es de cercanía.
Pablo Morales Cabrera, a quién Molina identifica como autor de ciencia ficción tal y como Acevedo y Liceaga, es un ejemplo de esto con su escrito, Cleptómano. En esta historia, Morales Cabrera le otorga una metáfora a su personaje principal cuando escribe que “pobre Indalecio no tenía madre, nació de una espora y creció como un hongo”.
Sin embargo, la investigación de Maguire propone que Molina adjunta el escrito de Morales Cabrera como ciencia ficción al leerlo literalmente. Es decir que, en los ojos de Molina, Indalecio sí creció de una espora y cae bajo los renglones de embriología que conoce.
“Si una mente colonial es responsable de moldear algunos de los tropos más comunes de la ciencia ficción, Liboy gira el género hacia sí mismo en El informe cabrera”, indicó Maguire.
“Las posibilidades descriptivas de la ciencia ficción se convierten en las mismas herramientas con las cuales lanzar esta critica del colonialismo”, expresó.
La investigación discutida concluyó que las características fenotípicas que formarán el futuro hijo de Molina son tan literarias como científicas. En fin, lo que Molina desea no es solo un hijo de carne y hueso, sino un nuevo tipo de texto para volver a reescribir la historia de la ciencia ficción puertorriqueña.