Imagina entrar a Google a buscar datos para un trabajo de la universidad y que este buscador esté bloqueado. Piensa por un momento en ver tu serie favorita en Netflix y que la imagen llegue distorsionada. Supón que te pones los audífonos para escuchar tu ‘playlist’ favorito en Spotify y te sale un mensaje restringiendo el acceso en el celular.
El panorama antes descrito podría convertirse en realidad si el próximo 14 de diciembre la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) vota a favor de eliminar la neutralidad de la red en Estados Unidos y sus territorios.
Este estatuto, conocido en inglés como “net neutrality”, es un principio que obliga a las proveedoras de servicios de Internet (también conocidas como ISP), a garantizar igualdad de acceso a los contenidos en la web independientemente del plan o la compañía en la que estés adscrito.
Por ejemplo, con esta regla, compañías como Liberty no pueden reducir la velocidad para favorecer el acceso a determinadas páginas en la web. La medida se estableció bajo la administración del expresidente Barack Obama en 2015 y buscó identificar a la Internet como un servicio de telecomunicaciones bajo el Título II del Communications Act de 1932.
Ahora la libertad cibernética que trajo el estatuto está en manos de tres republicanos y dos demócratas que conforman la FCC. De entrada, su anulación —con la que se favorecería a empresas como Claro, AT&T, T-Mobile, Liberty, Sprint y Comcast, entre otras— cuenta con el respaldo del presidente de la FCC, Ajit Pai.
Juan Carlos Pedreira, consultor de tecnología de la compañía Social Business Hub, advirtió que si se elimina la neutralidad de la red, “la FCC va a tener poca injerencia en las compañías de telecomunicaciones, y estas podrán darle prioridad y discriminar según el contenido que se está moviendo” en la Internet. Es decir, el acceso a Internet será una carrera de obstáculos que solo sobrepasarán aquellos con mayor capital para pagar Internet de alta velocidad.
Servidores versus contenido
Por años, las grandes compañías que brindan acceso a Internet a teléfonos y computadoras —las ISP— han luchado contra las regulaciones de banda ancha, expuso el artículo F.C.C. Plans Net Neutrality Repeal in a Victory for Telecoms, publicado en The New York Times el pasado 21 de noviembre.
No es de sorprender, entonces, que la eliminación de esta regulación vaya a favor de estas empresas y en contra de las compañías proveedoras de contenido (ICP, por sus siglas en inglés), como Google, Facebook, Youtube, Netflix y Amazon, entre otras.
Tampoco sorprende que las ICP se opongan a cualquier eliminación de la neutralidad en la web. Claro, son negocios que dependen de las visitas de los usuarios para allegar más capital a sus arcas. Limitar el acceso a sus portales o hacerlo más lento, supondría el detrimento a las arcas financieras de las ICP.
“Ha habido muchísima fuerza de oposición, porque tenemos Facebook, Google, todas esas compañías que están poniendo millones de dólares, en cabildeo, en Washington D.C.”, expresó Pedreira.
Incluso, Google ha creado la campaña por Internet, “Take Action”, para detener la eliminación de la neutralidad en la web.
“Ningún proveedor de acceso a Internet debe bloquear o degradar el tráfico de Internet, ni vender ‘carriles rápidos’ que den prioridad a determinados servicios de Internet sobre otros”, indica la página “We stand together” de Google.
¿De dónde salió el ‘net neutrality’?
La regulación de la Internet se estableció en 2015 y buscó que se instaurara como un servicio de telecomunicaciones bajo el Título II del Communications Act de 1932.
“Creo que la FCC debería crear un nuevo conjunto de reglas para proteger la neutralidad de la red y garantizar que ni la compañía de cable ni la compañía telefónica puedan actuar como guardianes, restringiendo lo que se puede hacer o ver en línea”, declaró Obama el 10 noviembre de 2014.
No obstante, la actual administración del presidente Donald Trump entiende que con la neutralidad de la red se desacelera la infraestructura e innovación en la tecnología, según el borrador de la propuesta de la FCC.
“Ellos [la FCC] entienden que al quitar el ‘net neutrality’, se va permitir a estas compañías de Internet levantar mayor ingresos, porque están cobrando por ciertos niveles de calidad o de nuevos servicios, y eso va ayudar a mejorar la infraestructura de las telecomunicaciones en los Estados Unidos”, explicó Pedreira.
De entrada, una idea de mejor infraestructura a costa de una Internet regulada no le quita el sueño a la actual presidenta de la Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones de Puerto Rico, Sandra Torres.
Según la funcionaria, “a mayor cantidad de infraestructura mayor despliegue de banda ancha”.
Sin embargo, la medida no es tan simple como parece si se recuerda que desde el 2011 el acceso a Internet fue elevado a categoría de derecho humano por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“La Internet como un medio para ejercer el derecho a la libertad de expresión sólo puede servir a estos propósitos si los estados asumen su compromiso por desarrollar políticas efectivas para lograr el acceso universal”, indicó la ONU en un reporte de CNN de 2011.
¿Cómo sería la Internet sin la neutralidad de la red?
Eliminar la neutralidad de la red le permite a las empresas de suministro de Internet —como Claro, AT&T, T-Mobile, Liberty, Sprint y Comcast, entre otras— controlar qué contenido puedes ver, reducir o acelerar la velocidad e incluso bloquear páginas web.
Varias de estas empresas, en particular las de Estados Unidos, también son dueñas de otras industrias que generan contenido en los medios. No tener una regulación como la que permite la neutralidad de la red, daría paso a que estas empresas favorezcan ciertas plataformas de compañías proveedoras de contenido (ICP, por sus siglas en inglés), como Google, Facebook, Youtube, Netflix y Amazon, entre otras.
“Tú tienes Comcast, pues ellos deciden que toda la data que tiene que ver con ese conglomerado sea gratis”, comentó Javier Rúa, asesor de la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números.
Por ejemplo, si el próximo 14 diciembre, si la FCC vota a favor de eliminar la neutralidad de la red en Estados Unidos y sus territorios, compañías como Comcast podrían reducir la velocidad a plataformas como Netflix, un proveedor de contenido que actualmente tiene el mayor tráfico de la Internet en Estados Unidos. Aunque Netflix podría negociar con las empresas proveedoras para un mayor privilegio de velocidad, esto supondría mayor inversión para la empresa de “streaming”. El resultado podría redundar en una suscripción o mensualidad más cara para los clientes de la plataforma.
Más costos para el consumidor
En efecto, además de suponer un escollo a la manera en la que se accede a la Internet, la eliminación de la neutralidad en la web afectaría más el bolsillo de los ciudadanos. La anulación de este estatuto, impulsado por Obama, podría llevar a las compañías proveedoras de Internet a establecer paquetes de consumo similares a los que venden las compañías de televisión por cable o satélite.
“En el esquema que se propone por la FCC, se le va dejar mucho al sector privado y quizás permita que las empresas terminen cobrando diferentes tipos de data de manera diferente”, expresó Rúa.

MEO es una de las compañías de servicios móviles que ofrece el contenido por planes como mensajería, social, video, música y correos electrónicos. (Screenshot/MEO)
Por ejemplo, en Portugal no existe una neutralidad de la red. Una de las compañías proveedoras de Internet para teléfonos móviles, MEO, clasifica los servicios de contenidos como: mensajería, almacenamiento, redes sociales, videos, música y email. Cada una es un paquete, que tiene un costo independiente.
Otros países con sistemas similares son España y Nueva Zelanda que cuenta con la compañía Vodafone.

En España y Nueva Zelanda, la compañía Vodafone ofrece pases por video, social, mapas y música. (Screenshot/Vodafone)
En el caso de Estados Unidos, el pasado 28 de noviembre Pai, el presidente de la FCC, afirmó que las compañías ya pueden realizar paquetes de venta. Aceptó, empero, que estas no lo hacen en la actualidad porque “los estadounidenses en general no quieren” este tipo de servicios.
Pequeñas empresas web serían afectadas
El problema económico que supondría la eliminación de la neutralidad en la web no solo afectaría a los consumidores, sino que impactaría a las empresas de Internet emergentes.
Para Rúa, empresas de contenido grandes como Google, Netflix y Facebook, tendrían mayor poder para negociar con las proveedoras de Internet, cosa que no tendían las empresas de contenido pequeñas.
“De esta forma, la posición de los proveedores de servicios de conectividad podría devenir en situaciones de abuso a través de posibles acuerdos entre los ISP y ciertos suministradores de contenidos a fin de favorecer a estos en su acceso por parte de usuarios finales, o simplemente como parte de decisiones directamente adoptadas por los ISP para priorizar aquellos servicios respecto de los cuales tienen un determinado interés económico”, indica Bernadette Califarno, docente de la Universidad de Buenos Aires, en su artículo Políticas de internet: la neutralidad de la red y los desafíos para su regulación.
“No hay duda que para un pequeño comerciante, puede resultar bien difícil competir contra empresas como Amazon”, añadió Rúa.
Barrera al acceso de información
El problema de suprimir la ‘neutralidad en la web’ se complica si se toma en consideración que cualquier reglamentación que se establezca podría limitar el acceso a la información.
“Así pues, como regla general bajo el state action doctrine, no cabe hablar de que una compañía privada, como lo serían Comcast, Liberty, Time Warner, Google, Facebook, etc., viole el derecho de libertad de expresión de los ciudadanos al actuar independientemente del gobierno”, explicó a Diálogo Jorge Roig, profesor asociado de Charleston School of Law.
“Sin embargo, si una de estas compañías actuara siguiendo las instrucciones del gobierno, o de forma concertada con el gobierno (por ejemplo, si una de estas compañías decidiera, en colaboración con el gobierno, limitar el acceso a expresión crítica de dicho gobierno), entonces podría configurarse el state action necesario para entablar una reclamación bajo la Primera Enmienda”, añadió.
Rúa indicó, no obstante, que “es casi imposible hacer que el contenido sea invisible”. Sin embargo, no dudó que sucedan varios casos legales si las ISP bloquean contenido que se opone a los lineamientos de acceso a la información.
“No puede haber una norma estatal cuyo efecto sea preferir contenido sobre otros y menos censura. Si de momento se establece un esquema regulatorio, cuyo efecto es que ese tipo de violación sea más fácil, quizás podemos establecer que las normativas de la FCC violan la primera enmienda”, sostuvo Rúa.
El ejemplo obvio, a juicio de Roig, sería que bloquearan cualquier mensaje que sea crítico de la compañía misma.
“También permitiría, como mencioné arriba, que estas compañías discriminen, desfavorezcan, limiten o bloqueen contenido informático y expresión que resulte crítica del gobierno o de las particulares ideologías políticas de los líderes de estas compañías. Todos estos tipos de actuaciones serían perjudiciales para los valores relativos a la libre expresión que tanto exaltamos”, finalizó Roig.
Un paso para atrás para la publicidad digital
Si todo lo anterior suena un ataque mortal, todavía queda la estocada (casi) final. Y es que la anulación de la ‘net neutrality’ también pondría en aprietos al mercado publicitario digital.
Actualmente, el mundo de la publicidad prioriza los videos como herramientas para enviar los mensajes de marcas y anunciantes. Si la FCC elimina la ‘net neutrality’, es posible que las proveedoras reduzcan la velocidad de estas plataformas si lo entienden necesario.
“Debido a la velocidad que va a tener, se va a limitar la creatividad porque entonces vas a depender más en programas de imágenes que de videos”, precisó el publicista Gilberto Arvelo, conocido también como Dr. Shooper.
Arvelo comentó que una pauta publicitaria en formato de video no tendría el mismo impacto en el espectador. “La publicidad en la Internet va tener que dar un paso hacia atrás. Irse más hacia imágenes y detener el avance que tenían con los vídeos”, afirmó.
Responden las proveedoras de Internet
Aunque algunos ponen a las proveedoras de Internet como los villanos de la película, lo cierto es que estas justifican la eliminación de la reglamentación como una oportunidad para mejorar la infraestructura.
“Mientras que esperamos leer los detalles de la orden, esta acción devolverá la banda ancha en los Estados Unidos a un régimen regulatorio que enfatice la inversión privada y la innovación por encima de la pesada intervención gubernamental, poniendo fin a la incertidumbre regulatoria creada por las reglas de 2015 y al impacto perjudicial que dicha incertidumbre tuvo en la inversión y la creación de empleos”, indicó la empresa AT&T en un comunicado emitido el 21 de noviembre y en su blog de política pública.
En el caso de Sprint, comunicaron el pasado 26 de abril que “siempre se ha apoyado una Internet abierta y se continuará haciendo”.
“La propuesta de reglamentación del presidente [de la FCC] Pai ofrece una oportunidad para que todas las partes interesadas compartan sus puntos de vista y trabajen con la FCC para eliminar incertidumbres y refinar las reglas que protegen y garantizan una Internet abierta”, reza una comunicación de Sprint en su portal web.
“Sprint cree que la competencia brinda la mejor protección a los consumidores. Garantizar que los consumidores tengan una opción real entre los proveedores de Internet competidores es la mejor manera para que la FCC logre sus objetivos abiertos en Internet. Sprint espera con interés trabajar con la FCC, los consumidores y los proveedores de contenido con ese fin “, concluye la misiva.
Por su parte, Liberty Puerto Rico sostuvo que “está comprometido a conservar un Internet abierto”.
La empresa, no obstante, observó que las reglas de la neutralidad de la red implementadas en el 2015 levantaban preocupaciones. “Estas reglas, sin embargo, sí levantaron preocupación sobre cuán lejos la FCC hubiese ido para ejecutarlas bajo un marco regulatorio más pesado sin razón válida alguna, además del costo añadido de su cumplimiento a la larga”, indicó John Conrad, vicepresidente de asuntos legales y recursos humanos de Liberty Puerto Rico en unas declaraciones escritas enviadas a Diálogo.
Además, afirmó estar de acuerdo con la decisión de la nueva administración de la FCC. “De la FCC aprobar la derogación de las medidas existentes y remplazarlas con las medidas más ligeras propuestas, como esperamos que ocurra el 14 de diciembre, esto traerá de vuelta un marco regulatorio que permitió al Internet crecer en lo que es actualmente. También deberá restaurar el ambiente de negocios para invertir en los servicios de telecomunicación e información, algo que la Orden de Titulo II puso en jaque”, planteó Conrad en la misiva.
No obstante, garantizó que el consumidor puede estar tranquilo y que la compañía no pondrá en peligro la disponibilidad de la Internet. “Esto no pondrá en peligro su acceso a Internet ni la existencia del Internet como la conocemos, como algunos grupos quieren que la gente crea”, subrayó.
“La industria de comunicaciones de banda ancha es una altamente competitiva y las agencias reguladoras continuarán promoviendo la competencia y el interés público. Liberty siempre ha sido un proveedor de servicios de tecnología que busca ofrecer más valor por el dinero de los consumidores, con productos adaptados para cada presupuesto e igual acceso al Internet para todos”, puntualizó.