A días de haber culminado la “gran huelga” sistémica del 2017, entiendo necesario reflexionar sobre algunas de las opiniones y reacciones negativas reseñadas desde diferentes posiciones y ópticas acerca de la situación que trastoca la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Durante los pasados meses se ha visto cómo algunos integrantes de diferentes sectores del sistema UPR criticaron la paralización de labores académicas y administrativas por parte de los estudiantes, que cuestionan los impactos positivos y/o logros devengados, mientras que otros, partícipes del proceso, celebran sus esfuerzos y se reorganizan para elevar o evolucionar sus estrategias de lucha. Resulta pertinente resaltar algunas de estas reacciones o posturas ya que las mismas se encuentran vagamente fundamentadas, principalmente porque se desprenden de una serie de observaciones desde las afueras de los portones, como si desde la comodidad de sus hogares se pudiera apreciar la cantidad de trabajo que se ha hecho, su producto y el valor de dicho esfuerzo.
Tanto estudiantes como profesores, padres y comunidad externa, han entrado en debates en algún momento sobre la situación de la UPR en los pasados meses. De cierta manera, son muchas las personas que han planteado querer apoyar y rescatar la universidad pública de un posible desmantelamiento, así como al país. Sin embargo, pocos han estado dispuestos a enrollarse las mangas y trabajar para ello. Debe quedar claro que desde un comienzo los estudiantes, mediante asambleas deliberativas, contando con una participación mínima oficial requerida, validaron su derecho a manifestarse y paralizar sus labores utilizando el mecanismo de la huelga. Partiendo de esta pieza de información, el argumento de algunos sobre el “secuestro de la universidad por parte de unos pocos” termina siendo limitado y más aún irresponsable por parte de aquellos que conocen el proceso formal en el cual estudiantes toman decisiones y deciden omitirlo, manipulando así la opinión pública.
¿Poca participación en el proceso?
Considerando la totalidad de estudiantes que tomaron la decisión de huelga sistémica, el hecho de que la cobertura mediática presentara grupos en resistencia y no una multitud como era esperado no debe ser sorprendente para la población puertorriqueña. Este tipo de mecanismo de lucha no es tradicionalmente respaldado por multitudes a gran escala en Puerto Rico. Esto, a pesar de dirigir nuestros esfuerzos hacia todos los sectores del país, utilizando diferentes estrategias de integración para atender la mayor cantidad de personas simultáneamente.
Además, se debe resaltar que es decisión de cada individuo participar presencial y/o activamente en esta lucha. Por tal razón, son varios los niveles y tipos de participación que se ejercieron durante este proceso que pueden pasar desapercibidos. Recintos como Río Piedras y Mayagüez en algún momento contaron con la presencia de cientos de estudiantes trabajando desde los portones, sus hogares o trincheras cercanas, mientras que otros basaron su participación mediante la aportación de recursos físicos, en línea u otras formas.
En otros recintos se vio una tendencia similar tanto de los estudiantes como de los docentes, exentos no docentes y comunidad. Han sido varias las críticas sobre dicho comportamiento “ausente” en los portones de los recintos, particularmente proveniente de personas que no tuvieron contacto directo continuo con los campamentos o formaron parte de la lucha, restándole mérito a los esfuerzos, capacidades, autonomía y peso a las decisiones que tomaron los estudiantes, así como a otros actores de interés. Cabe resaltar que de manera constante se le hizo un llamado a la comunidad tanto universitaria como puertorriqueña a colaborar en esta lucha, creando un movimiento nacional pro educación accesible, unificando un pueblo en la lucha por una justicia social.
Por otro lado, también se ha criticado la participación de “orientadores”, así como a “puñados de docentes” y otras personas de la comunidad en general que fueron partícipes del proceso huelgario, presumiendo que estos influenciaban y al final controlaban la toma de decisiones de los estudiantes. Sin embargo, desde la óptica presencial fue evidente que estos compañeros en lucha simplemente tuvieron la valentía y la madurez de trabajar mano a mano con grupos de estudiantes ya que entendían la importancia de esta lucha ante la amenaza del desmantelamiento que enfrenta la UPR. “Intermisión oportunista” se ha publicado en comunicados oficiales, cuando en realidad ha sido un acto de solidaridad y compromiso firme y consistente por parte de otros sectores, demostrando con acciones el ejemplo como educadores de excelencia.
Mirando desde afuera
No se dejen engañar por posiciones de poder ni palabras rebuscadas. Los ataques públicos en contra de los estudiantes que se echaron un país en sus hombros denota inmadurez e intransigencia, más aún cuando provienen de las mismas aulas de enseñanza que los camaradas en lucha intentan salvaguardar. Algunos estudiantes han disfrazado intereses individualistas dentro de movimientos “pro portones abiertos” y se han unido a algunos docentes sin compromiso para reclamar ciegamente terminar un semestre sin considerar la incertidumbre de la cantidad de secciones, programas y/o recintos que tendremos disponibles en un futuro cercano.
Otros plantean que existen una variedad de estrategias de lucha más efectivas que la huelga, sin embargo, no han podido presentar nada concreto o viable luego de más de dos meses de clamar con certeza dicha aseveración. Como en otras ocasiones, a esto se han enfrentado los estudiantes combatientes de la UPR en Humacao, los cuales han recibido críticas negativas de manera constante por parte de algunos grupos sobre su desempeño y acciones, luego de haber llevado a cabo en su recinto el único movimiento multisectorial formalmente constituido en esos momentos.
Es un acto de cobardía el intentar manchar la imagen de un movimiento que se ha destacado y caracterizado por su abierta y continua disposición a dialogar, organizar y elaborar ideas que puedan mejorar el funcionamiento de la única institución pública de educación superior en Puerto Rico. Señalamientos negativos sobre este grupo causan molestia e indignación para aquellos de nosotros que activamente formamos parte del proceso huelgario en la UPR-Humacao, ya que conocemos de primera mano el sacrificio de cada uno de esos compañeros. Quienes critican las acciones de los pasados meses como “imposición” o “secuestro” de parte de los estudiantes carecen de base o fundamento alguno para sustentar dicha opinión.
Se omite convenientemente la mención de la estructuración de la logística para atender a cientos de personas buscando completar procesos de admisión para estudiantes de nuevo ingreso, la otorgación diaria de acceso para las diversas construcciones que se han estado llevando a cabo en el recinto, el acceso para continuar investigaciones de diferentes disciplinas, entre otros. Incluso, se omite que dentro de cada una de estas actividades se abrieron espacios de diálogo para intercambiar posturas acerca de la huelga, informar sobre su estatus, agendas y pasos a seguir. De tal manera, se enfatizó el compromiso genuino de los estudiantes de Búhos en Lucha para con la universidad.
El movimiento sale con la frente en alto
La dinámica entre los actores a favor de este proceso huelgario y la comunidad visitante en Humacao se mantuvo cordial y respetuosa durante dos meses. De generarse algún debate, se debió principalmente a la estrategia con la cual se quería lograr un objetivo, no al objetivo realmente. Habiendo dicho esto, ¿por qué algunos se empeñan en difamar y desviar la atención o importancia de la lucha?
En algún momento se comentaba en las redes sobre de daños a la propiedad, vandalismo y demás en el nido de los Búhos. Sin embargo, luego de su apertura, no se encontró irregularidad alguna fuera de edificios afectados por fuertes lluvias o “sabandijas”, algo que puede ocurrir durante el semestre de igual manera. De hecho, el movimiento multisectorial Búhos en Lucha se comprometió con su recinto a tal nivel que docentes, exentos no docentes, estudiantes, padres y egresados cumplían con darle mantenimiento a parte de sus áreas verdes, mantenían una segregación y recogido de basura, entre otras actividades en busca de mantener la integridad física y estética de su nido.
Al igual que el resto de los movimientos estudiantiles alrededor de todo Puerto Rico, los cuales entraron en la paralización sistémica de la UPR, Búhos en Lucha ha sido y siempre será un movimiento inclusivo, solidario y empático, activo y combatiente dentro de las luchas sociales del país, contrario a lo que algunos han promovido. Sus trabajos preceden esta gran huelga y continuarán a pesar de la finalización de la misma. Su dedicación y esfuerzo los llevaron a realizar un sin número de actividades de capacitación, generaron estructuras que compartieron con otros recintos y fueron quienes en las pasadas semanas concretaron la reunión con el presidente de la Junta de Control Fiscal.
Según las proyecciones del gobierno, entrando en el mes agosto, la Universidad de Puerto Rico en Humacao sufrirá recortes de más del 25% de su presupuesto, afectando la funcionabilidad y estabilidad de este recinto. Sería una lástima pensar que aquellos que recientemente decidieron ceder a la presión del estado ya sea con su falta de apoyo, su inacción u obstaculización del mecanismo de lucha elegido no quieran realmente preservar nuestra institución con el ímpetu o las ansias que nuestra situación actual nos requiere.
Los Búhos en Lucha se levantaron y decidieron dar la batalla, al igual que varios movimientos de nuestro sistema UPR. Para aquellos que se sentaron a mirar desde afuera, los que se atreven a criticar y emitir juicio sobre nosotros, esos serán responsables de las consecuencias que los nefastos recortes traerán consigo. Entregaron nuestra universidad y con ella, generaciones de estudiantes que perderán el acceso que muchos pudimos tener. En sus hombros caerá el peso de la culpa compañeros.