Escritor y periodista, miembro de la Real Academia Española, ha publicado más de treinta libros traducidos a cuarenta idiomas, lector voraz, con una gracia única -un tanto cínica e irónica-, ha vivido decenas de guerras y conflictos bélicos, pero también la felicidad y la simplicidad de la vida.
Arturo Pérez-Reverte conversó, ayer, en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico sobre La literatura como aventura. La escritora puertorriqueña, Mayra Santos Febres, moderó el conversatorio y lo llevó no solo por el plano literario, sino que se adentraron en temas controversiales como la política, la historia, la educación, las guerras y la estupidez humana.
Pérez-Reverte, nacido en Murcia, España, y con estudios en ciencias políticas, comenzó su carrera periodística a los 22 años -no por vocación sino como vía de escape-. Con mochila en mano salió en busca de “vivir esa vida que había leído”, apuntó el literato quien destacó haber nacido en una casa con una gran biblioteca y una familia vinculada a las letras.
A esa edad, “la guerra es una aventura fascinante”, dijo el periodista. No sentía remordimientos porque no era su gente, no era su guerra. Aunque admitió haber llorado la muerte de amigos caídos, no por ellos en sí porque eran profesionales y sabían a lo que iban, sino por la ausencia de la amistad que perdía.
“Cuando yo era joven, pensaba que el mayor mal de la humanidad era la maldad […] Con la edad, con los años, con las lecturas, con la reflexión, con el tiempo, con los remordimientos personales, me he dado cuenta que lo peor es la estupidez”, afirmó el escritor, quien añadió que cuando el poder y la estupidez se alían es devastador. Si hubiese más lucidez ellos no estarían donde están.
En relación a esto declaró: “¿Quién ha hecho más daño a la humanidad en los últimos 20 años? Un estúpido, se llamaba presidente Bush”. El público aplaudió estas palabras.
Para Pérez-Reverte, de nada sirve la democracia que se practica cuando quien vota son analfabetos. Pues “toda democracia inculta no es una democracia, es una casa de putas”, sentenció con su gracia singular y otro gran aplauso por parte de los presentes llenó el teatro.
Y en cuestión de analfabetismo y educación, el autor de La aventuras del capitán Alatriste, señaló que los sistemas educativos actuales buscan machacar al brillante, aniquilarlos, pretenden igualar a los inteligentes con los mediocres. Con estos sistemas se eliminan las élites que salvarán esta generación, como lo fueron en su momento: Homero, Platón, Dante, Velázquez y Borges.
El ganador del Premio Goya en 1993, estudió durante el franquismo y la historia aprendida fue que España llegó a América a evangelizar a los indígenas. Tras vivir los infortunios de guerras como las de Chipre, Líbano, el Sahara, la de las Malvinas, Libia, Sudán, Angola, Croacia, Bosnia, entre otras tantas, se ha desmitificado en su ser toda esa falsa historia aprendida.
“Ser español es una desgracia como otra cualquiera”, destacó el literato, pues según él “España ha sido un país muy infortunado, por razones complejas, y siempre bajo curas fanáticos, reyes incapaces y ministros corruptos”.
Su personaje Alatriste, busca intentar comprender porqué España es como es, porqué lo hispano es como es y no hay otra razón: “somos los que somos porque fuimos lo que fuimos”, recalcó.
Los personajes de Pérez-Reverte crean códigos personales, de comportamientos, que heredan de las vivencias propias de su autor. “El mundo es un lugar cruel, que tiene reglas”, dijo el renombrado novelista.
La literatura es fundamental
En el mundo que vivimos hay un exceso de información gracias a la Internet. Entonces, si no existen lectores educados y críticos, la web se vuelve caótica. La educación y la cultura hacen que el lector ponga los filtros que la Internet no pone.
“Entonces, la lectura, la literatura, como arma didáctica, como mecanismo de comprensión del mundo, es fundamental […] Si la guerra fue mi Internet, mis lecturas previas fueron mi filtro”, manifestó.
“Leer es vivir. Leer es multiplicar tu vida por cientos de vidas. Leer es verte tú en mil situaciones diferentes. Es tener recursos…”, mencionó el también autor de novelas como: El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), La piel del tambor (1995), Cabo Trafalgar (2004), Perros e hijos de perra (2014) y Hombres buenos (2015).
Pérez-Reverte, quien se describe así mismo como un “lector que accidentalmente escribe novelas”, habló de su relación con América Latina desde su novela La Reina del Sur.
“Las mujeres son un ser superior”, y añadió que han desarrollado una inteligencia y una lucidez -por su sumisión y silencio a través de toda la historia del ser humano- que hasta “las tontas” la tienen y no lo saben.
Pero al igual que Teresa Mendoza (protagonista de La Reina del Sur), las mujeres -hasta la aparentemente más feliz- tienen rencores de soledad personal que no logran llenar con nada, sostuvo el fiel admirador de El Quijote.
En la sección de preguntas, el miembro de la Real Academia Española le sugirió a los escritores jóvenes a no tener apuros en publicar, “un escritor debe hacerse antes de difundirse” para esto se tiene que leer mucho, practicar bastante y dejar que la vida les haga tener un punto de vista propio. Aún con su experiencia, destacó que cada novela es una gran batalla que requiere, para él, dos años de preparación, lectura y planificación.
“Cuando se escribe, hay que saber muy bien de qué se está escribiendo”, apuntó el escritor quien antes de sus 20 años ya había leído más de 80 novelas que han influenciado en toda su carrera.
Por último destacó, que lee mucho a El Quijote como método de purificación, creatividad, lucidez y analgésico, mientras lo hace sentir “amargamente español”.