JERUSALEN, Israel (Reuters) – El papa Benedicto XVI utilizó su primer discurso en Israel para recordar a los seis millones de judíos asesinados por los nazis e intentó curar heridas recientes por la rehabilitación en la Iglesia católica de un obispo que ha negado el Holocausto. “Trágicamente, el pueblo judío ha experimentado las terribles circunstancias de ideologías que niegan la dignidad fundamental de cada ser humano”, expresó el Sumo Pontífice, tras lo cual desafió veladamente al gobierno derechista de Israel al pedir una patria palestina. “Tendré la oportunidad de honrar la memoria de los seis millones de víctimas judías de la Shoah”, dijo el papa de origen alemán, usando el término hebreo para identificar el Holocausto, “y para rezar porque la humanidad nunca presencie de nuevo un crimen de semejante magnitud”. En los 45 años desde que el Concilio Vaticano II repudió el concepto de la culpa colectiva de los judíos por la muerte de Cristo, las relaciones entre el catolicismo y el judaísmo se han visto marcadas por el Holocausto y la pregunta de lo que la Iglesia Católica hizo, o no logró hacer, al respecto. Ambas religiones atravesaron uno de sus peores períodos luego de que el Papa retiró en enero la excomunión de cuatro obispos tradicionalistas, incluido uno británico que negó que seis millones de judíos fallecieron durante la Segunda Guerra Mundial. El Vaticano dijo que no había tenido suficientes antecedentes sobre el pasado del obispo británico, y que la Iglesia de Roma y los líderes religiosos judíos ahora esperan que el tema pueda ser cerrado definitivamente con una visita que Benedicto XVI realizará más tarde en el día a Yad Vashem en Jerusalén.
Yad Vashem es el monumento conmemorativo de Israel a las víctimas del Holocausto. El papa Benedicto XVI, quien viajó a Israel desde Jordania, criticó duramente al antisemitismo, que según dijo “continúa asomando su fea cabeza” en muchas partes del mundo. “Esto es totalmente inaceptable”, dijo en el discurso ofrecido en el aeropuerto Ben-Gurion. “Se debe hacer todo esfuerzo por combatir el antisemitismo donde sea que esté, y para promover el respeto y la estima de los miembros de cada pueblo, tribu, lenguaje y nación a través del globo”, enfatizó el religioso. El Pontífice, nacido con el nombre de Joseph Ratzinger, en Bavaria en 1927, fue un miembro de las Juventudes Hitlerianas y posteriormente integró las filas del ejército alemán antes de desertar hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. En sus comentarios de bienvenida en la pista de aterrizaje, el presidente israelí, Shimon Peres, dijo: “Vemos en su visita a Tierra Santa como una importante misión espiritual de más alto orden, una misión de paz, para plantar las semillas de la tolerancia y arrancar la mala hierba del fanatismo”. Reiterando la política del Vaticano, el Papa llamó a una “resolución justa” del conflicto entre Israel y los palestinos “para que ambos pueblos puedan vivir en paz en una tierra propia, dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas”. Los comentarios del Papa sobre el tema tendrán eco en la región, particularmente cuando visite el miércoles un campo de refugiados palestinos en Belén, en la ocupada Cisjordania. En la localidad, considerada el lugar de nacimiento de Jesús, Benedicto XVI se reunirá con el presidente palestino, Mahmoud Abbas. En una breve ceremonia en Jerusalén, su alcalde israelí dió la bienvenida al Papa a la “capital de Israel”, un estatus que no tiene reconocimiento mundial. La policía israelí dijo que llevará a cabo su mayor operación de seguridad en casi una década, desde la visita del papa Juan Pablo II en el 2000. Unos 30.000 policías estarán de guardia. Donde sea que viaje, el Papa tendrá helicópteros policiales siguiendo sus pasos.