
En el 1999, la producción Blair Witch Project logró ser pionera en muchos sentidos. Fue de las primeras películas en emplear una campaña publicitaria utilizando la Internet. Esta campaña, vendía el filme como una serie de vídeos reales de jóvenes perdidos en un bosque, popularizando el subgénero de filmes Found Footage. También, fue innovadora en el uso de cámaras portátiles, dándole un aura de autenticidad a los vídeos. El filme que costó $60 mil logró recaudar $248 millones. Inevitablemente, llegaron las secuelas. El siguiente año, Blair Witch 2: Book of Shadows estrenó y sus críticas fueron tan malignas que prácticamente mató lo que podía ser una franquicia exitosa. Hasta ahora.
Blair Witch es una secuela directa a los eventos del primer filme. En ella, James Donahue -el hermano menor de la joven desaparecida en los eventos de Blair Witch Project- junto con un grupo de tres amigos y una pareja experta en el tema, deciden regresar a los bosques donde se perdió el rastro de su hermana. Allí, los vídeos de ella y su equipo fueron encontrados.
Aunque ya han pasado 17 años, Donahue tiene esperanza de encontrar a su hermana. El colectivo, decide acampar en el bosque Black Hills por varios días y hacer un documental sobre sus hallazgos. Lo que sucede no es sorpresa para los fanáticos de la original. Estos se pierden en el bosque y aunque buscan escapar, el bosque -o algo en él- no se los permite.
El libreto del filme nos arrebata el disfrute de las interpretaciones actorales. La mayoría de las veces, la vista del espectador está en los bosques oscuros mientras los actores gritan o corren. Solo James Allen McCune, quien interpreta a Donahue y Brandon Scott, quien representa a Peter -un amigo de Donahue- se destacan del elenco. El libreto respeta el ritmo del filme original y el filme contiene varios momentos de suspenso.
Esta secuela, de cierta manera, es un ‘remake’ con pocos cambios. La narrativa de Blair Witch es prácticamente igual a la original. Difiere en el uso de tecnología. La cinematografía imita el tembloroso estilo de las cámaras personales, que puede molestar a muchos y darle nauseas a otros. Al menos aquí, las cámaras que utilizan los cineastas superan las del 1999. El uso de tecnología, que incluye cámaras digitales, “drones” [vehículo aéreo no tripulado], celulares y dispositivos GPS, ayuda a que visualmente Blair Witch sobrepase la original.
El horror de Project recaía en lo que nos ocultaba el filme. Aquí, nos muestran la o las figuras responsables, para bien o para mal. También, añaden toques sobrenaturales al bosque y rompe con el realismo que muchos admiramos de la original.
En la primera entrega, los jóvenes se perdían en el bosque, pero nunca vieron a la bruja titular; solo oían ruidos a la distancia, y encontraban objetos fuera de su caseta de acampar. Fue una película muy divisiva. Un grupo la considera uno de los filmes más aburridos de todos los tiempos y critican el ritmo de la película y la decisión de no mostrar al culpable de la muerte de los jóvenes. El otro, la consideran una sutil muestra de horror que juega con la ansiedad del público y admiran su originalidad en la narrativa e innovadora producción.
Para los que no se consideraban fanáticos de la original, esta no se distingue entre las muchas otras películas inspiradas en Blair Witch Project. Para los fanáticos de la de 1999, esta es demasiado explícita y sobrenatural. Blair Witch trata de complacer a ambos grupos, pero enajena a todo el mundo.