La Paz, Bolivia, sirvió de escenario para el más reciente Encuentro de Muralistas Latinoamericanos, un ciclo de formación, talleres y conferencias sobre la temática desde la perspectiva latinoamericana, que comenzó el domingo 19 y terminó el 26 de agosto.
El encuentro se realizó en el marco de la celebración de “Agosto, Mes de las Artes Urbanas” de dicho país y contó con la alianza de la Casa Museo Walter Solón Romero, la Fundación Solón, Oficialía Mayor de Culturas del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y la Red Apacheta.
El director de Promoción Cultural de Bolivia, Andrés Zaratti explicó que el encuentro contó con la participación de grupos y artistas como BRP, Alapinta, Olfer Leonardo, Muro Sur, Vida in Gravita, Maecelo Carpita, Freddy Fernández, Fernando Calzoni, Los Oberoles, Lucas Quinto, Sergio Acampo, Arterias Urbanas, Leonel Jurado, Javier Carpio, Mauricio Bayro, Harcore Crew, Gonz Jove, Red Apacheta y otros que plasmaron su arte y creatividad. Desde el 7 de agosto se realizó el encuentro de escultores PachArte, donde 41 artistas y ayudantes realizaron 11 obras en chatarra, piedra y modelo en cerámica y cemento, referidas a la Madre Tierra. Las esculturas serán parte del patrimonio del Municipio de La Paz.
“Cada Encuentro conllevó el desarrollo de procesos de actualización, capacitación y formación, espacios de intercambio de experiencias y visiones, así como presentaciones artísticas culturales, principalmente callejeras, en distintos espacios del Municipio”, explicó Zaratti.
Se realizaron diversas actividades y exposiciones de arte digital, hip hop, graffiti, esténcil, y la última semana estuvo dedicada al muralismo.
Participaron 57 artistas, 32 de Argentina, Chile, Paraguay y Perú, entre ellos maestros destacados como el argentino Fernando Calzone, y 25 artistas bolivianos.
“Una de las motivaciones para realizar este encuentro fue la enorme tradición muralista de Bolivia en la que resalta la obra de Walter Solón Romero, Gil Imaná, Lorgio Vaca, Luis Zilveti, Perez Alcalá y Miguel Alandia Pantoja; sus obras fueron el fruto de la movilización social”, explicó Elizabeth Peredo de la Fundación Solón.
Se trató de una movida cultural sobre el arte urbano. Todos invitados internacionales y los participantes nacionales estuvieron plenamente comprometidos con la lucha popular por un mundo mejor, e inmersos en el debate mundial en torno a los cambios de paradigmas y a la reflexión sobre la necesidad de proteger a la Madre Tierra, la casa común de la humanidad. De hecho, el lema del Encuentro fue “Mitos de la Madre Tierra”.
Según el artista Gustavo Limachi, se visualizó la protección del planeta a través de un intercambio de conocimientos y culturas que se expresaron en murales. Los maestros internacionales trabajaron con artistas bolivianos y dejaron un testimonio a la ciudad de La Paz con en el pintado de murales en toda la avenida Camacho y en el pasaje Marina Núñez del Prado.
Después de seis días de arduo trabajo, artistas nacionales y extranjeros concluyeron sus obras en el Mercado Camacho y en los pasajes Marina Nuñez del Prado y Eliodoro Camacho. Estos espacios se convirtieron en verdaderas galerías de arte después de que se plasmarán 16 murales en honor a la Pachamama.
El muralista argentino Pablo Ramírez dijo que “estas son obras del pueblo para el pueblo, es para que la gente no sólo se encuentre con paredes de cemento, sino, que pueda encontrarse con un mensaje que expresa lo que es su tierra y la tierra de sus hermanos. Queremos dejarles este regalo para comunicarse con su ciudad y su arquitectura” .
Todos los creadores fueron reconocidos por la Alcaldía de La Paz. “Todos estamos conmovidos porque nuestros artistas latinoamericanos le han entregado un hermoso regalo a la ciudad que va a perdurar en el tiempo y que fue realizado con mucho profesionalismo, con mucha calidad artística y con mucho corazón”, destacó el Alcalde Luis Revilla.
Entre otras actividades, la directora de la Fundación Solón Elizabeth Peredo y Carlos Cordero ofrecieron una conferencia sobre el Mural de la Revolución pintado en La Paz por Walter Solón Romero y Miguel Alandia Pantoja. La conferencia se desarrolló en el Monumento
“Museo de la Revolución Nacional de 1952”, ubicado en la Plaza Villarroel. Los murales de ambos artistas reflejan la riqueza cultural, de pensamiento y de diversidad de clases; ambos reconocieron a los movimientos sociales y visibilizaban a los indígenas.
También se celebró un coloquio con artistas nacionales y extranjeros en la Escuela de Bellas Artes, y una sesión especial en la Casa Museo Walter Solón Romero, con la presencia de los dos grandes muralistas bolivianos vivos, Gil Imaná y Lorgio Vaca.
“Nos han mostrado su personalidad y sus motivaciones, lo que es un artista en todo el sentido de la palabra: El arte no solo es técnica sino compromiso y sobre todo amor. Gracias por sus mensajes en esta noche entrañable, todo lo que hemos recibido hoy día va a alimentar nuestro trabajo, nuestros días”, dijo Peredo.
En la oportunidad, el representante del Viceministerio de Interculturalidad del Ministerio de Culturas, Carlos Rua, informó que se lleva adelante un proceso de registro y documentación de piezas de producción nacional en el siglo XX con el objetivo de elaborar posteriormente un régimen de protección del arte muralístico.
Hasta el momento se han identificado alrededor de 90 murales pintados entre 1040 y 1990, localizados en seis regiones principales: La Paz, Sucre, Santa Cruz, Tarija, Cochabamba y Oruro. El nido del muralismo boliviano es la ciudad de Sucre, donde se forjó el grupo Anteo con la guía del artista de origen lituano Juan Rimsa, maestro de Solón, Vaca, Imaná y otros artistas destacados. En La Paz destaca Miguel Alandia Pantoja, autor de 15 obras en total, de las cuales cuatro fueron destruidas.
El muralismo boliviano es parte de la corriente nacionalista latinoamericana, caracterizada por su compromiso político y por temáticas centrales como la lucha social, epopeyas del sindicalismo, la naturaleza, el ser humano, los servicios básicos. El muralismo de la época de la revolución nacionalista de 1952 no sólo estuvo vinculado a los momentos claves de la historia nacional, sino que llegó a constituir una síntesis simbólica de la cultura y el instrumento eficaz para transmitir las aspiraciones populares.
Fuente Bolprees