La crisis diplomática que confronta al binomio Bolivia-Venezuela con Estados Unidos constituye un punto de inflexión en lo que ha sido el declive paulatino pero certero de la hegemonía estadounidense en América del Sur. Con la excepción de Colombia, Estados Unidos se ha que dado sin aliados en una región otrora alineada, incluso si dichas alianzas respondían más a la fuerza del “garrote” o políticas punitivas que a una auténtica convicción. La decadencia de dicha hegemonía está ligada a factores como el fracaso de las políticas económicas neoliberales; el http://www.drupal.protonian.com/node/193/editconsecuente surgimiento de gobiernos de izquierda, centro-izquierda y social-demócratas; el colapso de la Unión Soviética que impide justificar intervenciones en nombre del anticomunismo, y el debilitamiento de la influencia y la pérdida de prestigio de Estados Unidos a nivel global, resultantes del fracaso estrepitoso de las políticas unilaterales de la administración de George W. Bush. Lo que surgió como una crisis interna de Bolivia se ha tornado en oportunidad para continuar con el objetivo, esbozado particularmente por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de eliminar esa hegemonía, entendiéndose ésta como el reconocer la precedencia internacional de Estados Unidos y su paradigma politico-económico.
El asunto aparentemente político de la demanda autonomista de las prósperas provincias (no indígenas) del este boliviano con relación al gobierno central de Evo Morales, un presidente (indígena) de la región pobre del altiplano, realmente enmascara una realidad sociocultural con raíces en la conquista: en los estados latinoamericanos no ha habido una verdadera integración entre los conquistados (indígenas) y los descendientes o pretenciosos descendientes de los conquistadores. Más que una nación, Bolivia constituye realmente dos sociedades que conviven en tensión. Morales ha aprovechado la crisis para acusar a Estados Unidos de instigar la iniciativa de las provincias del Este de celebrar referendums apoyando la autonomía, eventos en los cuales esta opción ha resultado vencedora. De esta forma utiliza la estrategia ejecutada históricamente por la propia gran potencia de acudir a las teorías de consipiración y acusar por asociación. Mas, lo que realmente está en juego es el control de vastos recursos de petróleo y gas natural, la redistribución de tierras a los indígenas y redistribución de riqueza a las provincias más pobres. En la lucha de poder gobierno-oposición se revelan dos proyectos nacionales e incluso internacionales que se van tornando incompatibles. El gobierno se acerca más a una propuesta de matiz socialista de alianza con los actores internacionales anti-estadounidenses. La oposición, por su parte, apoya un proyecto más cercano a las tesis neoliberales de Estados Unidos. Dentro de dicha confrontación, resultan particularmente polémicas las propuestas del presidente Morales, quien resultara vencedor del referendum revocatorio del 10 de agosto en el que sometió su mandato a aprobación popular, de celebrar un referendun en diciembre de 2008 para aprobar reformas inspiradas en el modelo de Chávez, las cuales incrementarían el poder del gobierno central y le permitirían postularse a la reeleción. Contrario a Venezuela y Ecuador, donde la oposición se encuentra desprestigiada y desarticulada, en Bolivia hay una oposición política y económica poderosa. Ante el poder de resistencia que detenta la oposición, Morales ha tenido que acceder a negociar con ésta un acuerdo global para alcanzar una solución a una crisis que ya ha causado más de 30 muertos en confrontaciones gobierno-oposición.
La crisis de Bolivia se ha trasladado también al ámbito internacional manifestándose en la confrontación diplomática entre Bolivia y Estados Unidos, en la que el primero ha amenazado al segundo con el rompimiento de relaciones diplomáticas tras la expulsión del embajador estadounidense ante Bolivia. De concretarse esto Venezuela, Bolivia y Cuba, sumarían tres estados latinoamericanos distanciados de la nación norteamericana, a los cuales podrían sumarse Ecuador y Nicaragua. Por su parte, en esta coyuntura histórica en sus relaciones con América del Sur, a Estados Unidos ha tenido que cortejar a un Brasil centro izquierdista. Dicha política hubiese resultado impensable durante la Guerra Fría, cuando un presidente como Lula da Silva hubiese sido ¨inaceptable¨. Sin embargo, la decadencia de la hegemonía yel surgimiento de Venezuela como desafío serio, limitan las opciones de Estados Unidos y le motivan a adoptar políticas que le impidan ser totalmente marginado de la región. Incluso, para Estados Unidos, sería racional buscar un acomodo con Cuba y con los gobiernos de la región, independientemente de su matiz ideológico, con el único propósito de aislar a Venezuela. Ello requeriría una transformación en la visión y enfoque de la política estadounidense, así como una aproximación más multilateral y diplomática en una región a la que Estados Unidos se malacostumbró a considerar un traspatio garantizado y la cual, en palabras del gobierno argentino, en la actualidad, sólo aceptará una relación “madura” con Estados Unidos, fundamentada en relaciones definidas en términos de igualdad y en las que no se reconoce la política hegemónica. _____