
Para muchos, las academias resultan ser algo distante, extraño. Quizá éstas sean vistas como a un grupúsculo lejano, siempre solos, siempre enajenados o encerrados en sus inmensas aulas. Puede que la realidad no sea tan diferente, pero esto con el tiempo y, como todo, ha cambiado. La realidad siempre es la misma, distintos son los modos de percibirla o acercarnos a ella. Con los años, el vertiginoso modo de vida que distingue al humano de nuestro siglo y, por qué no, el de anteriores, ha modificado entre otras cosas el acercamiento que tenemos para con la literatura. Los mensajes de texto, el Facebook, Twitter desde hace tiempo se han instalado como modos alternos de comunicarnos y en ellos se cuelan mensajes de un alto valor estético que hacen que, como mínimo, se agranden nuestros ojos. Tomando esto en cuenta, La Academia Brasileña de la Lengua ha lanzado un concurso literario en conjunto con la red social Twitter. El mismo apuesta a la brevedad como ancla y reflejo de nuestros tiempos. El concurso es de microcuentos, éstos no deben exceder los 140 caracteres. Lo que resulta ser un reto no poco sencillo. La controversia no se ha hecho esperar. Existen los detractores, quienes arguyen que un buen cuento precisa de conflictos, personajes y resoluciones. ¿Acaso un microcuento no posee esto? La brevedad es milenaria y los asiáticos nos llevan ventaja. El haikú, el koan zen, los relatos sufíes así lo evidencian, por mencionar algunos ejemplos. Estas personas ignoran que los postulados del cuento moderno, los niveles de intensidad y concisión que se le exigen a un cuento se manifiestan en su punto álgido, precisamente, en el microcuento. En el concurso se premiarán a los primeros tres cuentos escogidos, sin embargo, los premios son casi un símbolo: algunos diccionarios especiales de la lengua. Pero, lo que realmente sorprende gratamente es el que una institución tan respetada asuma los tiempos y las herramientas que se ofrecen para estimular la literatura y su creación. Latuf Isaias, catedrático de estética y semiótica en la Universidad de Río de Janeiro, declaró al diario español El País que aplaude el coraje de la Academia por captar el signo de nuestra época. “Estoy dando un curso de epistemología del arte en este momento sobre los blog’s, una página en blanco, metafóricamente puede albergar un cuento” sentenció el semiótico. Por su parte, la profesora de Literatura de Rio, Maria Clara Maia, considera que sería más fácil colocar un poema en Twitter, que un cuento. Y recuerda que José Saramago ha llegado a calificar el Twitter de “gruñido”. El señor Saramago quizá sepa, pero se le olvide que en un gruñido caben muchas cosas, incluso un cuento. Si no, que relea el microcuento Garage Sale del estadounidense Ernest Hemingway, que en tan sólo cuatro palabras “Baby’s shoes, never warn” resume y ejemplifica lo que el norteamericano defendía. Y es que la literatura es un témpano de hielo, al cual sólo tenemos acceso a la punta, siendo el resto el misterio que, en efecto, hace que tenga sentido lo que se crea, la obra de arte. A favor o en contra, este hecho marca un avance y acerca la Academia a la gente, acepta las diferencias, pero por sobre todas las cosas capta el pulso de la época que nos ha tocado. El plazo para el envío de los cuentos, que tienen temática libre, es hasta el 30 de abril. El resultado del concurso será comunicado el 1 de julio, fecha en la que será ubicados los tres cuentos vencedores en el portal de la Academia. Los trabajos deben ser enviados al correo electrónico: academia@academia.org.br. Como es de esperar, en portugués.