Los estudiantes gritaban consignas en contra de los policías que buscaba dispersarlos mediante el uso de gas lacrimógeno y pepper spray. Los uniformados repartían además golpes a diestra y siniestra, mientras los jóvenes huían de la brutalidad desplegada de los representantes de la ley. A aquellos valientes que grababan los sucesos en video, se les era amenazados y se les exigía que se marcharan. No, no estoy hablando de la Avenida Universidad, estoy hablando de los hechos ocurridos en la Universidad de Pittsburgh el jueves 24 y viernes 25 de septiembre, durante la cumbre del G20.
Durante los dos días que duró esta reunión de países, varios jóvenes manifestaron en los alrededores de la universidad donde se llevaba a cabo la cumbre y en ambas ocasiones, la policía se encargó de hacer uso de la fuerza para dispersar a los que ahí se habían concurrido. Se usó gas lacrimógeno, pepper spray, balas de goma, macanas y un nuevo dispositivo llamado “cañón sónico” llamado “screamer”, que produce fastidiosas frecuencias a alto volumen. Esta arma puede provocar convulsiones, nauseas y terribles dolores de cabeza aun a centenares de metros de distancia. “Estábamos parados en la esquina y ni siquiera nos dijeron que nos dispersáramos, sólo comenzaron a dispararnos”, dijo a Reuters Curtis Stine, un estudiante de ciencias de la computación de 21 años.
Muchos de los estudiantes dijeron que sólo salieron para ver la protesta o para divertirse en la noche del viernes, varios ni siquiera conocían el motivo de la manifestación. El primer día, los participantes de la protesta se habían concentrado en contra del capitalismo y el G20. El segundo día, a éstos se les habían sumado aquellos que quisieron expresar su rechazo a la brutalidad policíaca de la noche anterior. Esta ha sido la mayor concentración de manifestantes en esta ciudad desde la guerra de Vietnam. Sólo hubo un arresto en la tarde del viernes y el ánimo era alegre, en contraste con las protestas del jueves, cuando tres enfrentamientos con la policía dejaron decenas de arrestados. La policía declaró un total de 81 arrestos en lo que va de la semana. Denise Edwards, de 58 años, una empleada local, dijo “El G20 toma decisiones que afectan nuestras vidas. Las decisiones que están tomando no son para los trabajadores”. “Necesitamos poder mostrar que no tenemos miedo de participar en democracia”, dijo. “La democracia morirá si no la protegemos. Necesitamos realizar la toma de decisiones globales de modo democrático”, afirmó el viernes Rachel Kutz-Flamenbaum, de 33 años, con su hija de 18 meses anudada a su espalda.